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Obama y McCain, a la conquista del Oeste

  • El aspirante a candidato demócrata y el confirmado republicano continúan su campaña por tres estados que serán claves en las elecciones presidenciales de noviembre.

Barack Obama y John McCain continúan hoy su campaña en tres estados del Oeste de EEUU que se espera sean claves en las elecciones del próximo 4 de noviembre, al tiempo que aumentan las apuestas sobre sus posibles vicepresidentes.

Nuevo México, Nevada y Colorado votaron por el actual inquilino de la Casa Blanca, George W. Bush, en las elecciones del 2004, aunque por estrecho margen.

Así, Bush derrotó a su rival demócrata John Kerry en Nuevo México por 49,84%, frente al 49,05. La ventaja no fue mucho mayor en Nevada (50,5 frente al 47,9) y Colorado (51,7 frente al 47). Si Kerry hubiera sido el ganador, estaría ahora en la Casa Blanca.

Puede que eso explique el que tanto el candidato presidencial republicano John McCain como el favorito a hacerse con la candidatura demócrata, el senador por Illinois Barack Obama, hayan decidido batallar en los tres estados desde ya.

Los dos pasaron el lunes en Nuevo México y recorren hoy los desiertos paisajes de Nevada -donde Obama tiene previstos varios actos electorales- y Colorado -a donde se desplazará McCain, quien tiene prevista también hoy una breve aparición conjunta con Bush en un acto de recaudación de fondos en Phoenix, Arizona-.

Las últimas encuestas señalan que los demócratas han ganado terreno en los tres cruciales estados, donde han conseguido varios escaños a las legislaturas estatales y al Congreso. Aun así, la batalla se prevé reñida.

McCain parte con la ventaja de ser senador del vecino Arizona, lo que técnicamente lo convierte en un hombre del Oeste.

Obama tiene a su favor su poderoso mensaje de cambio, con el potencial de calar en estados como Nevada, muy castigado por la actual crisis inmobiliaria, con tasas de ejecuciones hipotecarias casi cuatro veces por encima de la media del país.

Su talón de Aquiles son los latinos, que han votado en masa por su rival demócrata, la senadora Hillary Clinton, y entre los que McCain tiene buena prensa.

Ese grupo se perfila como clave en estos tres estados en noviembre. Sirva como ejemplo el que sólo en Nuevo México hay más de medio millón de hispanos registrados para votar.

El diario Los Angeles Times recuerda hoy que Bush consiguió el voto de al menos el 44% de los latinos en Nuevo México en el 2004, lo que le dio la victoria frente a Kerry en ese estado.

Para vencer su desventaja, Obama cuenta con el importante respaldo del gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, quien lo presentó ayer durante un acto electoral en su estado como un líder excepcional, de esos que surgen "sólo una vez en cada generación".

McCain, por su parte, lanzó ayer un nuevo anuncio destinado a los hispanos que sirven o han servido en el ejército estadounidense.

El senador ha sido uno de los principales defensores en su partido de una reforma migratoria que abra una vía a la ciudadanía para los 12 millones de indocumentados, lo que podría venirle bien en Nuevo México, Nevada y Colorado.

Obama reconoció el lunes el desafío que afronta: "Vamos a tener que trabajar duro para que nos conozcan los votantes de esta región", señaló, aunque dijo estar convencido de que su mensaje de cambio, su apuesta por el seguro médico universal y una política energética "coherente" son críticos para los votantes de la zona.

Más allá de la incipiente batalla entre Obama y McCain por el lejano Oeste, los analistas continúan hoy con su debate sobre quiénes serán los "números dos".

Entre los favoritos para acompañar a McCain aparecen el ex gobernador de Massachusetts y ex aspirante republicano a la Casa Blanca Mitt Romney; el gobernador de Florida, Charlie Crist; y el gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, con quienes se reunió en su rancho de Arizona este fin de semana.

En el caso de Obama, cobra fuerza la posibilidad de que su compañero de viaje sea el senador de Virgina Jim Webb, un ex Marine, héroe condecorado de la guerra de Vietnam y ex secretario de la Marina durante la presidencia de Ronald Reagan.

Ese historial le da, según señalaba el viernes el periódico The Atlantic, "una experiencia en seguridad nacional que pocos demócratas pueden equiparar" y que complementaría bien la falta de experiencia de Obama en ese frente.

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