La poesía entra por debajo de la puerta de Blanca Flores, que ayer presentó su poemario en la sede de la Asociación de la Prensa. Acto poético y símbolos políticos. Poesía íntima en medio de la multitud.

Los versos no entienden de expedientes, pero allí estaban sus compañeros de fatigas en el PSOE. Desde los hermanos Beresaluce a Mauro Martínez. Los miembros de la lista que se presentó a competir a la de Federico Pérez Peralta estaban allí para seguir las evoluciones de su líder.

Sobre esta presentación ha habido mucha expectación. Se ha hablado mucho de ella en los mentideros políticos en los últimos días. Se llegó a decir que podrían venir hasta altísimos cargos de la Junta de Andalucía y que ahora dominan el cotarro socialista a nivel regional. Al final, nada de nada, porque entre otras cosas los símbolos pueden ser casi puñales.

Los críticos han recibido algunos guiños del nuevo aparato oficial. Del que existe en Cádiz ayer casi no hubo noticias, a pesar de que algunos de ellos estaban invitados.

Estuvo el que llegó a ser elcalde de la ciudad durante 16 años, Carlos Díaz; el que pudo serlo y no fue respaldado por las urnas, Rafael Román; y uno de los que podría estar en vías de intentarlo, Emilio Aragón. Presencias significativas que anteponen las personas a los aparatos.

Concejales de ahora, como Juan Ortuño, y de los de antes, como José Pettenghi. Socialistas de toda la vida, como Selva Otero, senadoras como María Jesús Castro y delegadas provinciales de la Junta, léase Manuela Guntiñas o Angelines Ortiz, o algunos que lo fueron, como Gregorio López.

Varias generaciones de socialistas para seguir a una Blanca Flores que estaba exultante por poder presentar algo que se le puso entre ceja y ceja. La poesía como forma de entender la vida y empeño para intentar cambiar la política, o mejor dicho, la forma de hacer política.

Y un Retrato para certificar su guiño a ese intento de cambiar las cosas hace más de año y medio en el PSOE en forma de poema.