Resumen del año

La calle es nuestra

  • Los movimientos ciudadanos han sido los grandes protagonistas de 2013 Repasamos la acción social y reivindicaciones de 16 de las plataformas y organizaciones que han trabajado este año en Cádiz

Quizás no es una batalla nueva. Quizás es la batalla eterna. Ya en el 62 Dylan proclamaba que The times they are a changing (los tiempos están cambiando) y con sus versos arengaba al ciudadano, al político, al intelectual a cumplir con su labor social. Los tiempos están cambiando y, como ya advertía el ilustre hijo de Minnesota, el agua amenaza con hundirnos si no nadamos. Si no nos movilizamos. (Venid gente, reuníos,/ dondequiera que estéis/ y admitid que las aguas/ han crecido a vuestro alrededor y aceptad que pronto/ estaréis calados hasta los huesos,/ si creéis que estáis a tiempo/ de salvaros/ será mejor que comencéis a nadar/ u os hundiréis como piedras./ Porque los tiempos están cambiando).

Esta canción protesta viaja, inmortal, saltando entre calendarios hasta llegar a este 2013 que tiene los días contados. Los tiempos están cambiando... y el agua congela ya algunos cuellos. La sociedad tendrá, de nuevo, que aprender a nadar, aunque hay ciudadanos que llevan braceos de ventaja. En el discurrir de este año, diferentes colectivos sociales y laborales se han echado a las calles de nuestra ciudad, toda rodeada de mar, para reivindicar derechos, justicia, trabajo, futuro.

La marea humana no ha sido constante ni su fuerza ha sido arrrolladora, pero es innegable que éste ha sido el año de las mareas, con sus subidas y bajadas. ¿Algo está cambiando? "La respuesta ciudada es muy incipiente, aunque aún muy escasa". Lo afirma el sociólogo Diego Jiménez, que considera que se están dando "ya" las circunstancias para "concienciarnos de la necesidad de hacer emerger nuevos movimientos sociales que nos hagan recuperar nuestro lugar como ciudadanos ante los grandes retos que se nos presentarán en los próximos años".

Jiménez valora que en años anteriores "no hemos sido especialmente vigilantes en relación a la situación económica, política y social"; aunque "la crisis financiera" y su consecuente "fragmentación social" así como "la extensión de la corrupción" nos han hecho "despertar", incluso nos están quitando el sueño. Y no sólo eso. También han provocado "un importante alejamiento entre la clase política y la sociedad a la que siempre debe representar". De hecho, según el profesor, "muchos expertos coinciden en que los nuevos movimientos sociales marcan un cierto empoderamiento de los ciudadanos y un nuevo posicionamiento frente a una clase y organización políticas con muchos déficits de funcionamiento".

Movimientos que, aunque algunos hayan sido "válvulas de escape" del propio sistema, han conseguido siempre "señalar el punto de resistencia y el horizonte hacia el que nos dirigimos los humanos en sociedad". Pero para ello se necesita compromiso. Jiménez, sin embargo, cree que en esta ciudad, con sus notables excepciones "en muchos ámbitos como la solidaridad, la cultura y el patrimonio", la implicación ha quedado relegada a un segundo plano ya que somos "más sociales para la tertulia, el reconocimiento, el acompañamiento y la diversión". "Pero siempre estamos a tiempo de cambiar", opina esperanzado. No obstante, resalta el "importante papel" de los pequeños colectivos y de las personas a título individual. "La sociedad civil siempre se nutre de agrupaciones y organizaciones cívicas y culturales para regenerar su propio tejido. No sé si veremos en poco tiempo alguna gran revolución, pero sin lugar a dudas se van a producir movimientos sociales muy importantes en muchas zonas de nuestro planeta", augura.

Aquí, en el pequeño rincón del Sur del Sur, quizás hemos contemplado en este 2013 los albores de algo. El qué, lo dirá el tiempo. Porque los tiempos están cambiando. Y son muchas las voces que, durante estos doce meses, se han reivindicado en la calle nuestra. Aquí, algunas de ellas.

1. AMPA del colegio Carlos III

Llevaban años denunciando el mal estado del colegio Carlos III. No resulta fácil dejar a niños en un centro con techos desprendidos. Los progenitores protestaban, denunciaban la precariedad del inmueble en la prensa y exigían soluciones, pero las administraciones respondían echando balones fuera. El Ayuntamiento señalaba a la Junta como responsable de las obras y la Junta apuntaba hacia el Consistorio; y mientras tanto, la casa sin barrer... Así hasta el pasado mes de junio, cuando a alguien se le ocurrió alertar del peligro al que estaban expuestos los críos llevándolos al colegio con un casco cubriendo sus cabezas. Se ideó la acción y se avisó a los medios de comunicación. "A partir de esta protesta, el Ayuntamiento encargó un informe sobre el estado del edificio y empezó a moverse todo", recuerda la presidenta de la AMPA, Raquel Álvarez, que está convencida de que las movilizaciones dan sus frutos. Además de esa acción reivindicativa, los progenitores del Carlos III se concentraron en diversas ocasiones en la puerta del centro para exigir mejoras en el inmueble, y no se conformaron con el anuncio de que la Administración andaluza asumiría finalmente los trabajos. Pidieron también la reubicación de los menores en otro edificio durante la reforma, y aunque en principio la Delegación de Educación hizo oídos sordos a esta petición, hace unos días -tras reunirse con el Ayuntamiento- anunció que los pequeños retomarán las clases en enero en el antiguo colegio Arbolí. "Hay quienes piensan que salir a la calle para movilizarse y protestar no sirve para nada, pero ahí está nuestro caso. Hay que ser constante y desarrollar acciones que tengan repercusión", aconseja Álvarez, aunque es consciente del "desánimo" generalizado que existe en la sociedad. "Pienso que los ciudadanos aún no somos conscientes de la importancia de salir a la calle para protestar y reivindicar aquello que consideramos justo. Si la ciudadanía se uniera en defensa de las mismas causas y se echara a la calle, se conseguirían más cosas. Estoy convencida". Y recuerda que un grupo de progenitores del Carlos III se sumó a la manifestación contra los recortes en materia educativa y contra la Lomce. "Es importantísimo que estemos unidos y que los propios ciudadanos nos apoyemos unos a otros en nuestras reivindicaciones". E igual de importante considera la presidenta de la AMPA que exista diálogo entre las administraciones. "Hace falta mucho diálogo entre los políticos de las diferentes formaciones y que pongan más de su parte para dar solución a los problemas de los ciudadanos. En nuestro caso, en el momento en que los políticos se han sentado para abordar nuestro problema, han encontrado una solución conjunta".

2. Plataforma de Afectados por la Hipoteca

Quedarse en paro es como si cayera la primera ficha de una hilera de piezas de dominó. Todo el mosaico de parcelas que componen una vida comienza a tambalearse. La abogada Helena Fernández bien lo sabe. Le ocurrió. Y una de las primeras consecuencias de la trágica concatenación de hechos fue no poder afrontar el pago de su hipoteca. En su intento por encontrar información para hallar una solución al problema, recurrió a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca que ya existía en Jerez. En junio realizaron un taller en Cádiz. La afluencia fue mayor de la que cualquiera desearía. Así que Helena, junto con otros compañeros, muchos de ellos formados también en leyes, deciden crear una delegación en Cádiz.

El PAH es fruto de su tiempo. La acción ante la inacción. La "unión" de todas aquellas personas "que no pueden hacer frente al pago de su hipoteca o que están en procesos de desahucios". Porque el PAH "no asesora individualmente" sino en grupo. Se exponen los casos y se realizan seguimientos. En el PAH se filtra la información. Se trabaja con personas que necesitan ayuda.

Y "más importante", recalca Helena, "trabajamos por reforzar la dignidad de las personas" porque "no han hecho nada malo". No pagan porque no pueden. Porque "se han quedado en paro". En los bancos hay que entrar con la cabeza bien alta. Y el sello del PAH es una garantía. "Porque con él, el banco toma otra postura", advierte. Y los miembros del PAH son la piedra Rosetta que descifra el lenguaje jurídico que para muchas personas es un auténtico galimatías. Porque al PAH llegan los casos, las personas, "rebotadas desde las administraciones" o directamente "acuden a nosotros". "Las plataformas están haciendo el trabajo que no hacen las administraciones", asiente convencida. A ellas, a las administraciones públicas, el PAH y la recién creada Plataforma para la Vivienda Digna les piden que "tomen partido en defensa del ciudadano ante las entidades bancarias para que eviten que la persona pueda ser desahuciada".

Ahora mismo, el PAH de Cádiz está realizando el seguimiento de 15 situaciones. "Por ejemplo hay varios casos que tienen abierto el procedimiento de desahucios". Porque en Cádiz hay desahucios. "Ocultos porque la gente se avergüenza". Y los que llegarán en 2014. "Se prevén bastantes porque hasta ahora se están batallando pero, si todo sigue igual, llegarán".

3. Escuela de Hostelería

La movilización tardó en ebullir. Los 17 trabajadores de la Escuela de Hostelería de Cádiz no quisieron echar mano de las cacerolas para hacer ruido cuando concluyó abril y comprobaron que no habían percibido su salario. Pensaron que en cuestión de días sus cuentas volverían a engordar y tampoco querían manchar el nombre del centro formativo dando a conocer este problema. Pero las semanas fueron pasando sin que se produjeran novedades, así que el 21 de mayo la organización sindical CCOO emitió una nota de prensa informando de este impago por parte de la Junta de Andalucía. El calendario seguía perdiendo hojas y sólo llegaban promesas que iban caducando y mermando los ánimos de la plantilla. La complicada situación se tornó insostenible, y los empleados decidieron remangarse y hacerse notar. "No somos un colectivo acostumbrado a conflictos laborales, nos costó reivindicar nuestro salario", reconoce el delegado de Personal, Juan Ramón González. Aun así, tras reunirse en asamblea decidieron colgar una pancarta en la fachada del centro exigiendo "¡Solución ya!". Fue ése su primer grito. Tímido. Pero la desesperación les dio fuerza y coraje y los empujó a la calle. "Nos costó avanzar en nuestras protestas, pero éramos conscientes de que no podíamos quedarnos con los brazos cruzados. Así que nos concentramos frente a la sede de la Delegación de Educación, fuimos a Sevilla a protestar frente a la Consejería, también recurrimos al Sercla... y es verdad que la repercusión mediática de nuestro conflicto ha sido constante. Además, hemos tenido el apoyo de los antiguos alumnos de la Escuela, así como de expertos gastronómicos y del secretario general del PSOE de Cádiz". Y a todo ello suma el encierro de 24 horas que protagonizaron el pasado mes de octubre: "La Escuela de Islantilla optó por esta medida. La comentamos en una asamblea y decidimos desarrollarla en apoyo a esos compañeros y para reivindicar nuestras nóminas".

Reflexiona González sobre las movilizaciones: "No podemos quedarnos sentados. En general, a los ciudadanos nos cuesta movilizarnos, no tanto por miedo sino por apatía. Se piensa que no sirve para nada, pero yo creo que sí, que sí sirve, que los políticos tienen en cuenta el pulso que se les echa en la calle". Eso sí, defiende una movilización pacífica, agitando la palabra como bandera. "Con nuestras acciones creo que no hemos hecho daño a nadie, ni hemos roto nada ni causado desperfectos. Hemos ido siempre con la palabra y sin perder las formas, a pesar de las duras circunstancias". El profesional de la Escuela de Hostelería prefiere no generalizar cuando habla de la clase política. Resalta que en estos meses de conflicto ha comprobado que hay políticos que "verdaderamente se preocupan por los ciudadanos y te ofrecen no sólo ayuda institucional, sino también personal. Afortunadamente, no podemos meterlos a todos en el mismo saco".

4. Baratiller@s sin licencia

Habló por todos. Habló por muchos. Aunque no fuera siquiera consciente. Inmaculada Michinina siempre dijo que representaba a 39 padres y madres de familia que necesitaban buscarse las habichuelas, pero cuando el 29 de julio pronunció, contundente, coherente, con toda la verdad discurriendo por su boca, aquello de "déjennos tener dignidad" la líder de Baratiller@s sin Licencia habló por todos, habló por muchos, en el "ahora sesgado", dice, turno de palabra del Pleno municipal. Habló, en el fondo, no sólo de su problema, y del problema del colectivo al que representaba, habló del problema. De la distancia, de la fractura, entre dos esferas, la política y la ciudadana. Y por unos minutos trazó un puente de palabras. Fue escuchada.

Su discurso corrió como la pólvora por las redes sociales. Incendiario sin pretensión de serlo. Y al calor de su llama se arrimaron televisiones, radios y prensa. Y se consiguió el objetivo. La dignidad que Michinina exigía en su petición le fue otorgada en forma de licencias. Las que necesitaban ella y sus compañeros para convertirse en baratilleros legales.

Inma tiene carisma. Por eso la "eligieron" sus compañeros aquel lunes cuando se reunieron en la plaza de San Juan de Dios para decidir qué hacían ante los desalojos que se producían los domingos en el baratillo. "Los domingos hablábamos cuarenta y el día que quedamos aparecimos 7 u 8". Hay luchas que son ciudades abandonadas. Pero creyendo "en la constancia, la paciencia, en ir poquita a poco" se consiguen "muchas cosas". Hay luchas que son ciudades que se pueden repoblar. "Desde el principio lo dije, quien quiera quemar el Ayuntamiento, que lo haga, pero yo voy a enterarme de cómo se nos pueda escuchar, quien quiera, que venga conmigo", recuerda.

Ahora Michinina está cansada. Y el baratillo parece que ya es capítulo cerrado aunque reconoce que "se podrían hacer más cosas" pero "para eso hay que volver a reunirse y a empezar una nueva lucha". Inma no está en esas. Está en la vivienda. "Yo me iría a vivir debajo del puente de la Caleta pero tengo dos menores a mi cargo y eso no se puede consentir". Las batallas de Michinina son personales, pero también son lícitas.

Michinina creyó que los políticos que están en el Pleno "los que hemos elegido", dice, "trabajan para ti, pero no es así, hablas y no te escuchan". A ella, una vez, ya sea por carisma, por convertirse en un rostro conocido o por simple y llana justicia, la escucharon.

5. Desempleados   del Metal

Carga de trabajo. El colectivo de los desempleados del metal está saliendo a la calle para reivindicar justo eso, trabajo. Lo vienen haciendo desde junio, "y unas veces somos más y otras veces menos. Pero lo importante -agrega el portavoz, Juan Vázquez- es que nuestra protesta no decaiga, aunque es verdad que esto quema mucho y que no todos los compañeros pueden permitirse gastarse dinero en desplazamientos para manifestarse en distintos puntos de la provincia porque no están cobrando nada". Echarse a la calle no es plato de buen gusto, "pero tenemos que hacerlo porque de ello depende que consigamos el pan de nuestros hijos, alega Vázquez. E igual de convencido está de que la unión hace la fuerza, porque cree en la fuerza del movimiento obrero. En este punto, detiene su reflexión para reforzarla con un ejemplo: "Hemos exigido a los ayuntamientos la impartición gratuita de cursos de Prevención de Riesgos Laborales y de Medio Ambiente para desempleados con experiencia en el sector de la construcción, porque estos cursos los exige Navantia en sus contrataciones. Y tras pelearlo, hemos conseguido que el Ayuntamiento de Cádiz ponga en marcha este plan formativo para 25 personas. No es un logro laboral, pero sí económico. Hay que pelear", incide.

El colectivo de desempleados del metal no sólo sale a la calle para exigir la creación de más puestos de empleo en su sector. Es habitual ver a representantes de este sector en otras manifestaciones, como la convocada por el Sindicato de Estudiantes contra los recortes educativos y la Lomce, así como en los actos de la asociación Pro Derechos Humanos o apoyando a los compañeros de SDS en sus jornadas de huelga contra los traslados. "La lucha de todos los colectivos es también la nuestra porque al fin y al cabo todos estamos reclamando un futuro más justo. En Cádiz, si no luchamos juntos, nos van a comer las moscas. Desempleados, funcionarios, periodistas, estudiantes... todos debemos movilizarnos y pelear juntos. La unidad es necesaria para derrocar este régimen dictatorial que ahora nos gobierna". Lamenta Vázquez la situación política del país, y recrimina al PSOE que esté "muy tranquilo, muy relajado". "A los dirigentes del partido que se supone que representa a los obreros no los vemos mucho en la calle. Deberían salir con todos los colectivos y no de forma puntual. Así es normal que la sociedad esté decepcionada con los políticos".

6. 15-M San Mateo

15M San Mateo es la materialización en Cádiz de un sistema para el que nunca nos prepararon pero que cada día reivindicamos, democracia directa.15M San Mateo construye sus acciones desde el movimiento asambleario. Cada viernes se reúnen en la plaza del barrio para analizar e idear soluciones sobre "las necesidades más acuciantes" de su barrio y para "debatir el apoyo a otros colectivos en sus luchas". La asamblea toma las decisiones. Tanto es así que todas las opiniones vertidas en estas líneas, y que nos ha hecho llegar Juan Cejudo, han sido puestas en común en una de sus reuniones.

Aunque 15M nos puede sonar a rótulo que se ha ido desdibujando con el tiempo, 15M San Mateo escribe su historia con tinta que aspira a ser permanente. "Hemos crecido durante este 2013", afirman. Crecido en miembros y en retos. La apertura del Centro Integral del Mayor Loreto-Puntales fue unos de sus grandes caballos de batalla. Un deseo que lograron paladear pero que les dejó un regusto amargo.

Primero 25 personas, luego 30, luego 40... Más de 80 ciudadanos se manifestaron en la concentración más numerosa de las 11 que se celebraron para pedir la apertura del Centro del Mayor. "Y el centro se abrió, fruto en gran parte de la presión popular, pero no con criterios sociales, sino con criterios económicos. Se ha privatizado casi en su totalidad con unos precios prohibitivos para el 99% de los mayores". Desde 15M San Mateo no pierden de vista su objetivo, que el centro sea "totalmente público". Una decisión que apoyan cerca de 2.000 personas que firmaron esta reivindicación. "Aunque si fuéramos más personas, la presión a Ayuntamiento y Junta podría haber sido mayor", dicen.

Por eso, esta asamblea de barrio no se conforma con que la ciudadanía los apoye. "Queremos que la ciudadanía tome las riendas de sus vidas" porque "la movilización es una victoria en sí misma". Y aunque el nivel de movilización de la ciudad no responde a la realidad de 17.555 parados, en San Mateo se congratulan ya que "tanto los niveles de protestas como de debate son muy superiores a los de hace 10 años". Hablar en la calle de liberalismo, capitalismo, lucha... ¿Hace cinco años? Impensable.

2014 los aguarda con un gran reto: "Luchar contra los recortes" con la futura "ley de Seguridad Ciudadana" como la espada de Damocles sobre las cabezas. Y con un mensaje de fortaleza: "El poder tiene miedo a la participación del pueblo".

7. Plataforma Marea Verde

Camisetas verdes. Marea Verde. Los defensores de la educación pública visten de verde, el color de la esperanza. Haberla, hayla, aunque no se hayan logrado grandes victorias desde que este movimiento se puso en marcha, como reconoce una de sus representantes en Cádiz, Teresa Rodríguez. "La incorporación de 850 nuevos docentes en este curso después de que la Junta despidiera a 4.502 el curso anterior es una cifra insignificante que no podemos considerarla como una victoria. También nos movilizamos en contra de las pruebas de diagnóstico y se le ha restado presupuesto a la Agencia de Evaluación. Son pequeñas cosas, pequeños logros. Pero por el momento nuestro logro más plausible es haber conseguido una estructura que mantenga con vida a la Marea Verde", reflexiona.

Fue en mayo de 2010 cuando se celebró la primera manifestación estatal contra los recortes en materia educativa del Gobierno central. Convocada por las organizaciones sindicales, profesionales de la enseñanza plantearon en esta movilización la necesidad de organizarse en una red de centros y desarrollar asambleas para luchar conjuntamente en defensa de la enseñanza pública. En definitiva, plantearon crear la Marea Verde en Cádiz. "Teníamos el antecedente de la Marea Verde de Madrid, que ya un año antes empezó a movilizarse y nos sirvió de ejemplo", recuerda Rodríguez. Han pasado muchos meses desde ese primer impulso y el nivel de implicación y lucha no se mantenie igual de alto, "pero quedan los canales de comunicación establecido entre todos los centros, que es lo más importante. Como todas las mareas, este movimiento también sube y baja. Lo importante es mantenerse".

Resalta la portavoz los paros parciales que desarrollaron el pasado mes de mayo contra las pruebas de diagnóstico, una medida ésta con la que impidieron que los ejercicios se desarrollaran en 60 centros de la provincia gaditana. Y advierte de que este curso "ya nos estamos preparando contra las pruebas de diagnóstico". Éste es un objetivo, pero los retos principales de la Marea Verde son: paralizar los recortes y recuperar lo perdido en estos años, instaurar un concepto de educación más demócratico, público y transformador de la realidad, y potenciar una comunidad educativa activista. Con tal fin, seguirán saliendo a la calle y desarrollando medidas. Se sienten respaldados por la sociedad, "nos hemos ganado la simpatía de muchos sectores", apunta la joven, que resalta la necesidad de "unidad entre los colectivos y vincular las luchas". "Lo ideal sería unificar todas las mareas, pero la coordinación es compleja".

Por el momento, salir a la calle no resulta complejo, "pero puede que lo sea cuando entre en vigor la ley mordaza", señala. "Ahora no impera el miedo, pero sí la sensación de que uno se está enfrentando a un gobierno inflexible e impermeable a las protestas de los ciudadanos". Aun así, aboga por mantener el pulso al Gobierno y ser algo más que un permanente lobby de presión contra los políticos. "También debemos, como sociedad, marcar un nuevo camino, propiciar un modelo social diferente y hacernos también con herramientas políticas que nos permitan desalojar del poder a esos políticos que no están trabajando al servicio del ciudadano".

8. Plataforma Marea Violeta

"Que te echen a golpes del Ayuntamiento por reclamar que te paguen por trabajar, también es violencia". "Escuchar que te hace falta una polla para dejar de ser lesbiana, también es violencia". "Que un cura, un médico y un psicólogo decidan sobre tu cuerpo, también es violencia". "Sentirte en peligro si vuelves sola a casa, también es violencia". "Que quieras y no puedas tener hijos por no tener trabajo, también es violencia". Que te insulten, que te peguen, pero también que te impidan acceder a tus derechos, como mujer, como persona, es otra forma de violencia. Así lo defiende la Marea Violeta de Cádiz, una plataforma que se creó en el mes de septiembre de este agonizante 2013 como reacción a la reforma de la Ley del Aborto que se aprobó haceunos días.

Marea Violeta vendría a ser uno de los paradigmas de cómo se ha movido el magma de los movimientos sociales en nuestra ciudad, creando sinergias con otras organizaciones. Así, Isabel Fernández, nuestra interlocutora, recuerda cómo "la plataforma surgió del interés de la Asamblea Feminista de Cádiz que se pone en contacto con otras organizaciones para crear una coordinadora que pudiera realizar acciones que mostraran el desacuerdo con esta ley de supuestos". Una reunión fundacional a la que acudieron APDHA, Izquierda Unida, las UJC, Izquierda Anticapitalista, el sindicato Ustea, la asociación Aegi, la Asociación Estudiantil contra la Precariedad, la Asociación de Estudiantes de Medicina de Cádiz y los miembros de la Asamblea Feminista. "Unirnos es efectivo porque supone más afluencia y repercusión en las acciones que hacemos en torno a la mujer", argumenta Isabel.

Acciones que no se hicieron esperar ya que el día 28 del mismo mes de septiembre, el Día Internacional en defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos, se concentraron en la plaza de la Libertad portando sus clarificadoras pancartas: "Educación sexual para no abortar, aborto libre para decidir".

Marea Violeta pretende ser "una voz que despierte conciencias sobre los derechos de las mujeres y sobre lo que todavía nos falta por hacer para lograr la igualdad". Así el día 25 de noviembre, Día contra la Violencia hacia las Mujeres, realizaron su segunda acción, una mesa redonda en torno a la violencia de género en la facultad de Medicina que culminó con otra concentración, frente a la Catedral, donde participaron "unas 200 personas".

"Está comprobado que no por endurecer la legislación el número de abortos se reducirá, muy al contrario, cuanto mayor es la represión y menor la formación sexual a los y las jóvenes mayor es el número de embarazos no deseados. Además, nos parece contradictorio que se obligue a una mujer a tener un hijo no deseado al mismo tiempo que se elimina de la Seguridad Social facilitar a lesbianas o mujeres sin pareja la inseminación", dilucida Isabel que junto con la Marea Violeta no desfallecerán en su empeño por desmontar la ley del aborto durante el próximo 2014.

9. Empleados públicos

El viernes. Ése es el día de la semana que se hacen notar, que los empleados públicos de distintas administraciones salen a la calle para protestar contra los recortes y defender lo público. Viernes tras viernes. Así desde hace año y medio. Y seguirán "porque merece la pena luchar. Si no estuviéramos moviéndonos, estamos convencidos de que nos iría peor. Nos habrían quitado más cosas", apunta Jesús Deduy. El pasado año crearon una plataforma sin ideología política y abierta a cualquier persona o colectivo para protestar por los recortes y denunciar el impago de la paga extra de Navidad. Pero actualmente sus movilizaciones tienen como principal reivindicación "la defensa de lo público. Palabra de honor -agrega-. La paga la damos ya casi por perdida, pero no queremos que se desmantele lo público, y que es lo que está ocurriendo", aduce. "Se están fundiendo lo público. Nosotros, que estamos dentro de las administraciones, lo estamos viendo". Aporta ejemplo: "Hace algo más de un año atendían el servicio del 091 diez personas, ahora sólo dos , y con tan poco personal es imposible dar un buen servicio. Esto genera malestar entre los ciudadanos, que nos acusa a los funcionarios de ser unos flojos porque desconocen lo que está pasando dentro. Y el siguiente paso será la privatización. Dirán que así funcionará mejor el servicio", augura. Igualmente, vaticina un "recorte grandísimo en las pensiones".

Deduy vuelve al presente para lamentar el inmovilismo social. Cree que cuando la sociedad despierte va a ser "demasiado tarde para muchas cosas". "Con el elevadísimo porcentaje de paro que tenemos en este país, no entiendo como no estamos ya quemando contenedores. Y yo tengo trabajo fijo... No debemos aguantar tanto". Reflexiona entonces sobre la "desidia" de los gaditanos: "Quizás sea porque está la gente ya acostumbrada a convivir con el desempleo...". Y su reflexión prosigue por otros derroteros: "Debe cambiar todo. Sindicatos, partidos políticos, la ciudadanía... Debemos propiciar entre todos un cambio brusco. Todo debe cambiar porque la situación que estamos viviendo y a la que estamos abocados es de vergüenza". Y a ello suma su descontento con la clase política, "que no están con nosotros. Se creen una casta superior y también estamos dejando que se lo crean".

10. A.VV. Cádiz Centro

La calle es nuestra pero la ciudad también lo fue. En 1975 Tino Calabuig y Ángel Cóndor rodaron un documental, La ciudad es nuestra, donde ofrecían una radiografía del movimiento vecinal a través de la acción de algunas asociaciones de vecinos de diversos barrios de Madrid. Pero no sólo en la capital de España la ciudad era nuestra. En Cádiz el movimiento vecinal también tuvo sus años dorados en las décadas de los 70 y 80. Del brillo de entonces, hoy quedan algunos destellos. La asociación de vecinos Cádiz Centro, por ejemplo, ha canalizado uno de los problemas más acuciantes de la ciudad, el de la vivienda, en un documento donde alertaban de las fincas vacías en el centro de la ciudad, alrededor de 120. Un estudio que ahora se está "ampliando" y desarrollando "de manera exhaustiva", a través de la Federación de asociaciones 5 de Abril, tal y como cuenta Paco Gómez.

El portavoz dice que es nuevo en esto del movimiento vecinal, ¡sólo lleva "diez años"!, pero escucha las historias de los compañeros "más veteranos" y reconoce que la capacidad de movilización de las asociaciones vecinales actualmente "es menor" que antaño. El ciudadano está "desencantado" y siente "desconfianza". De los partidos políticos y, también, "de las asociaciones de vecinos porque no podemos responder a sus necesidades económicas". Aún así, desde Cádiz Centro, intentan ayudar a hacer frente a "los impagos de alquileres, luz y agua", los principales problemas de sus vecinos durante este año.

"Nos llama mucho la atención que en Cádiz la luz y el agua las llevan dos empresas municipales con superávit y que haya muchas familias en situación límite que tengan que recurrir a su asociación de vecinos, a Cáritas o a las parroquias para solucionarles el problema de forma temporal". Por eso reivindican este año y el que viene, con subida de luz anunciada, que "en vez de gastar tanto dinero en pantallas y en publicidad, se lo gasten en estos ciudadanos", sobre todo, en establecer unas normas para que el ciudadano sepa "si tiene o no derecho" a acceder "a una ayuda".

Pero, ¿tiene una asociación de vecinos y otros movimientos sociales la capacidad para resolver estos problemas? En Cádiz Centro y en 5 de Abril se ha discutido ampliamente sobre este tema. "Es que hay veces que hasta de Asuntos Sociales mandan a la gente a nosotros y nosotros no tenemos capacidad para eso", decide. "Nosotros debemos apoyarlos y hacer presión para que las administraciones competentes cumplan con el ciudadano".

Pero, eso sí, desde Cádiz Centro también revisan su propia gestión económica y están "totalmente en contra de que una asociación vecinal se dedique a hacer cualquier acto festivo". Una decisión que no sólo se basa en el ahorro sino en una reflexión más profunda, casi esencial: "La razón de ser de una asociación de vecinos es su carácter reivindicativo". Y aunque en los últimos años "las administraciones han fomentado desmoralizar al ciudadano para que no sea reivindicativo" y le han ido "quitando poder" a estos colectivos derivándolos "por ejemplo a ese tema de organización de fiestas", Paco Gómez lo tiene claro, la asociación de vecinos está para ayudar a sus vecinos.

11. Movimiento estudiantil

¿Por qué movilizarse? Porque estamos ante los mayores ataques a la enseñanza pública. Ésta es la respuesta que ofrece, rotundo, el secretario provincial del Sindicato de Estudiantes, Álvaro Alonso. La organización sindical a la que pertenece ha convocado en este año varias jornadas de huelga y manifestaciones para rechazar la Lomce y los recortes en materia educativa. "El Gobierno del PP quiere volver al sistema educativo del franquismo. Pretende que sólo se formen personas con recursos económicos y quiere expulsar a los hijos de los trabajadores a las aulas. Ante esto, es necesario salir a la calle y convocar huelgas, que es una herramienta fundamental de los trabajadores. No podemos olvidar que gracias a la huelga hemos conseguido todo: derechos laborales, mejoras en la educación pública, en la sanidad pública, etc.", defiende Alonso. Aunque la Lomce ya ha sido aprobada, el joven no pierde la esperanza y cree posible tanto la derogación de la nueva ley como forzar la dimisión del ministro Wert. " Los sindicatos no pueden hacer oídos sordos al clamor de la calle y deben convocar una huelga de tres días en la enseñanza". Y no se conforma con eso el representante del Sindicato de Estudiantes. "Otra medida a tener en cuenta es la huelga general. Estamos luchando por algo tremendamente justo que nos compete a todos. Si mantenemos el pulso en la calle, podremos acabar con esto. Tenemos que continuar con las movilizaciones porque es la única manera de defender lo que es nuestro".

Alonso recuerda que las manifestaciones desarrolladas este año en la capital gaditana en defensa de la educación pública no sólo han sido secundadas por profesionales de la enseñanza y estudiantes, sino también por progenitores y diversos colectivos de trabajadores. "El conjunto de los trabajadores está respondiendo, como ocurrió en la huelga que convocamos el pasado 20 de noviembre. Empleados del SAS, ex de Delphi, desempleados del metal, etc. se unieron a nuestra lucha, que es la lucha de todos, porque no sólo defendemos la educación pública, sino lo público y los derechos de los trabajadores". "Hay razones más que de sobra para que todos los sectores salgamos a la calle en defensa de lo público", sostiene.

¿Miedo? No hay miedo cuando la lucha es justa. Responde, rotundo.

12. Marea naranja

Si hablamos de Sanidad o Educación todos nos sentimos aludidos. Nos importa lo que ocurra. Sin embargo, el contribuyente no parece relacionar ese concepto de universalidad con el sistema público de Servicios Sociales o, al menos, esa es la sensación que tienen los trabajadores sociales que forman parte de la Marea Naranja. Así, para concienciar al ciudadano sobre qué significan los recortes en esta área, este movimiento, cuyas aguas llegaron a Cádiz hace un año, emprendió una campaña de difusión. "Los casos de dependencia nos pueden ocurrir a cualquiera y, también, con el aumento del paro cada vez hay más personas que necesitan de los servicios sociales", explica Antonio Romero, miembro de Marea Naranja Cádiz.

La reforma de la ley de Administración Local es la piedra en el zapato de esta plataforma que no entiende cómo a los ayuntamientos se les concederá "5 años para adaptarse al nuevo reglamento en todas sus áreas excepto en los servicios sociales, donde mayores competencias tiene, y donde se ha dado un plazo, primero, de un año y, ahora, lo han ampliado a dos" posiblemente "porque dentro de nada son las elecciones municipales", baraja el trabajador social.

La "paralización" de la Ley de Dependencia por la "pelea" que mantienen las administraciones es otra de las grandes olas que empujan a la Marea Naranja. "Para que esta ley comience a funcionar debe de tener dotación de la Junta y del Estado pero, al final, no hacen nada ni una ni otro y no dejan funcionar. La realidad es que llevamos un año y medio totalmente parados", explica el profesional que, de hecho, trabaja en dependencia. "Sé bien lo que digo. Hay gente que ha solicitado la ayuda hace dos años y aún no hemos pasado ni por su casa para saber cómo estaban", asegura.

Por eso, son los propios trabajadores sociales de la Marea Naranja los que se acercan al ciudadano para contarles la realidad "de primera mano". "Si queremos que la gente nos apoye ése es el camino, llevamos este año recorriéndonos prácticamente la provincia, organizando reuniones con la gente en cada pueblo", resume Antonio que también recuerda algunas de las movilizaciones de la Marea Naranja como la que el pasado 18 de noviembre tuvo lugar frente a la subdelegación de Gobierno de Cádiz.

Por eso el gran reto de Marea Naranja en Cádiz, además de la meta global que significaría la paralización de la reforma de la ley de Administración Local, es que pase de ser "de una marea de profesionales a una marea de personas preocupadas por el desmantelamiento del sistema público de Servicios Sociales". Una marea de personas concienciadas de que "los poderes políticos están consiguiendo que nos olvidemos de los derechos sociales, que no son solidaridad, ni beneficencia, son derechos".

13. Empleadas        de Limasa

Fueron noticia el pasado mes de octubre, cuando cumplieron condena: dos días de arresto domiciliario. 45 trabajadoras de la empresa Limasa, concesionaria de la limpieza en los colegios públicos de la ciudad, fueron desalojadas en 2011 de un pleno del Ayuntamiento en el que pidieron cobrar la nómina y la paga extra de Navidad, y recibieron esta sanción a raíz de las denuncias de la Policía Local tras los incidentes ocurridos durante el desalojo. "La Policía nos echó de malas maneras y algunas compañeras sufrieron contusiones, así que decidimos denunciar a los agentes y éstos nos denunciaron a nosotras. Perdimos el juicio y nos condenaron a dos días de arresto domiciliario por alteración de orden público", resume la presidenta del comité, María Luisa del Valle. Pero la lucha de este colectivo viene de largo. Asegura que llevan más de 30 años reivindicando sus derechos, y advierte de que tienen intención de seguir haciéndolo. "Llevamos tanto años en la lucha que no tenemos miedo. No somos un colectivo pasivo y sumiso, todo lo contrario. Antes de lo sucedido en el pleno, nos habíamos manifestado en diversas ocasiones en la puerta del Ayuntamiento en contra de la reducción de personal que se pretendía, y conseguimos que retiraran el pliego y que nos incrementaran el salario. Está claro que hay que salir a la calle y pelear. En tu casa no te escucha nadie".

Y dispuestas están a volver a hacer ruido si en enero no se ejecuta el nuevo pliego. "Si el Ayuntamiento no cumple, retomaremos las protestas e iremos donde haga falta a reivindicar nuestros derechos. La mayoría de las trabajadoras tenemos ya más de 50 años y no estamos dispuestas a bajar la cabeza. La lucha es nuestra forma de vida". En cambio, lamenta la "pasividad" de la sociedad. "Tal y como está el panorama, deberíamos tirarnos todos a la calle. Hay demasiado conformismo, y no entiendo que en una ciudad como ésta, con 17.000 parados, sólo se concentren en la puerta del Ayuntamiento siete. La gente se acomoda mucho y es un error. Deberíamos estar todos en la calle armando la marimorena". Le indigna esta desidia así como las trabas del PP a la intervención de los ciudadanos en las sesiones plenarias: "Es una vergüenza. Los políticos tienen la obligación de escuchar la voz del ciudadano, pero aquí ocurre todo lo contrario. Quieren callarnos la boca. Lo que tenemos es una dictadura pura y dura".

14. APDHA

"En esto no se está por conseguir éxitos, se está por dignidad". El dueño de esta reflexión es Rafael Lara, un nombre, un hombre cuyo compromiso con lo social no se cuenta ya por años. Se cuenta por décadas. No en vano, Lara es la cara más reconocible de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) en Cádiz. Es fácil encontrar al coordinador tanto dando una rueda de prensa, como encabezando una pancarta, que coordinando las diferentes reuniones de las áreas que la asociación tiene en Cádiz y la provincia... Dice que esto va por épocas, que a veces uno se desanima, pero Rafa Lara es de esas personas que se convierten en ejemplo ya que han conseguido que el activismo sea su forma de vida. "Que te indignen las injusticas, que no puedas mirar para otro lado, que se te ponga un nudo en el estómago cuando ves en televisión las cosas que están pasando…Eso ya no se puede evitar. Eso no se quita". Como cuando cae la venda…

La APDHA, con Rafael Lara al frente, llega a estas páginas como uno de los movimientos más activos del año. "Creo que hemos salido a la calle unas dos veces al mes y si además sumamos los ciclos de cine, las charlas, los talleres… Pues creo que nuestra presencia en la ciudad ha sido casi continua durante todo 2013", acierta el portavoz que asegura que estamos viviendo "una situación tan dura y una cerrazón tan enorme de los políticos que están en las instituciones del gobierno" que, opina, "sólo desde la responsabilidad y el compromiso de la acción de la ciudadanía" podremos "conseguir que las cosas cambien".

Movilizaciones que, a su juicio, han ganado peso en este último año en la ciudad. Y es que Lara dirige nuestros oídos al martilleo constante: "Las manifestaciones masivas no se sostienen en el tiempo, mientras que las movilizaciones continuadas, muchas veces sectoriales, a veces pequeñas, son las que van creando las condiciones para que luego se produzcan las movilizaciones masivas".

Reivindicaciones en las que ha participado la APDHA bien como organizadora o como apoyo ya que apuestan por crear "redes de trabajo entre colectivos modestos" pues es la manera "más efectiva" tanto "para atender a las personas como para crear una plataforma de denuncia". En "la permanente tensión" entre estos dos objetivos es donde vive la APDHA. "Entre la necesidad de azuzar la movilización ciudadana y la de estar cerca de los sectores excluidos". Entre liderando denuncias ante los medios de comunicación sobre la vulneración de los derechos de la ciudadanía y creando programas de trabajo, una labor más silenciosa, para estar cerca de familiares de presos, de personas inmigrantes que no tienen papeles, de personas con problemas de vivienda…

¿Sirve movilizarse? Preguntamos, sin complejos, a quien lo lleva haciendo toda su vida. Y aquí nos lanza la reflexión inicial de este texto ("en esto no se está por conseguir éxitos, se está por dignidad"). No sólo porque "las políticas ante la crisis estén destruyendo todo el tejido social". No sólo porque "el sistema político está en una situación de crisis moral y ética". No sólo porque los propios políticos "estén enrocados tanto en el gobierno de Madrid como aquí mismo". "Hay que movilizarse por compromiso, dignidad y responsabilidad", recomienda Lara.

15. Hermandad Obrera de Acción Católica

"Tenemos poco apoyo de los sectores del Obispado y también de la izquierda", reconoce el presidente diocesano de esta organización en Cádiz y Ceuta, Francisco González Álvarez. No obstante, esa falta de aliento no les resta fuerzas para seguir avanzando en pos de ayudar a las personas y ser agentes activos en la lucha social, "porque un evangelio ajeno a esta lucha y que no sirva para ayudar a los ciudadanos es un evangelio muerto". "La persona -prosigue- es lo más importante, y debe estar en el centro de cualquier ideología, de cualquier política. Si no, es una política de artificio".

González recalca que HOAC forma parte del mundo obrero y, por ende, denuncia las injusticias que afectan a los colectivos de trabajadores desde la doctrina cristiana. "Ahora estamos apoyando a las familias de los jóvenes detenidos por los actos vandálicos en el puente Carranza, también a las limpiadoras de Limasa, estamos reivindicando mejoras y apoyando a los enfermos de Sida que están en las cárceles, etc. Y también tenemos gente en el 15-M, en sindicatos, en la asociación de Derechos Humanos...". "Pero no pertenecemos a la Democracia Cristiana ni somos un sindicato católico. Somos -aclara- un movimiento obrero de la Iglesia católica que tenemos la misión de formar a militantes obreros católicos para que trabajen en defensa de las personas. Y otro de nuestros cometidos es dialogar con el Obispado para que nos tire de las orejas y tirarle nosotros también".

La HOAC aboga por la movilización ciudadana. Se congratula de que "una minoría" esté "siempre movilizada". "Esa minoría constituye una luz en medio de la niebla. Es una luz necesaria, como también lo son las mareas y la plataforma antidesahucio, pero el problema es que no hay unidad. Hay demasiada gente indignada pero que no hace nada porque están a verlas venir, a ver si se resuelven las cosas...".

¿Y se resolverán? El representante de la organización cree que, para ello, es necesario la movilización ciudadana. Una movilización conjunta de la sociedad. Confía más en que esto ocurra que "se rebelen los estados nacionales contra las medidas que imponen Alemania y la Troika o que tanto Alemania como la Troika modifiquen sus políticas".

En este punto, recuerda la crítica que el papa Francisco ha realizado al sistema económico global, "un sistema económico feroz". González asegura que su organización se mueve en esa líena, "rechazando y denunciando el auténtico complot que se ha orquestado para equilibrar el sistema financiero y bancario a costa de la ciudadanía y enflaqueciendo al estado, convirtiéndolo en un lacayo del sistema capitalista".

16. ADSP/ Plataforma Social de Cádiz

Sólo unos pocos lúcidos cayeron en la cuenta que en el terreno de la sanidad pública no todo estaba ganado. Por entonces, en la época de la Ley general de Sanidad del 86, la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública (ADSP)ya llevaba cinco años batallando. "Cuando se aprobó, muchos pensaron que ya estaba todo conseguido", recuerda el médico Antonio Vergara. Afortunadamente, advierte, en la ADSP siempre hubo gente "muy buena" que ya venían diciendo que "los derechos hay que pelearlos infinitamente porque el riesgo de involución siempre ha existido". Desgraciadamente, y casi 28 años después de la gran conquista que supuso la ley del 86, el tiempo les ha dado la razón.

"Están desmantelando el sistema sanitario público". Así de claro lo ve Vergara. No al ritmo frenético que les gustaría, no en todas las comunidades por igual, pero "lo están aniquilando". "Se están cargando el sistema que ha sido motivo de orgullo". Desde la federación andaluza de la ADSP, que Vergara representa, denuncian este ataque sistemático del gobierno al sistema público sanitario. Y aunque Andalucía no es Madrid, ni Valencia, "aquí tampoco estamos bien". Si en otras comunidades el copago va minando la universalidad y la gratuidad del acceso de la ciudadanía al sistema sanitario, en Andalucía se rebaja notablemente el presupuesto destinado a Sanidad "por cuarto año consecutivo" repercutiendo en los empleados públicos, "que ya en un 60% se han convertido en personal laboral interino", además de asumir una pérdida de poder adquisitivo "de más de un 20%".

La ADSP no desfallece en sus denuncias, tanto a través de su plataforma en Cádiz como en sus federaciones andaluza y española. Denuncias y campañas de información para concienciar a la ciudadanía. En Cádiz, por ejemplo, una de las acciones que más frutos está dando, además alguna que otra movilización, son las jornadas de Desigualdades Sociales y Salud que en este inminente nuevo año alcanzarán su número catorce. Y es que la triste ecuación de que a mayor desigualdades sociales mayor repercusión negativa en la salud de los ciudadanos es "una realidad, no una opinión". Multitud de estudios científicos lo demuestran, asevera el médico.

El carismático sanitario de abundante barba también es uno de los rostros más conocidos de la Plataforma Social de Cádiz, organización donde la ADSP se integra junto a otros colectivos sociales de la ciudad y la provincia. "Este año hemos estado a tope con la plataforma pero es cierto que en los últimos meses, con los problemas que han tenido los sindicatos, se ha tambaleado un poco", reconoce Vergara que, sin embargo, cree firmemente en que estos "son tiempos de sumar, tiempos donde las movilizaciones sociales no podemos ponernos a discutir entre nosotros, sino que tenemos que unificar a los sectores que defienden el sector público y los derechos elementales para tener la mayor fuerza posible".

Sumar, sumar y sumar. Es la mejor cuenta para Vergara. Sumar y continuar. Y pelear. Basta de "discursos benévolos con la desmovilización" y con "el ya está todo conseguido". "Que nos sirva de lección esta historia que nos está ocurriendo ahora".

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