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Suleiman toma posesión de la Presidencia libanesa

  • La elección de Suleiman puso fin a un vacío de poder en el país de seis meses.

El nuevo presidente libanés, Michel Suleiman, tomó posesión hoy de su cargo en el Palacio Presidencial de Baabda -que llevaba seis meses sin inquilino- donde comenzará el miércoles las consultas para la formación de un nuevo gobierno.

Suleiman llegó a las 12:00 hora local (10:00 hora española) a la sede presidencial donde pasó revista a la Guardia Presidencial, que izó la bandera libanesa, mientras que la banda musical interpretaba el himno nacional.

La prensa libanesa informó de que el presidente nombró como jefe de ese cuerpo al coronel Wadih Ghafari, en reemplazo del general Mustafa Hamdan, su predecesor, que está encarcelado por su presunta participación en el asesinato del ex primer ministro Rafic Hariri, en febrero del 2005, en un atentado con coche bomba en Beirut.

Los funcionarios del palacio lo esperaban para darle la bienvenida y después la artillería del ejército disparó salvas en su honor.

Antes de trasladarse a su nueva sede, el mandatario se había desplazado al aeropuerto para despedir al Emir de Qatar- que asistió ayer a su elección y juramento-, promotor del acuerdo alcanzado por los líderes libaneses en Doha para sacar al Líbano de su crisis.

"Hay un solo vencedor, el Líbano, y un vencido, la discordia" había afirmado el Emir Hamad Ben Jalifa en un discurso ante la Asamblea.

La elección de Suleiman a la presidencia puso fin a un vacío de seis meses ya que el Parlamento era incapaz de elegir un sucesor al ex jefe de Estado Emile Lahud -que había terminado su mandato en noviembre pasado- tras divergencias entre la oposición y la mayoría.

El nuevo presidente, que ocupaba hasta ayer el puesto de jefe del Ejército, había sido designado como candidato de consenso por la mayoría y la oposición, pero su elección había sido retardada debido al desacuerdo que existía respecto a la formación de un gobierno de unidad nacional y a la reforma de la ley electoral.

Los enfrentamientos que ensangrentaron este mes el Líbano apresuraron dicha decisión, ya que se temió que el país entrara en una nueva guerra civil, que hubiera podido degenerar en un conflicto regional suní-chií.

En su discurso de investidura, Suleiman trató, sin pasión pero de modo directo, los temas que preocupan a los libaneses y que van desde el respeto al acuerdo de Taif, pasando por las armas de la resistencia y las relaciones con Siria, hasta el tribunal internacional y la otorga de la nacionalidad a los emigrados.

A pesar de la unanimidad en su favor y del apoyo regional e internacional, el nuevo mandatario tendrá que hacer frente a muchos desafíos, comenzando con las negociaciones para la formación del gobierno y el mantenimiento de la cohesión interna hasta las próximas elecciones legislativas, previstas el próximo año.

No hay que olvidar que el jefe del Estado casi no posee poderes, pues le fueron retirados por el acuerdo de Taif (1989), que puso fin a tres lustros de guerra civil (1975-1990).

Es imperativo para que pueda realizar sus aspiraciones que tenga una buena relación con el gobierno, que emana, de modo indirecto, del Parlamento ya que el primer ministro es elegido por los diputados.

Otro de los retos que tiene que hacer frente es lograr que el gabinete mantenga su cohesión para poder redactar su discurso de política general, que deberá leer ante el Parlamento para que le vote la confianza.

También tendrá que lograr que la rama armada del Hizbulá se integre en el ejército para que sea el Estado el que decida de la guerra y de la paz.

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