Alicia Viglerio es psiquiatra del Hospital de Puerto Real, trabaja en el equipo de Salud Mental del centro periférico de especialidades de Chiclana y realiza las guardias en el hospital. Cuando acabó la especialidad, en el año 2006, accedió a una plaza estructural a través de un proceso de selección y, a pesar de que lleva ocho años en el mismo puesto, sigue teniendo un contrato eventual. Además, desde febrero de 2013, tiene la jornada laboral reducida al 75%. Esta mujer disfruta con su profesión y asegura que todos los días está deseando ir a trabajar, pero la situación laboral le está afectando a este entusiasmo.

Ella es una de los profesionales que se han adherido a la Asociación de Eventuales del SAS, constituida en enero de este año con el objetivo de aunar esfuerzos y llamar la atención sobre la "pésima situación laboral" de un grupo muy numeroso de sanitarios. "Es nuestra voz porque hace falta que nos escuchen, ya que somos los agentes activos del sistema", afirma Alicia sobre la asociación.

Nació en Cataluña, pero lleva más de dos décadas residiendo en Cádiz. De hecho, acabó aquí la carrera. Reconoce que este año ha vivido "con la sensación de mucha sobrecarga de trabajo, de comprimir mi agenda, de no llevar a cabo como yo quisiera los programas que desarrollamos y con mucha impotencia por no poder proporcionar una atención de calidad como me gustaría por no poder trabajar al 100%, lo que a su vez me crea tensión". Ella lleva un programa de tratamiento intensivo comunitario para los pacientes con trastornos mentales graves desvinculados de los servicios de salud mental, "engancharlos y hacerles visitas domiciliarias para lograr una adherencia terapéutica es uno de los objetivos del programa, y esto requiere tiempo. Y me he visto en muchos dilemas de cómo hacer esto en los cuatro días que trabajo", explica.

Asegura que durante muchos años, "hemos estado muy bien. Yo me he sentido muy contenta, ha habido iniciativas para impulsar muchos programas y realmente estamos comprometidos con la sanidad andaluza porque el modelo es bueno. Pero cuando de repente la empresa te reduce la jornada con el riesgo de deteriorar la atención sanitaria, aparte de la merma económica, te produce una frustración. Te afecta porque si no estás reconocido, la motivación disminuye. Y esta es fundamental, es el motor de la actividad profesional", se lamenta. Añade que "el trabajar con gente, te crea un conflicto porque tienes una reducción de jornada pero éticamente tienes que estar al 100% o más, y eso es difícil de llevar".

Para ella, todo lo que está pasando en la sanidad andaluza con los profesionales "es una historia absurda y sin fundamento. Entiendo que la crisis obligue a que se ajusten muchas cosas, pero no de esta forma". Alega que en Andalucía, los sanitarios "siempre han trabajado desde un modelo muy eficiente de ahorro y calidad, y es chocante que ahora nos reduzcan la jornada cuando no hay menos demanda de atención sanitaria, sino todo lo contrario. Y en salud mental se está incrementando, sobre todo por problemas derivados del impacto de la crisis". A pesar de sus quejas, sale en defensa de la dirección de su hospital. "Desde el principio ha habido sensibilización y apoyo porque no nos perjudican más de lo que estamos", comenta.

Asegura que está "deseando volver a estar al 100% porque así voy a poder prestar mejor atención, voy a ver a los pacientes con más frecuencia y hacer visitas domiciliarias a los que están más graves. Espero recuperar la jornada completa y poder trabajar, porque lo que queremos es trabajar para ejercer nuestra profesión y atender a la población andaluza". Ese es su deseo para el año que comienza.