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Cultura

La lucha para llegar a ser artista, a través del objetivo de Rafael Arocha

  • Las casamatas del Baluarte de la Candelaria de Cádiz acogen la exposición 'Aprender a volar', que muestra fotografías de alumnas del Conservatorio de Danza

Mientras que los bailarines profesionales llenan estos días los escenarios y las calles de la ciudad, mostrando sus propuestas en el VII Festival Cádiz en Danza, futuras bailarinas son las protagonistas en las casamatas del Baluarte de la Candelaria.

La exposición Aprender a volar, del canario Rafael Arocha, recoge 80 fotografías de alumnas del Conservatorio de Danza de Cádiz. Muestran su trabajo diario en el centro formativo y los preparativos para un espectáculo que luego representan en el Gran Teatro Falla. "Es un trabajo de danza, pero también de amistad, de respeto y de mucha admiración de unas a otras. Representa el proceso que lleva a algo, el esfuerzo para alcanzar una meta", expresa el autor de las instantáneas, quien cuenta que al conocer a estas niñas, lo que más le llamó la atención es el trato entre ellas. "Me ha impresionado porque desde fuera piensas que en este mundo existe un grado de competición grande y ves que es todo lo contrario, todas se ayudan entre ellas y se dan consejos. Hay un gran compañerismo y respeto. Es algo muy bonito".

Al recorrer las casamatas del Baluarte, sus paredes van mostrando a estas futuras bailarinas, algunas a gran tamaño. También hay una instalación de pequeñas fotografías que cuelgan del techo.

Las instantáneas fueron tomadas por Rafael Arocha en dos momentos distintos. Las primeras, en junio de 2007, durante los talleres de Al-Liquindoi que se celebran desde hace unos años en Cádiz. "Intenté hacer fotos de danza y el tema me fue interesando cada vez más", comenta el fotógrafo. Por eso, regresó el verano pasado para inmortalizar a las alumnas del Conservatorio durante los preparativos y la representación de un espectáculo en el Gran Teatro Falla.

El título de la exposición, según su autor, intenta aunar lo que significa para él la danza -"un vuelo continuo"- y la parte de aprendizaje que supone el Conservatorio.

Rafael Arocha está "encantado" de haber podido estrenar esta exposición en Cádiz, el lugar donde tomó las fotografías. Y especialmente en el Baluarte de la Candelaria, "un espacio increíble, precioso. Además, en contacto con el mar. Hay pocos espacios así", opina.

El fotógrafo canario no pudo estar en la inauguración de su muestra, ya que se encontraba en Barcelona, en el festival Trafic, como organizador y participante. Presentó un proyecto conjunto con el colectivo Photo Bipolar -surgido de los talleres Al-Liquindoi de Cádiz-, en el que han trabajado con enfermos de bipolaridad, usando la fotografía como medio de expresión. El resultado está siendo estudiado por especialistas, por si puede aportar alguna conclusión médica.

Arocha está muy agradecido por la ayuda que ha recibido, tanto para tomar las imágenes como para el montaje de la exposición, que seguirá en las casamatas el tiempo que dure Cádiz en Danza.

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