Cádiz

Una atención más personalizada para los enfermos de ictus

  • El hospital gaditano ha creado recientemente una Unidad de Ictus Esto ha permitido mejorar los cuidados de las personas que sufren esa patología y su recuperación

En Andalucía, el ictus es la primera causa de muerte en la mujer y la segunda en el hombre. Según datos aportados por el SAS, se dan alrededor de 21.000 nuevos casos de esta enfermedad al año en nuestra comunidad autónoma y el número de ingresos en el Hospital Puerta del Mar por esta causa se encuentra en torno a 160 al año, como media de los cinco últimos años, con una mortalidad entre el 9 y el 10%.

Para favorecer la detección y el diagnóstico precoz de esta enfermedad, la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía se ha propuesto mejorar la asistencia sanitaria a estos pacientes desde una perspectiva integral poniendo en marcha el Plan de Ictus, que ha permitido reducir la mortalidad y los ingresos por enfermedad cerebrovascular.

Este Plan de Ictus incluye, entre otras cosas, la creación de unidades de ictus en los centros hospitalarios. El Puerta del Mar inauguró el pasado mes de noviembre su Unidad de Ictus, dentro de la Unidad de Gestión Clínica (UGC) de Neurociencias, que ofrece a los ciudadanos la posibilidad de atención específica para pacientes afectados de esta patología.

Esta Unidad de Ictus, que fue impulsada por el anterior director de la UGC de Neurociencias, el doctor Santiago Cousido, se encuentra en la quinta planta del hospital gaditano y consta de cuatro camas dotadas de monitorización continua de electrocardiografía, frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria y saturación de oxígeno.

Según el responsable actual de la UGC de Neurociencias, Miguel Moya, se ha creado esta Unidad porque "es la manera de mejorar la atención al enfermo de ictus, mejorándole el pronóstico a corto, medio y largo plazo. Eso es algo que está demostrado por muchos estudios científicos: que las unidades de ictus disminuyen la mortalidad y la dependencia de los pacientes". Y reconoce que en el Puerta del Mar están comprobando que esos estudios científicos tienen razón porque "los pacientes salen mejor, ya que se les atiende de forma inmediata y más personalizada, y eso influye en su recuperación".

Miguel Moya explica que en la Unidad de Ictus ingresan cuatro tipos de enfermos: "personas que tienen un infarto cerebral y se les hace fibrinolisis, que es un tratamiento que se hace de forma aguda; paciente que han tenido un infarto cerebral pero no son candidatos a tratamiento con fibrinolisis; pacientes con hematomas cerebrales y pacientes que han tenido un accidente isquémico transitorio (AIT) con riesgo de que vuelvan a tener otro". Añade que a los tres últimos grupos de pacientes se les controla la tensión arterial cada hora durante las primeras 24 horas y posteriormente cada cuatro horas, mientras que a los tratados con fibrinolisis o trombolisis se les aplica un protocolo específico de control de la tensión arterial.

En todos los pacientes hay una prevención permanente para que no aparezcan llagas, se solicita la realización de rehabilitación desde el ingreso y se llevan a cabo todas las medidas que sean necesarias según las características y circunstancias específicas de cada paciente.

Además, se registra en la gráfica las constantes al ingreso del paciente en la Unidad de Ictus, cada cuatro horas durante las primeras 48 horas y cada ocho horas durante los días siguientes hasta la salida de la Unidad de Ictus. Estos pacientes reciben asistencia específica y vigilancia por parte de enfermería especializada de manera continuada.

Las visitas en esta Unidad están restringidas a un horario como el que se sigue en la Unidad de Cuidados Intensivos, ya que se trata de pacientes que precisan controles cuidadosos, así como tranquilidad y silencio para su correcta evolución y recuperación. Cada cama cuenta con un sillón de descanso para un único acompañante con función de cuidador.

El trabajo que realizan neurólogos, internistas y, en caso necesario, intensivistas se lleva a cabo coordinadamente con el equipo de radiólogos intervencionistas y neurocirujanos. Además, cuentan con la colaboración de otros profesionales, como rehabilitadores, cardiólogos o cirujanos vasculares.

Miguel Moya señala que el tiempo máximo de ingreso en la Unidad de Ictus es de 72 horas, que es lo que dura la fase aguda de esta enfermedad, después los pacientes pasan a la planta de hospitalización de neurología.

Además de la efectividad de las unidades de ictus en cuanto a la disminución de la mortalidad, la recuperación funcional y la dependencia, desde el SAS reconocen que se trata de una "medida coste-efectiva que disminuye la estancia media de los pacientes y aumenta la supervivencia con un mayor número de pacientes independientes". Miguel Moya corrobora estas palabras diciendo que esta unidad "influye en la mejora de la calidad de vida del enfermo con un menor coste sanitario", ya que al tener una buena recuperación, consumen menos recursos públicos.

Otra de las herramientas implantadas gracias al Plan de Atención al Ictus es el llamado Código Ictus, un sistema de alerta inmediata a los centros hospitalarios de referencia que activa el 061 en aquellos casos en los que está indicada la aplicación de un tratamiento específico -fibrinolítico- en los centros sanitarios. Así, cuando llega un paciente con un ictus al hospital, se le atiende de forma prioritaria ya que la rapidez es fundamental para la recuperación. Esto ha influido en la reducción de la mortalidad y los ingresos por enfermedad cerebrovascular.

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