Un año en el elíseo Sólo del 32% al 38% de los ciudadanos siguen confiando en el mandatario

Sarkozy se desploma en doce meses

  • Los excesos mediáticos, las polémicas y la falta de resultados concretos para mejorar el nivel de vida de los franceses dilapidan la popularidad de un presidente a la baja que ha defraudado todas las expectativas

Nicolas Sarkozy fue elegido presidente de la República el 6 de mayo de 2007 con un 53% de los votos y bajo la promesa de romper con más de veinticinco años de inmovilismo en Francia. Un año más tarde, los excesos mediáticos, las polémicas y la falta de resultados concretos para mejorar el nivel de vida de los franceses lastran la popularidad de un presidente a la baja que ha defraudado las expectativas.

En tan sólo un año de estancia en el Elíseo, Sarkozy se ha convertido en el más impopular de los presidentes de la V República. Apenas del 32 al 38% de los franceses siguen confiando en él, una caída brutal para quien gozó de un "estado de gracia" excepcional durante los primeros seis meses.

La ruptura para la que fue elegido se ha reflejado más en su estilo de ejercer la presidencia y en su afán de protagonismo que en el terreno político. Espontáneo y sin autocontrol, ha protagonizado numerosas polémicas, la más famosa el pasado 23 de febrero, en el Salón de la Agricultura de París, cuando llamó "pobre gilipollas" a un hombre que se negó a estrechar su mano. "Se necesitará mucho tiempo para que el presidente vuelva a ganarse el corazón de los franceses", opina el diario conservador Le Figaro.

También ha sido mal vista su relación con los poderosos y su afición al lujo y a la ostentación. Las primeras críticas le llueven al día siguiente de su elección porque decide pasar unos días de descanso en Malta a bordo del yate de un amigo millonario.

Sarkozy ha sido también criticado por su frecuente aparición en la prensa rosa tras el divorcio en octubre de su segunda esposa, Cecilia, y alcanzó su mayor cota cuando aireó su romance con la cantante y ex modelo Carla Bruni, con quien paseó por Egipto y Jordania el pasado diciembre.

"Lo que fue fatal" para el presidente, según un analista, es "el desfase entre esta sobreexposición y las dificultades de los franceses en ausencia de resultados económicos".

Tampoco es mejor la relación del presidente con el primer ministro, François Fillon, que goza de una popularidad mucho mayor entre los franceses. Además, la oposición socialista ha recibido un nuevo impulso con su victoria en las elecciones municipales.

La caída en picado en las encuestas obligó a Sarkozy a cambiar de imagen y a "presidencializar" más su estilo en los dos últimos meses. Adiós a la mediatización de su vida privada y apariciones públicas más simbólicas. Sarkozy retoca ligeramente su Gabinete y recupera un esquema más tradicional.

Pero, con todo, el fondo del malestar en Francia sigue siendo la falta de avances en materia económica y social. El lema de "trabajar más para ganar más" tan repetido por Sarkozy no acaba de hacerse realidad.

Es cierto que la crisis financiera, la escalada del precio del petróleo y de las materias primas no estaban en la hoja de ruta del presidente cuando ganó. Pero el plan de reformas liberales para reactivar la economía del país tiene dificultades para arrojar resultados y su puesta en marcha se topa en ocasiones con la resistencia de numerosos colectivos.

No obstante, el presidente galo ha logrado sacar adelante la reforma de los regímenes especiales de jubilación pese a la resistencia sindical que tuvo al país en octubre nueve días sin transporte público.

También cuenta en su haber el relanzamiento de la Unión Europea, sumida en una parálisis institucional desde el no francés a la Constitución europea, al haber propuesto con éxito un Tratado simplificado que París ya ha ratificado vía parlamentaria.

En el ámbito internacional, recuperó la relación con Estados Unidos, anunció el regreso a la estructura militar de la OTAN y confirmó el refuerzo del contingente francés en Afganistán.

"Qué importa la popularidad hoy. Lo esencial es que las reformas de fondo sean llevadas a cabo antes del fin de su mandato", dice Dominique Paillé, un portavoz del partido conservador (UMP).

El balance es para "el final del quinquenio", aseguró Fillon, para quien son "normales" las "crispaciones" dado el ritmo reformador, mientras Sarkozy, que deberá afrontar en los próximos meses una situación social enormemente conflictiva, pide "paciencia" a sus compatriotas para que den resultados las reformas.

En este estado de debilidad, un dato: de repetirse las elecciones presidenciales, Sarkozy volvería a imponerse en la primera vuelta a su rival socialista, y empataría en la segunda, según Le Figaro.

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