educación

¡Cuidado con el peatón!

  • El colegio Las Cortes acoge el taller de seguridad vial que ofrece la Policía Local para dar a los más pequeños nociones básicas de tráfico

Circuito de seguridad vial instalado en el colegio Las Cortes, que un grupo de alumnos recorre a dos ruedas.

Circuito de seguridad vial instalado en el colegio Las Cortes, que un grupo de alumnos recorre a dos ruedas. / d.c.

Nicolás hace acto de presencia después de que los niños griten su nombre. Todos quieren tocar a la mascota de la Policía Local, que sirve a los agentes para captar la atención en los talleres de seguridad vial que ofrecen a los centros educativos. Son alumnos de Infantil y hasta tercero de Primaria del colegio Las Cortes, que escucharon las explicaciones sobre las normas de tráfico y luego las pusieron en prácticas, subidos en bicicletas, motos juguete o patinetes.

Sebastián, uno de los chicos, fue el encargado de subir al escenario para dar al botón del semáforo para que cambiara de color. Entonces los pequeños debían reaccionar: levantarse si se ponía verde, agacharse si la luz era ambar y sentarse si estaba en rojo.

Fueron obedientes y mostraron que habían captado el mensaje de los agentes, que se valían de imágenes de power point y un semáforo colocado ante los niños para dar nociones básicas del comportamiento de los peatones y de los conductores. Porque una bicicleta también debe cumplir la normativa de tráfico. También estuvieron atentos cuando la directora del colegio, María Teresa García Sosa, presentó a la alcaldesa, Patricia Cavada. "Algunos ya la conocéis, ella es la que ayuda a los ciudadanos a que tengamos una vida más placentera -les explicó-. Saludádla, ¿no?". Un buenos días al unísono con un posterior gracias fue la respuesta de los alumnos. La regidora les pidió que confiaran en los policías, "son personas que son amigas, que os pueden ayudar, que hacen que la gente se comporte y la vida sea mejor".

Tras la canción con la que llegó la mascota Nicolás, los más pequeños se marcharon a uno de los patios del centro para coger los vehículos a dos ruedas y recorrer el circuito que se había preparado para la ocasión. Varios agentes recordaba a los niños las reglas que debían seguir. Un semáforo, por ejemplo, obligaba a parar antes de entrar en el circuito si estaba en rojo. Otro regulaba el tránsito antes de la salida del recorrido o para indicar que podían seguir la circulación dentro de él. Lo más difícil, sin duda, fue que prestaran atención a los pasos de peatones, que las profesoras intentaban cruzar con algunos alumnos de la mano en alguna ocasión. Los agentes tocaban el silbato para advertir a los despistados que tenían que frenar. Pacientemente, esperaban para retomar la marcha, unos con más calma y otros a más velocidad.

La pista contemplaba incluso una rotonda, con su señalización pertinente en vertical, punto en el que los policías locales debían incidir en la manera de circular por ella -¡cómo si los adultos supieran hacerlo!-. "Es positivo que haya mayor conocimiento de las normas entre los menores, así habrá más seguridad. Aprenden el deber y la obligación de respetar las normas, pero también se educa a los conductores del futuro", defenía Cavada, que agradecía la implicación de la jefatura y de los centros educativos. Además, mencionó el convenio con la Dirección General de Tráfico que permite la formación como docentes en seguridad vial de los agentes.

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