Semana Santa

Entre la tristeza y la esperanza en el 7 de julio

  • La lluvia obligó a Servitas a suspender la salida

  • Los hermanos esperan resarcirse con la participación de la Virgen en el Via Crucis Diocesano del verano que viene

Pepe Lado no se estaba quieto en brazos de su madre. Con tan solo 21 meses iba a salir por primera vez de monaguillo en el cortejo procesional de la Orden Tercera. Sellaba su boca un pipo donde podía leerse "Soy de Servitas". El estreno deberá esperar. Al menos hasta verano. Entre los hermanos que ayer se quedaron con la miel en los labios, un pensamiento común: "Nos queda el 7 de julio". Se referían al Vía Crucis Diocesano que en esa fecha estival conmemorará el 750 aniversario de la diócesis de Cádiz y el 600 aniversario de la sede de Ceuta. Ese día Nuestra Señora de los Dolores recorrerá las calles de Cádiz. Ayer no pudo hacerlo. La Orden Servita había decidido poco después de las dos de la tarde no procesionar. Las desfavorables previsiones meteorológicas que manejaba desaconsejaban poner el cortejo en la calle. "Los partes se cumplieron y no ha parado de llover desde las tres de la tarde. Y, lo que era peor, desde las nueve de la noche avisaban de vientos de 50 kilómetros por hora", explicaba el prior, Rafael Guerrero, antes de comenzar la misa de las seis de la tarde en San Lorenzo, que estaba programada para justo antes de la salida y que se mantuvo. "Queríamos decidirlo con tiempo. El dispositivo del Plan de Autoprotección se ponía en marcha solo para nosotros. No merecía la pena esperar tanto para movilizar a Policía Local, Protección Civil, Bomberos, ambulancias y personal de Cultura del Ayuntamiento", añadía. Y señalaba a los pequeños monaguillos, "razón suficiente para no sacar la procesión a la calle en un día tan desapacible".

A pesar de la decepción, los hermanos de la Fraternidad arroparon a la Virgen acudiendo a la celebración eucarística. No había capirotes ni túnicas. La estampa no era la habitual. Igual ocurría con los hábitos de los acólitos y los enseres expuestos. Solo se veían indicios de salida procesional en los monaguillos, que llegaron a la iglesia, como estaba previsto, para cantar a Nuestra Señora de los Dolores una canción que habían preparado. Fue un momento más que emotivo en la antesala de la misa.

La eucaristía fue concelebrada por el párroco de San Lorenzo y asistente espiritual de la Fraternidad, Jesús García Cornejo, y Fray Franco María Azzalli, postulador general para la Causa de los Santos de la Orden Servita en Roma. García Cornejo hizo mención a la suspensión de la salida procesional. "Quizás Ella nos invita a profundizar y contemplarla en su casa", dijo refiriéndose a la Virgen. Tuvo, además, un recuerdo para Carmen Barroso Pineda, madre del presidente del Consejo Local de Hermandades, Juan Carlos Jurado, fallecida ayer a los 90 años.

Hoy por la mañana, como estaba previsto, toca desmontar el palio. Será más doloroso hacerlo sin haber disfrutado de la salida del Viernes de Dolores. Pero el 7 de julio llegará pronto y habrá que montarlo de nuevo. Siempre hay sitio para la esperanza.

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