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Cádiz

El imán de los hibernófilos

  • El pueblecito de Doolin es uno de esos lugares que corren el riesgo de morir de éxito. A ello contribuyen, por supuesto, los mismos factores que convierten el lugar en un diminuto vértice de "lo irlandés".

oeste de irlanda

Situado a la misma altura que Dublín pero en el condado de Clare -al extremo oeste de la isla-, el pueblecito de Doolin es uno de esos lugares que corren el riesgo de morir de éxito. A ello contribuyen, por supuesto, los mismos factores que convierten el lugar en un diminuto vértice de "lo irlandés".

La pequeña localidad de Doolin -apenas dos calles bien surtidas por tres históricos pubs- se encuentra a escasos kilómetros de la que es considerada la mayor atracción de Irlanda, los acantilados de Moher: doscientos quince metros sobre un rugiente Atlántico a los que no hay cartel ni postal que haga justicia. Ni las murallas que bordean parte de su perímetro ni el centro de interpretación que han llegado a construir le hacen perder al lugar un ápice de dignidad. Tal vez no sean los acantilados más altos del país -honor que se lleva el Slieve League, en Donegal- pero todo el que se ha acercado a ellos coincide en que resultan incuestionablemente abrumadores: ostentan esa extraña cualidad de hacerte sentir, a la vez, aterrado y en paz.

Las paredes de los acantilados sirven, por supuesto, de refugio a numerosas aves marinas -entre ellos, un ejército de cormoranes y frailecillos- y, en los meses estivales, se organizan paseos en barco para observarlos.

Doolin ejerce, además, de centro nuclear de la música celta en Irlanda. ¿Por qué hay que acudir hasta aquí para escuchar música irlandesa? Por el mismo motivo por el que, quien quiera escuchar flamenco, ha de ir a Triana o San Fernando. Los tres pubs de Doolin (McGann's, O'Connors y McDermott's) organizan sonadas sesiones durante todo el año, a diario en verano, y no son pocos los músicos tradicionales que tienen una segunda residencia en los alrededores -entre ellos, la canadiense Loreena McKennitt-.

Por si esto fuera poco, Doolin es uno de los puntos de salida de los ferrys que van a las islas de Aran, visibles desde la misma costa -hay varios viajes a diario a las tres islas desde el muelle del pueblo, aunque tal vez sean más cómodas las rutas desde Rossaveal o Galway-.

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