Joé María Castillo. Teólogo

"El Papa no tiene poder para imponer sus ideas personales"

  • El teólogo granadino, que presentó en Cádiz su libro 'La humanidad de Dios', cree que la Iglesia ha reaccionado tarde al escándalo surgido de los casos de pederastia

El teólogo José María Castillo (Puebla de Don Fadrique, Granada, 1928) tiene un blog, Teología sin censura. ¡Atrévete a pensar!, un título que llama por sí solo a la libertad y refleja con fidelidad el pensamiento, libre, de un hombre de mente abierta y curtido en muchas batallas en el seno de la Iglesia. Hace tres años dejó de pertenecer a los Jesuitas. Ayer estuvo en Cádiz para presentar su libro La humanización de Dios.

-¿Qué ofrece su nuevo libro?

-La figura de Jesús revolucionó el concepto de Dios, y por tanto la experiencia de la religión. Es un personaje enteramente revolucionario: en cuestiones sociales, políticas, económicas, pero, antes, en el tema de la religión y de Dios. Jesús cambió el concepto de Dios. El cristianismo presenta una manera de entender a Dios, que se ha humanizado en este hombre que fue Jesús.

-¿Pero se dice en el libro que esta revolución está domesticada?

-Claro que está domesticada, muy domesticada. Jesús fue un hombre conflictivo, que entró en conflicto con la religión de entonces, con el templo, con los sacerdotes, con los observantes fariseos, con las tradiciones... Y por eso lo quitaron de en medio, les estorbaba. Pero la religión católica, desde el siglo IV, se ha integrado en el sistema, hasta el día de hoy. Y con privilegios.

-¿Su libro sufrirá el mismo calvario que la cristología de Pagola?

-No lo creo: el libro de Pagola es mucho más popular, sencillo, asequible. Aunque Pagola y yo pensamos igual. Hay otra diferencia: este libro lo ha editado Trotta, editorial laica, y el de Pagola lo editó PPC, y ahí los obispos tienen poder. Con Trotta no tienen poder ninguno.

-Hace cinco años de la elección del Papa: ¿se equivocó la paloma?

-No creo que la paloma intervenga en eso. La paloma tiene asuntos más importantes a los que dedicarse. Pero si pregunta si la elección fue la que tenía que ser, yo creo que no. Primero por la edad. Es impensable que una institución que tiene más de mil millones de fieles, con la gestión del poder concentrada en un solo hombre, elija para ese cargo a una persona de casi 80 años, con una salud delicada. Y hay otro capítulo importante, que no es que sea conservador o progresista, sino que Ratzinger, antes de ser cardenal, prefecto y ahora Papa, es un hombre que como teólogo tiene unas ideas, y tiene el peligro de imponer como doctrina de la Iglesia lo que son ideas suyas, y eso no lo debe hacer ni siquiera el Papa. El Papa no tiene poder para imponer, ni el cielo ni la tierra le ha concedido poder para imponer sus ideas personales, y sin embargo este hombre está imponiendo ideas suyas o pretende imponerlas. Se está ganando el descrédito, aunque tiene grupos que le son muy adictos.

-¿Parará esa involución?

-Quizás por el propio fracaso que está viviendo este pontificado. Los últimos escándalos van a precipitar que se den cuenta de que tienen que cambiar. Hay que descentralizar el poder, darle más participación a los obispos, y cambiar: ¿Por qué no van a permitir la ordenación de mujeres? ¿Por qué no permiten que los curas se puedan casar o que se ordenen a casados? Estas cosas no pertenecen a la fe. Jesús no exigió estas cosas, San Pedro estaba casado. Aunque no creo que el celibato sea la causa del escándalo de la pederastia

-Advierte Jesús que quien escandaliza a los pequeños más le vale colgarse una rueda de molino al cuello y arrojarse al mar: ¿ha reaccionado tarde la Iglesia?

-Sí, muy tarde. La Iglesia se preocupa sobre todo de salvaguardar su imagen pública; si tiene buena imagen, tiene autoridad y poder; y si pierde la imagen, pierde poder. Quiere salvaguardar la imagen de una institución intachable, ejemplar, sobre todo en temas de sexo.

-Usted es profesor en la Universidad de San Salvador, ¿está derrotada la teología de la liberación?

-No, está perseguida. Han ido cambiando a todos los obispos simpatizantes. Pero la teología de la liberación tiene un aliado con el que no pueden, que es el pueblo, los sin tierra, los sin voz, los excluidos. Y cada día tienen más fuerza.

-¿Duerme usted más tranquilo desde que el Papa ha ampliado el tercer secreto de Fátima?

-Le soy sincero: me ha dado mucha pena cuando lo he oído. Me parece una cosa tan simplona, tan fuera de lugar. Todo fue un montaje... Siempre que la derecha se ve amenazada, hay una aparición de la Virgen. No hablo de la gente que va a Lourdes o a Fátima a rezar; si las criaturas pueden expresar así su fe, eso sí me da mucho respeto. Pero que se utilice ese tipo de cosas...

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