Jóvenes adultos con algún tipo de desventaja social o económica. En ellos se centra el proyecto europeo Gruntdvig-Eguidya. Un proyecto que nació en el año 2008 y en el que participan Alemania, Dinamarca, Finlandia, Holanda, Hungría, Polonia, Suecia, la República Checa y España, representada por la ciudad de Cádiz. Justamente, los profesores de esos países que apadrinan esta iniciativa se encuentran desde el pasado miércoles en la capital gaditana, donde están desarrollando un amplio programa de reuniones y actividades. Esos encuentros se están celebrando en su mayoría en el Instituto Bahía de Cádiz, donde imparte clases una de las coordinadoras del proyecto, la catedrática Rosa Isabel Campoy Bonachera.

Esta docente explica que entre los objetivos de este programa están "aumentar la motivación de esos estudiantes desfavorecidos, orientarlos en su formación e inserción en el mercado laboral, y ayudarlos en el uso de las TIC y en el aprendizaje de lenguas extranjeras. Pero sin duda, una de las actividades más fuertes del proyecto Gruntdvig es la movilidad del alumnado".

En este punto intervino la impulsora de esta iniciativa, la docente Claudia Franken, procedente de la ciudad alemana de Aachen. Ella y su marido, Karl Thönnissen, defendieron que los jóvenes "con desventajas de todo tipo también deben tener la oportunidad de viajar y trabajar en el extranjero". Aunque recalcaron que el objetivo prioritario "no es el viaje, sino preparar a los jóvenes para el mismo. Ayudarlos para que sean capaces de aprovechar al máximo esa oportunidad".

Gracias a este programa, un chico finlandés de 18 años está actualmente en la ciudad, en el IES Bahía de Cádiz; y ya está previsto que una alumna de este centro viaje a Aachen. Las estancias suelen durar 10-14 días, "tiempo suficiente para que los estudiantes se muevan y desenvuelvan por sí solos en un país extranjero", señaló Campoy.