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Cádiz

Pasión por el ritmo argentino

  • José Palomero Castro, gaditano "beduino" de 88 años, presume de ser uno de los tangueros más antiguos que sigue bailando en España

José Palomero Castro, gaditano "beduino" -como él mismo precisa-, tiene 88 años y asegura que desde que tiene uso de razón le gusta el tango. "No te puedo decir cuándo escuché el primero", afirma. Lo que sí recuerda es que empezó a aficionarse al baile "cuando tenía 14 ó 15 años". Presume de ser uno de los tangueros más antiguos de España que sigue bailando y el pasado fin de semana fue homenajeado en la milonga que celebró Cádiz Tango en el Edificio Melkart.

Cuenta que, de joven, soñaba con ir a Argentina porque el único tango que podía ver en Cádiz era en las películas de Imperio Argentina, Carlos Gardel, Libertad Lamarque "y poco más". "Veía esas películas con 10 ó 12 años cuando iba de carabina al cine acompañando a mi tía y su novio. Una vez que riñeron y rompieron la entrada por poco me da algo", relata.

Aprendió a bailar mirando desde la azotea de su abuela "porque daba a un cine de verano donde en invierno organizaban bailes de todo tipo. Yo me fijaba en los que mejor lo hacían y los imitaba". Cuando creció un poco, se hizo amigo "de un sacristán que tocaba el acordeón" y con él se colaba en algunas fiestas sólo para bailar, donde también aprendió mucho.

Confiesa que tenía la ilusión de conocer a Imperio Argentina. "Para mí era más fácil llegar a la luna que conocerla, y luego tuve el placer de ser amigo personal de ella. La llevé junto con su hermana Asunción en mi coche, y ellas me cantaban detrás". Mientras enseña orgulloso una foto con ambas y una carta de agradecimiento a él y su mujer por la atención durante su visita a Cádiz, relata que la conoció gracias al cónsul de Argentina en Cádiz, quien organizó una fiesta en la que ella vino como invitada.

Sobre su baile, afirma que "es muy sencillo". Considera que sabe "pisar la pista de acuerdo con el compás de la música, el caminar en el tango parece sencillo pero no es fácil caminar bien", comenta en referencia a los pasos del baile. Su preferencia es "el tango antiguo, el clásico, pero cuando lo ponen en las milongas sale tanta gente a la pista que no puedo bailar. Me gusta el tango que yo siento con el corazón, no el que siento en el oído, y ese es el que me hace caminar. Si el tango no se siente, nunca se podrá bailar bien. Creo que nada se puede hacer bien si no se siente".

José Palomero ha transmitido la pasión por el tango a su hijo Manolo, que empezó a hacer las milongas en Cádiz con un grupo de amigos que se hace llamar Cádiz Tango. El pasado fin de semana, Cádiz Tango dedicó su milonga a homenajear a José, quien bailó un tango con cinco mujeres que se turnaban como pareja. Ese día también cantó especialmente para él Carmen de la Jara Que no daría yo a capela, le entregaron una escultura de una pareja bailando y otros obsequios, como un CD con la música de esa noche dedicada a él. Para la ocasión, artistas de toda Andalucía vinieron a Cádiz a bailar y tres parejas se ofrecieron a hacer exhibiciones para José. Fue una noche de tango dedicada a un tanguero.

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