Terremoto de Podemos en Cádiz
Tribuna de opinión
Nadie se esperaba el rotundo éxito en la capital del partido de Teresa Rodríguez, con un resultado que pone en duda si el PP de Teófila Martínez repetirá mayoría en las municipales
UN seísmo asoló en la noche del domingo la sede gaditana del Partido Popular. El terremoto, con una intensidad de 28,80 puntos en la escala Podemos, provocó graves daños en la moral de esta formación, nada acostumbrada, en los últimos veinte años, a golpes de este tipo. Ahora se tientan la ropa, y más de uno tiembla ante la inminencia de otro movimiento: el que se producirá el 24 de mayo.
Ese día se celebrarán elecciones locales. Las sextas desde que Teófila Martínez, y el PP, cambió el curso de la vida política de Cádiz ganando los comicios con una mayoría absoluta que, dos décadas después, se ha mantenido casi inamovible.
Hace apenas unas semanas, desde el PP gaditano se afrontaba la nueva cita local con las urnas con la seguridad de repetir victoria, aún cuando se podía sufrir algún desgaste. Ahora, visto lo ocurrido este domingo y aún teniendo claro que las elecciones autonómicas no son las locales, ya no se tiene tan claro y, por primera vez en veinte años, la hipótesis de perder la mayoría entra dentro de las cábalas populares. Desde 1995 se han celebrado en Cádiz 20 votaciones (desde locales a europeas, pasando por autonómicas y nacionales) estando Teófila Martínez al frente de la Alcaldía de la capital. De todas, sólo ha perdido el PP en tres convocatorias: en las generales de 2004 y 2008 a favor del PSOE, y en las del pasado domingo, ganadas por Podemos. Además, los 16.634 votos de los populares han sido los segundos más bajos, tras las europeas del pasado año. Se quiera o no se quiera extrapolar con unos comicios locales, lo cierto es que se marca una clara tendencia a la baja. Con todo, estas cifras plantean una seria de cuestiones.
La participación en la capital ha subido 7 puntos. De toda la provincia, apenas le superan localidades de la Sierra. Este incremento sin duda ha beneficiado a fuerzas emergentes, especialmente Podemos. Por contra, el voto de castigo contra el Partido Popular se ha concentrado en Ciudadanos y en la propia abstención de sus votantes tradicionales, afectados muchos por los recortes salariales impuestos en los últimos años por el gobierno de Mariano Rajoy. Todo ello ha provocado que la fuerza conservadora haya perdido en Cádiz 20 puntos en comparación con las andaluzas de 2012, cuando el PSOE se deja por el camino 10 puntos.
El efecto Teresa Rodríguez ha sido importante para incrementar los votos de Podemos en la ciudad de Cádiz respecto al resto de la provincia. No olvidemos que en las municipales de 2011 la anterior formación que ella lideraba, Izquierda Anticapitalista, rozó el millar de votos, un buen resultado. Lo cierto es que Rodríguez tiene el mismo efecto tirón en esta izquierda que la que Martínez tiene dentro del votante conservador. Todo ello habrá que tenerlo en cuenta en las elecciones locales de mayo, cuando el cabeza de lista de Podemos sea otra persona, se supone con bastante menos carisma, lo que sin duda podría reducir sus expectativas de voto.
Podemos, además, tendrá la competencia, entre las nuevas formaciones que atraen el voto de los desencantados o de los jóvenes hasta ahora abstencionistas, de Ganemos. Sería cuanto menos una coalición electoral peculiar entre las dos fuerzas, e incluso con IU, cuando entre ellas se han lanzado duras descalificaciones, con desprecios de las primeras propuestas electorales por parte de unos y otros. De esta forma, el voto de izquierda quedaría diluido en varias formaciones, en beneficio del PP.
No obstante, ahí están los 18.655 votos de Podemos. Ya no es un partido de un día, sino que ha venido para quedarse. Si en las Europeas había votantes de derechas que cogieron la papeleta del partido de Iglesias por despecho hacia los suyos, en las Andaluzas cabe pensar que este porcentaje se ha reducido de forma notable, en favor de otras fuerzas más cercanas al PP. Y cabe pensar también que si estas miles de personas han acudido el domingo a votar, lo lógico es que en su mayoría lo hagan también el 24 de mayo, por lo que en las urnas se contarán, seguro, cerca de 20.000 votos muy a la izquierda.
Si se cumple este pronóstico, el PSOE se juega seguir siendo el segundo partido de la ciudad, puesto perdido el domingo, y parar de una vez por todas su descenso continuado en cuanto a votos. IU, por su parte, va camino de quedarse fuera del Ayuntamiento si no logra coaligarse con Podemos o Ganemos.
Con este panorama, el PP juega solo en esta liga. Sólo gobernará si gana con mayoría pues, hoy por hoy, parece inviable un pacto con Ciudadanos (si esta fuerza logra concejales y éstos son fundamentales para gobernar) pues la formación de Albert Rivera no parece estar por la labor de cerrar acuerdos con otras fuerzas antes de las generales de final de año, a fin de no quedar marcada ante sus posibles votantes.
Si el PP afronta el análisis de los resultados dominicales utilizando la excusa de que las locales son elecciones muy diferentes, es que los populares no se enteran, o no se quieren enterar. Hay una clara tendencia a la baja de su formación, lógica por una parte por el desgaste de 20 años de gobierno, pero también por el daño provocado por las políticas económicas del PP en el gobierno central, que han tocado de lleno a una clase media que, en Cádiz, es esencial para mantener la economía; esta situación ha creado una bolsa de ciudadanos desencantados en los que ha calado el discurso de las fuerzas emergentes, aunque haya sido con discursos sin apenas fondo y sin propuestas concretas.
Apenas quedan dos meses para las municipales, un tiempo insuficiente para un cambio de político que cambie la tendencia crítica del voto. No hay tiempo, así, para reducir un desempleo que afecta a más de 17.000 personas y que en mayo de 2015 estará por encima de los que había en mayo de 2011; no hay tiempo para solventar el problema de la vivienda que se ha agravado en estos años, tanto por los efectos de la crisis como por el abandono de proyectos en la ciudad, tanto responsabilidad de la Junta como del mismo Ayuntamiento; y no hay tiempo para arreglar los desencuentros que el gobierno de Martínez ha tenido en estos años con algunos colectivos ciudadanos.
Con todo y a pesar de todo este desgaste y años de dificultades, Teófila Martínez sigue siendo Teófila Martínez. Como ayer reconocían algunos de sus más acérrimos críticos, ella misma sigue teniendo, veinte años después, el suficiente gancho ciudadano como apuntalar una sexta mayoría absoluta del Partido Popular. Aunque sea a lo justo.
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