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Economía

La cesta de la compra sube más que el IPC pese al retroceso del consumo

  • La esperanza de que el frenazo en las ventas tirase a la baja de los precios no parece materializarse · Agricultores y consumidores insisten en los márgenes desorbitados que aplican las grandes cadenas

Los datos macroeconómicos no engañan: el paro se dispara, el crecimiento de la economía se estanca, la producción industrial se desploma y la inflación alcanza máximos históricos. En julio el IPC interanual escaló hasta el 5,3%, y en esa subida imparable mucho han tenido que ver los alimentos. La cesta de la compra cuesta hoy un 7,5% más que hace un año (más de dos puntos por encima de la inflación, ya desproporcionada de por sí) y alguno de los productos alcanza repuntes superiores al 64%. Sin embargo, ese incremento imparable esconde una paradoja: el comercio minorista ha sufrido un gran varapalo y en junio la caída se situaba en el 7,7% interanual. O sea, que se vende menos pero eso no se traduce en una caída de precios.

No sólo el pequeño comercio está padeciendo las consecuencias de la crisis económica. Las grandes empresas -las que tienen un volumen de operaciones superior a los 6 millones de euros- también están notando el descenso del consumo y en junio registraron una caída interanual de sus ventas del 8,7%, el pero dato desde 1996.

La subida del precio del petróleo en los últimos meses (en julio el barril de Brent alcanzó los 147 dólares, el doble que hace un año), pese a la relajación que ha experimentado desde mediados del mes pasado (ayer cotizaba sólo a 111 dólares), ha sido una de las causas principales de esta aceleración de los precios de los alimentos. Los combustibles se han disparado y sin duda ha tenido su reflejo en la industria alimenticia, que tiene que destinar una partida muy superior al transporte. Pero también el incremento de la demanda de algunos alimentos básicos, como la leche y los cereales, en países emergentes como la India o China y la mala cosecha europea fueron la causa del espectacular aumento de las cotizaciones internacionales de muchos productos en el último ejercicio.

Llegados a ese punto, la sombra de la especulación hace su aparición. Desde las asociaciones de agricultores y ganaderos españolas se han venido sucediendo las acusaciones contra "siete grandes grupos" que controlan el 80% del mercado. A su juicio, son ellas las que ejercen como un lobby que dispara los precios en el recorrido que va desde el productor (agricultor, ganadero...) hasta el cliente final. Además, con la bajada del consumo se podía esperar que la escalada del precio de los alimentos se suavizara, pero ha ocurrido lo contrario: de los 60 productos que estudia Industria, Turismo (30 frescos y 20 envasados), 50 registraron subidas en las tres primeras semanas de julio, lo que representa un 83,3%. Y de los que disminuyeron su precio, en todos los casos las caídas fueron menores al 10%.

Si hace unos meses eran los cereales, la leche o los huevos los alimentos que más subían, en las últimas semanas se han añadido otros. Como los limones, que han incrementado su precio un 64,21% en los últimos 12 meses; el aceite de girasol refinado, un 47,12%, y la harina de trigo, un 31,30%. En total, la cesta de la compra se encarece un 7,5%. En esta subida, los productos envasados son los que más peso tienen, un 9,81%, frente a los frescos, con un avance del 5,19%.

La organización agraria COAG, la de consumidores UCE y la Confederación Española de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios lo tienen claro: el diferencial entre los precios en el campo y los supermercados se disparó el julio hasta el 441%, lo que representa un incremento de los márgenes comerciales del 10,25%. A más crisis, más ganancias de las grandes cadenas.

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