Diego López Garrido (Madrid, 1947) ingresó ayer en el Ateneo de Cádiz con un discurso brillante sobre la, a su juicio, necesaria reforma de la Constitución Española. El diputado, que fuera portavoz socialista en el Congreso entre 2006 y 2008 y secretario de Estado para la Unión Europea entre 2008 y 2001, fue presentado por el profesor Alejandro del Valle y lo primero que hizo fue reconocer que era para él "un honor" hablar de la Constitución "justamente en el año en que se conmemora, se recuerda y se estudia la legendaria y siempre viva Constitución de Cádiz".
Para López Garrido, la Constitución, "desde que fue lanzada al mundo por EEUU, Francia y España, ha cumplido tres funciones esenciales: legitimar a quienes ejercen el poder político; configurar el estatuto de los ciudadanos y las ciudadanas y convertirse en la ley suprema". El diputado dijo que la Carta Magna del 78 trajo, como la de Cádiz, la libertad tras décadas de autoritarismo, restableció la igualdad de derechos y puso las bases a lo que llegó más tarde. "Construyó el puente con la Europa del Estado del Bienestar y la cultura democrática".
Sin embargo, considera que casi 20 millones -la mitad de los españoles- no han tenido la oportunidad de votar una Constitución española. "Aunque sí, por cierto, una europea. Este dato no resta legitimidad a la Constitución. Los grandes principios que antes mencioné siguen siendo tan fuertes o más que hace un tercio de siglo. Sin embargo, determinados ámbitos han sufrido con el paso del tiempo o son insuficientes. Y tenemos una Constitución debilitada y oxidada en aspectos que requieren adaptaciones que no se han realizado por miedo a la inestabilidad a o abrir la caja de Pandora".
Se lamenta López Garrido que nuestra Carta Magna no tenga reformas, "salvo dos casos puntuales que tienen que ver con Europa (art.13 y art.135). Pero no tenemos reformas". Y destacó que Alemania, por ejemplo, ha tenido 57 reformas constitucionales e Italia 14, aunque sus textos son más antiguos, ya que datan de la época siguiente a la II Guerra Mundial.
Advirtió durante su interesante discurso que el Derecho Europeo tiene "primacía sobre el derecho interno español" y que los órganos de poder europeos "condicionan la vida diaria de los españoles".
Se detuvo también en uno de los debates más actuales: el clima soberanista en Cataluña. "Se esté o no de acuerdo (yo no lo estoy), representa un síntoma añadido de que el Estado autonómico no va bien. Ese impulso soberanista y centrífugo tiene una etiología predominantemente económica". Profundizó en este tema y comentó que "lo que sucede es que el traje autonómico es corto definitivamente. La Constitución, en realidad, no definió ni desarrolló los perfiles políticos y económicos del Estado de las Autonomías".
Igualmente, consideró que hay otra reforma constitucional que parece obligada. "Es la introducción de la igualdad entre hombre y mujer en el acceso a la Jefatura del Estado". Y, por último, expresó en siete puntos, una fórmula posible sobre el timing de la reforma: "Creación por el Parlamento , y con consenso, de una comisión de sabios que haga un primer borrador de reforma de la Constitución; periodo de audiencia pública y amplio debate social; debate y aprobación de la iniciativa por el Congreso; aprobación del principio de la reforma por los dos tercios de cada Cámara; disolución inmediata de Las Cortes; las Cámaras nuevamente elegidas ratifican la decisión y estudian el nuevo texto, que deberá ser aprobado por dos tercios del Congreso y el Senado; referéndum popular. Esta es mi propuesta personal pero transferible", dijo. "Espero que sirva para ayudar a lanzar un debate que es necesario. Las Constituciones están para ser reformadas", sentenció.
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