Xiomara Castro de Zelaya y Mercedes Hernández, una hondureña y una guatemalteca que han centrado sus vidas en la lucha por los derechos humanos y la igualdad de condiciones de las mujeres en Latinoamérica, se erigieron ayer en portavoces "de los que no tienen voz" en sus países.

La esposa del ex presidente de Honduras Manuel Zelaya y la presidenta de la Asociación de Mujeres de Guatemala y activista contra el feminicidio concluyeron en Cádiz una gira que han realizado por toda España con una charla-coloquio en la sede local del PSOE, que fue moderada por la candidata socialista a la Alcaldía de Cádiz, Marta Meléndez. Ambas contaron experiencias de la constante vulneración de derechos humanos en sus países durante la dictadura, algunas de ellas vividas en primera persona.

Xiomara Castro relató cómo el 28 de junio de 2009 "entraron a punta de arma" en su vivienda, donde se hicieron "más de 60 disparos" y sacaron a su familia por la fuerza. "Ahí empiezan las violaciones de los derechos humanos en nuestra nación", expresó la ex primera dama de Honduras, haciendo referencia a este hecho y a la falsificación de la carta de renuncia de su marido. También habló de los meses de represión y tortura que vivieron al intentar volver a su país, algo que "todavía no hemos superado".

Tras el golpe de Estado, en Honduras se dictó el estado de sitio y se decretó la suspensión de garantías constitucionales. "Con esto, el ejército podía entrar en las casas, matar, secuestrar, y el pueblo no podía defenderse. En esa situación se llevó a cabo el proceso electoral", expresó, y continúo diciendo que en el gobierno actual, encabezado por Porfirio Lobo, la cúpula militar que tomó el poder por la fuerza tiene puestos importantes. "Con esto queda claro que estamos retornando a que los militares en el poder, con la fuerza de las armas, dobleguen a un pueblo que está luchando por la libertad".

Después del golpe de Estado, se formó el Frente Nacional de Resistencia Popular, liderado por mujeres, que "lleva 16 meses en las calles reclamando el restablecimiento del orden constitucional".

Ante los asistentes, Xiomara Castro manifestó la necesidad de que se escuche "la voz de un pueblo que reclama a su presidente y una solución de paz, tranquilidad y justicia" y pidió respaldo "para que algún día los hondureños podamos vivir en paz y tranquilidad".

Por su parte, Mercedes Hernández denunció que "cuando hay una ruptura del orden constitucional, las más perjudicadas siempre son las mujeres. Y esto no es ajeno a los golpes de Estado, donde la violencia sexual es un arma altamente efectiva". Contó cuando en 1982 Efraín Ríos ocupó la presidencia de Guatemala, ella, con sólo cuatro años, vivió una "noche sangrienta" con su familia. Algunos de sus miembros fueron quemados vivos y las mujeres sufrieron violencia sexual. Ella logró sobrevivir gracias a su padre. "Más de 200.000 personas murieron en Guatemala, fue el genocidio más grande en Latinoamérica, pero no el más conocido. Y menos se ha hablado de la violencia sexual como estrategia de guerra, como algo planificado para coartar la participación femenina".

Señaló que la matanza de mujeres en Guatemala se está convirtiendo en una pandemia, algo que no se conoce fuera del país, y que "sólo el 2% de los casos son investigados y pocos llegan a una sentencia favorable".

Invitó a los asistentes a participar en una corriente de opinión sobre este tema y declaró su apuesta por la lucha contra la impunidad, "que significa reforzar la verdad, la reparación del daño y la justicia". Afirmó que seguirá con su lucha para que "donde la justicia penal no llegue, por lo menos llegue la justicia moral". Y para ello, pidió ayuda internacional.