Ser o no ser

José Guerrero 'yuyu' /

Necesidades vitales

LA final de la Champions está muy bien. Y hoy, por una cosa o por otra, casi toda España se alegra del resultado. ¿Toda? No. Como en los tebeos de Astérix, una pequeña aldea fenicia tiene cosas más importantes que celebrar: seguir con vida o seguir en el pozo un añito más. El Cádiz se la juega esta tarde en A Malata. A vida o muerte. Con mucho más que perder que ganar. Vencer solo asegura seguir soñando. Perder significa despedirse de él. Y hay que creer en que se saldrá victorioso, aunque sea más con el corazón que con la cabeza. El Cádiz del partido de ida solo demostró garra (que no es poco) pero estuvo muy, muy corto de recursos ante un Racing de Ferrol que solo vino a salir vivo y que en su casa tendrá a todos los jugadores disponibles. El Cádiz sufre de escasez goleadora, esa que decide los play offs. Y el 0-0 en casa es un resultado bueno cuando se dispone de pólvora, esa que nos falta. Pero a pesar de ello seguimos creyendo. Seguimos agarrados a un clavo ardiendo para no permanecer ni una temporada más en Segunda B. Hoy hay que sacar la eliminatoria como sea. Y tenemos que marcar. Si logramos hacerlo creo que tenemos el 75 % de la eliminatoria ganada. Pero hay que hacerlo. En primer lugar por esos aficionados que se han metido entre pecho y espalda una paliza tremenda para ir en bus al Ferrol. Es ese sector incombustible de la afición. Hay otro sector al que los resultados y la apatía han ido minando la mora. Y son tan cadistas como los otros. También por ellos habría que ganar, para devolverles la esperanza. Ganar como sea, para volver a ver otro partido en Carranza con más gente en la grada, con más gente soñando con que sí se puede. La imagen del otro día, con medio aforo en un partido de play-off demuestra el sentir del cadismo en esta temporada. Una temporada a cara o cruz. Una mala liga la salva un ascenso. Los triunfos lo olvidan y perdonan todo. Cuando se cae en play-off tras una temporada de sobresaliente también duele, pero te queda el orgullo de haber peleado y haber caído con la cabeza alta. El Cádiz de esta temporada necesita el éxito para no morir de mediocridad. Es otra razón más para seguir vivos tras el partido de hoy. Hay que ganar. Por historia, por aferrarse a esos milagros tan propios del Cádiz cuando peor pinta, por necesidad vital, porque esto es Cádiz y aquí hay que mamar o por lo que ustedes quieran.

Pero necesitamos ganar como sea. Con los jugadores que sea y jugando como sea. Vida o ruina. No hay otra. Y los responsables de todo ello serán los que se visten de corto y los dirigentes del club. La prensa ni gana ni pierde, solo cuenta lo que ve. Como, muchos cadistas, yo he sido uno de los que ha criticado tela a esta plantilla, porque era el momento de hacerlo. Y nada me haría más feliz que tener que reconocer que me equivoqué al pensar que estos tipos no podían ascender. Ojalá tengamos que darle la vuelta a la tortilla todos los cadistas que pensamos mal. Demuéstrennos que estábamos equivocados. Será un placer.

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