La almadraba de Barbate ha comenzado este jueves la temporada de capturas de atún. A eso de las 13:30 horas se ha dado el pistolezo de salida a una campaña en la que las cuatro almadrabas gaditanas se repartirán un total de 1.643,167 toneladas. El reparto entre ellas será idéntico al de 2023: la de Barbate dispondrá de 454,124 toneladas; la de Conil, 426,325; Zahara de los Atunes tendrá de 413,264 y, por último, Tarifa, la más pequeña de las cuatro, podrá capturar 349,454.

Durante esta primera jornada, la almadraba barbateña tiene previsto coger unas 30 piezas, atunes que están destacando por su peso, con ejemplares que rondan los 400 kilos (uno de los 10 primeros cogidos ha llegado a los 373 kilos).

Como viene siendo habitual desde hace unos años, los atunes han vuelto a adelantar sus viajes hacia el Mediterráneo. El pasado año comenzaron a verse entre el 15 y el 20 de abril; en 2022, entre el 20 y el 25, y un año antes, durante la primera semana de mayo. La explicación científica a esta conducta no está del todo clara. Unos hablan de que esta variación en sus hábitos ancestrales podría estar provocada por la subida en la temperatura del mar, otros que es sobre todo por culpa del cambio climático, que se deja sentir en las corrientes oceánicas. El caso es que las almadrabas gaditanas, que antes nunca iniciaban el periodo de capturas antes de los últimos días de abril, están ya terminando de calar las redes en el mar.

Los atunes que se capturan en las almadrabas gaditanas son ejemplares maduros, que ya han cumplido su ciclo vital y reproductivo, algunos de ellos con más de 20 años de edad. En el laberinto de la almadraba las capturas se realizan previa selección de los ejemplares más grandes, de manera que los más menudos, de entre 50-70 kilos, se sacan para que puedan continuar con su ciclo reproductivo.