Parafraseo en el sentido contrario a Marx y Engels para afirmar que un fantasma recorre España, que una nueva ideología unitaria y práctica se está extendiendo y que por fin está acabando con la división entre los partidos, ya que a su puesta en marcha están contribuyendo con entusiasmo desde todos los puntos del arco político, desde su extremo derecho hasta el más izquierdo. Podríamos hasta ponerle nombre: ‘eventismo’, y consiste en poner a los mal llamados eventos en la cima de los deseos de los ciudadanos, en considerarlos como el fin y el principio de todas las cosas, el alfa y la omega de la sociedad moderna, la razón y el ser del progreso humano.

A la convocatoria y celebración de grandes citas y acontecimientos se entregan ayuntamientos de izquierda, de derecha y de centro (si es que tal cosa existe), ya sea en forma de regata (mejor dos que una), ferias, carnavales, inacabables festejos navideños, halloweenes, procesiones magnas, festivales, conciertos… cuyo éxito ya es su propia celebración y, por supuesto, la avalancha de gente concentrada en pocas horas y traducida (condición indispensable) en bares y restaurantes rebosantes.

Esas mismas autoridades, convertidas al ‘eventismo’, se entregan a continuación con una rapidez de cálculo inusitada a la proclamación de unas cifras indemostrables y bastante increíbles de asistencia y repercusión económica en las ciudades, números en los que las decenas de miles y los millones revolotean alegremente y que si fueran verdad resolverían la vida de sus habitantes al menos para una generación.

Los calendarios de las ciudades y pueblos rebosan de grandes ocasiones, y lo mismo se convoca a la gente a degustar productos típicos que a contemplar recreaciones de hechos históricos más o menos inventados. Los más pudientes se lanzarán dentro de poco a competir por quién pone más luces navideñas y lo venderán como un éxito de gestión y como la demostración de su preocupación por el bienestar de sus conciudadanos.

Ni socialismo, ni comunismo, ni capitalismo, la ideología de nuestros tiempos es el eventismo, que por fin ha conseguido unirnos a todos, y que los sociólogos y politólogos quizá considerarán como esa derivación inesperada del populismo que recorrió España, y naturalmente la Bahía de Cádiz, durante el primer cuarto del siglo XXI, el siglo que había de ser el que alumbrara la liberación de la Humanidad.