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Visita de los reyes magos de oriente Hasta doce carrozas recorrieron las calles de la ciudad para traer la ilusión a niños y mayores

La Cabalgata prepara a los niños para su noche mágica

A estas horas los más pequeños de cada casa tendrán ya su juguete preferido entre sus manos. Habrán dormido poco y mal, nerviosos, ansiosos, ilusionados. Sus sueños se habrán hecho realidad, así, con el pijama y los ojos emocionados, contemplando los presentes que los Reyes Magos se afanaron durante toda la noche en preparar. También los más mayores, los adultos, los padres, abuelos, tíos y primos habrán destrozado envoltorios y descubierto éste o aquel detalle que mencionó y que jamás pensó que nadie podría recordar. Pero Sus Majestades lo ven todo, lo saben todo, lo conocen todo.

Con las cartas del Heraldo Real en su poder, ayer, se pasearon por la ciudad en la Cabalgata de La Ilusión, con las calles repletas de isleños que los acompañaron en su última visita antes de comenzar el trabajo, duro, pero hermoso, de repartir precisamente eso, la ilusión, en cada hogar. Las doce carrozas que componen la cabalgata -una más que en años anteriores- se concentraron en la avenida Reyes Católicos, un punto de partida distinto y novedoso, igual que el resto del recorrido.

En los tronos, diez toneladas de caramelos que comenzaron a repartirse desde el mismo momento en que el cortejo comenzó a moverse, lentamente, en dirección al parque Almirante Laulhé, donde previamente, en torno a las cinco de la tarde, habían estado saludando ya a los más pequeños. Unos caramelos que, como siempre, consiguieron hacer las delicias de pequeños y mayores, ya todo unos expertos en su recolección. Así, como es tradición, bolsas, de todas las clases y tamaños, y cabezas al suelo al paso de sus majestades, más con intención de encontrar alguna de estas golosinas que de hacer la correspondiente reverencia a los Reyes de Oriente. Pero en el cargamento que ayer Melchor, Gaspar y Baltasar traían también había pelotas y camisetas, que los Reyes lanzaban al público mientras estos se agolpaban para intentar hacerse con una.

Un espectáculo de música y alegría que bordeó el Parque por las calles Arenal y alcanzó la avenida Almirante León Herrero en dirección a la rotonda de Hornos Púnicos, emulando el itinerario realizado el viernes por el Cartero Real. Y la tarde fue dando paso a la noche, menos fría que la anterior, pero más mágica. "¡Marta, saluda a la Estrella de Oriente!", le decía un padre a su hija, montada en hombros al paso de la primera de las carrozas. "Manolito, pórtate bien, que por ahí viene Melchor y te está viendo", -un clásico de los chantajes infantiles en estas fechas- decía otro a su hijo que, revoltoso, intentaba alejarse de su mano.

Porque miles de personas en la calle bien valían un poco de control entre los niños. Y por delante de sus ojos, malabaristas, el tren de pastorcillos, el coro de campanilleros y carrozas de personajes infantiles como la Bella Durmiente o Aladdin, para el deleite de todos. También el belén viviente del centro de día de la Tercera Edad o los mulos de la asociación hípica de La Isla portando oro, incienso y mirra. Pero los más ansiados, los tres últimos tronos, con Melchor, Gaspar y Baltasar, lanzando caramelos a raudales, saludando, sonriendo, brindando alegría con su sola presencia a todos los asistentes.

Cuando la Cabalgata enfilaba ya el camino hacia Real una de las primeras carrozas sufrió una avería, lo que provocó el desconcierto entre las personas que esperaban en el último tramo. Una vez arreglada, el cortejo continuó la marcha, aunque eso sí con retraso sobre el horario previsto. Y con la luna bien alta en el cielo, entró todo el cortejo en la parte más emblemática, la calle Real, dejando tras de sí un rastro pegajoso en el suelo -que los servicios de limpieza se afanaban tras su paso por limpiar-.

Después de un extenso recorrido, con retraso e interrupciones por la avería, la Cabalgata de la Ilusión terminaba en la plaza de la Iglesia con la adoración al belén viviente. Tras presentarle sus respetos al Niño Jesús, los Reyes Magos se despidieron para iniciar su verdadera función, temprano, como manda la tradición, porque la de anoche fue una velada larga.

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