Flamenco

Más espacio para Niño Josele

  • La quinta grabación del guitarrista, 'Española', producida por Fernando Trueba, enlaza con su anterior trabajo 'Paz', donde versionaba temas de Bill Evans

El año que termina va a ser de los de recordar para el guitarrista almeriense Niño Josele (Juan José Heredia, Almería, 1974). Tras cinco años con el maestro Paco de Lucía en la gira de Cositas buenas, en el plazo de un par de meses ha entregado dos grabaciones, Venta del Alma y Española. El orden de aparición ha sido ese pero, en realidad, el primero de los títulos ha sido grabado con posterioridad al segundo, que es el que está actualmente siendo objeto de promoción. El otro es una edición limitada en la que el guitarrista ha recogido una veintena de composiciones flamencas, breves y de variado corte, que acumulaba y quería echar para afuera. Pero lo de Española es, sin duda, otra cosa. Se trata de la quinta grabación propia de Niño Josele, aunque el artista, de contento y satisfecho que está con ella, haya declarado que para él es la primera. Entre el orden cronológico y la percepción de su creador, lo cierto es que este nuevo disco quizás no se entienda sin la existencia de su trabajo de 2006, Paz, en el que adaptó once composiciones del pianista Bill Evans. Igualmente, esta nueva grabación, como ocurriera con aquella, vuelve a estar producida por Fernando Trueba, aunque ya no está Javier Limón, con quien el cineasta coprodujo Paz.

Al contrario que en ese disco, en Española Niño Josele es autor de ocho de los nueve temas que lo integran, y tan sólo el que le da título no lo es. Se trata de una composición del pianista de jazz McCoy Tyner y pertenece a su disco de piano solo, Soliloquy, que firmó en 1992. Dicho sea de paso, la adaptación del citado tema a la guitarra flamenca es admirable, sólo sea por la valentía de trasladar a las seis cuerdas la poderosa pulsación de Tyner en las teclas. Pero, volviendo a las composiciones, el hecho de que el guitarrista firme la mayoría de los cortes hace que la grabación sea muy flamenca en ocasiones, aunque situada siempre en el nuevo espacio que Niño Josele parece haber descubierto para sí.

En ese ámbito, cercano al jazz por el tratamiento de los temas y sus arreglos, se encuentran composiciones como ¿Es esto una bulería?, la rumba Gloría bendita, el Waltz for Bill o la bulería A contratiempo, que se enlaza con un tumbao. En ellos intervienen nombres bien conocidos del jazz norteamericano (el disco fue grabado en Nueva York) como el trompetista Michael Philip Mossman, el saxo soprano Ralph Bowen y, sobre todo, el ya legendario saxo alto Phil Woods. Se trata, pues, de temas en los que un guitarrista flamenco lidera un grupo de jazz al que se suman en otras ocasiones los nacionales Guillermo McGill (batería), Piraña (percusión), Javier Colina (contrabajo) o el cubano Alain Pérez, entre otros.

Frente a esos temas, Niño Josele ha grabado, ya en guitarra de concierto, una hermosa rondeña dedicada a Paco de Lucía y un zapateado a Bebo Valdés. Las dos composiciones se mueven en el canon clásico, aunque la segunda se tiñe de ecos americanos que evocan la guajira en algunos momentos. También hay una seguiriya, Balcón de la luna, que es ligera y bailable, y el tema de cierre, La Partida, libre, lírico y con arreglos de cuerda.

El disco ofrece una escucha más que agradable, de sonidos limpios (se advierte que las guitarras han sido grabadas en directo, sin edición) y arreglos tersos y elegantes. Pero, sobre todo, lo que esta grabación sugiere es la sensación de que estamos ante una muestra más de la buena música que hoy día puede engendrar el flamenco. Y, además, venida de la mano de un guitarrista de incontestable raíz, pero con una mente que, demostrado está, es bien inquieta.

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