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Cultura

"Hemos construido toda nuestra identidad a partir de la mirada del otro"

  • La autora presenta en el Centro Reina Sofía 'Travesías históricas: viajeros andaluces que contaron el mundo'

  • Antes, en el Baluarte de Candelaria, firmará 'El color de los ángeles'

La escritora sevillana Eva Díaz Pérez.

La escritora sevillana Eva Díaz Pérez. / victoria hidalgo

El germen de Travesías históricas. Viajeros andaluces -el libro que Eva Díaz Pérez presenta esta tarde en la Fundación Carlos Edmundo de Ory- estuvo en una serie de artículos elaborados para El Mundo. "Me apasionan los temas de viajes, siempre los sigo y curioseo. Y siempre me ha sorprendido que los viajeros románticos fueran quienes crearan buena parte del tópico que aún sufrimos los andaluces: un pueblo pasional, retrasado, inculto, algo violento, jaranero. Los viajeros que llegaban aquí venían con cierta idea previa: muchas veces, ves los que estás predispuesto a ver, y ellos abundaron en esos tópicos. Pero lo peor no es eso: lo peor es que buena parte de la construcción de nuestra identidad se hizo a partir de ese retrato, desde la mirada del otro, y nosotros la asumimos. Nos hemos creído un discurso ajeno que podía formar parte de un discurso múltiple, pero que se ha quedado como único".

Nunca se asocia lo andaluz con el cosmopolitismo, por ejemplo, "cuando de aquí han partido las grandes travesías, ¿cómo es esto posible? Fueron andaluces los que contaron cómo eran los nuevos paisajes, fuimos los pioneros. A partir de esta pregunta, empecé a buscar y encontrar historias con la intención de reivindicar la mirada andaluza en el mundo".

Cada uno de los viajeros que aparecen en las Travesías históricas, lo hace en virtud de su desconocimiento para el gran público - "y para mí misma"- o de lo poliédrico de su historia: "Hay algunos nombres más conocidos, pero que son apasionantes siempre, como Blanco White: un personaje interesantísimo, muy andaluz a pesar de que no parezca andaluz. Cuando va a Inglaterra, en el exilio, es capaz de hacer un libro fantástico, como si un viajero español hiciera lo mismo que los ingleses en España -continúa la autora-. Y otra serie de personajes que no conocía: Antonio del Corro, que también estuvo en Inglaterra, que era protestante y que al final es un incomprendido en todas partes. O Antonio de Ulloa, que se forma en Cádiz, donde hace la medición del meridiano, o por supuesto Celestino Mutis, que despertó la admiración de Humboldt. Hay muchos de ellos que tienen para una novela, pero a mí no me da la vida".

Sin embargo, las Travesías históricas no son las únicas páginas que Eva Díaz Pérez trae hoy a la Feria del Libro. La escritora también firma, a partir de las 18.00 horas, El color de los ángeles (Planeta): una novela histórica sobre la figura de Murillo, cuando se cumplen cuatro siglos de su nacimiento: "Lo he concebido como una tercera vía -explica-. Una forma de unir oportunidad y un tema que me gusta, que siempre estoy escribiendo cosas al capricho". Una novela extremadamente sensorial, en la que uno de los principales objetivos ha sido trasladar al lector a la Sevilla del XVII: "Me interesaba mucho que quien leyera la novela entrase en la atmósfera del color, de la mirada, y a veces incluso de los olores de la época, cómo olía el obrador de un pintor, por ejemplo. La idea es que tengas la sensación de estar en el mismo cuadro", explica.

Parte importante, desde luego, ha sido recopilar toda la información técnica, "con tratados como el de Pacheco, que me pareció muy curioso. Tenía miedo al anacronismo -continúa-. Por ejemplo, existían diferencias entre escuelas: en la Escuela de Sevilla, las imprimaciones se hacían con barro del Guadalquivir, con lo que los matices eran diferentes a las pinturas madrileñas. Pienso que una de las principales aportaciones de la novela histórica es, precisamente, su capacidad divulgativa, además de narrativa. Requiere un gran proceso de documentación el poder dar luego sólo unas pinceladas".

El color de los ángeles parte de la caída que precedió a la muerte de Murillo: la que todos entendemos como la caída en Capuchinos. Excepto que no fue en Capuchinos. "Hay distintas teorías, como sabrás, respecto a su muerte. Hay quien dice que se cayó en el mismo convento en Cádiz, pero era muy raro que un pintor trabajara en el mismo lugar en el que iba a estar su obra -indica Eva Díaz Pérez-. Yo he seguido la tesis de Diego Angulo. Sabemos que Murillo visita la Caridad, por ejemplo, para ver cómo entra la luz, pero pinta en su obrador. Angulo afirma que pintó los Desposorios en su taller. Al respecto, aporta un documento clave: Murillo era Hermano de la Caridad y tenían por costumbre registrar cada salida de Sevilla; no hay ninguna nota que refleje que saliera de la ciudad. Después de ver mucha documentación acerca de los maestros de la época, creo que esa era la opción más lógica. Pero quería que Cádiz estuviera presente de alguna forma y me inventé lo del agua de Cádiz en la imprimación".

Bartolomé Esteban Murillo forma parte de esos referentes de los que, en realidad, sabemos muy poco. Algo que "llama mucho la atención, ya que fue muy prolífico, por ejemplo: cualquier gran museo del mundo tiene alguna pieza suya -apunta la escritora-. La figura de Murillo ha estado rodeada del cliché de pintor religioso, algo pastelón, amable. Por un lado, es un artista que crea el imaginario de la Contrareforma frente a la pintura tenebrista. Pero por otro lado -prosigue-, desarrolla múltiples facetas, apuesta por la pintura profana y popular en una época en la que estaba muy mal visto. En Flandes y Holanda, cultivan una pintura de lo cotidiano en un gesto que supone una de las grandes revoluciones de la historia del arte. Y nuestro gran pintor religioso apuesta también por esa pintura; sus escenas de pícaros y costumbristas forman parte del imaginario popular del Siglo de Oro. Ese planteamiento heterodoxo de Murillo es muy interesante: el de tomar el barro para mirar al cielo. Y otra podría ser la interpretación erótica de algunas de sus piezas, como ha sostenido algún especialista".

En la vida de Murillo, afirma Eva Díaz Pérez, existen "capítulos muy desconocidos. Algo que, partiendo de lo riguroso, le da mucho juego a cualquier novelista: puedes decir 'esto pudo ser así' -comenta la autora-. Además, al fondo está esa Sevilla del XVII todavía fastuosa pero en la que se va filtrando la decadencia, ya que el siglo siguiente, el esplendor va a emigrar a Cádiz".

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