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golf abierto de estados unidos

Un campeón al que le aburre su deporte

  • Brooks Koepka conquistó su primer torneo grande dos años después de decir que el golf tiene poca acción

La tranquilidad que mostró Brooks Koepka para ejecutar el corto putt del último hoyo y, sobre todo, la que exhibió en el instante de celebrar su primer torneo grande llamó la atención: parecía como si el golfista de 27 años no tuviese conciencia de lo que había conseguido.

El puño apretado en alto, recoger la pelotita del hoyo y un saludo con cierta indiferencia con su caddie configuraron el festejo inmediato tras asegurarse el título del Abierto de Estados Unidos de 2017, antes de caminar con calma hacia la sede del club Erin Hills, en Wisconsin.

Muchos creyeron ver en ese festejo un reflejo del verdadero sentimiento de Koepka hacia el golf: le aburre. En 2015, en una entrevista con la revista Golf Digest, lo dejó bien claro.

"El golf es aburrido, no tiene mucha acción. Yo vengo de una familia de béisbol, está en mi sangre", explicó en aquel momento el ahora campeón.

Sin embargo, su frialdad no pasaba por una cuestión de aburrimiento. Unos minutos después, la respuesta la brindó el propio Koepka, que no podía creer lo que había logrado, mientras contemplaba su trofeo de campeón. "No sé qué debería decir en este momento", dijo con su voz temblorosa. "Pero se siente realmente muy bien".

Si un calificativo le cae justo a la victoria de Koepka es la sorpresa. Ubicado en el puesto 22 de la clasificación mundial y un cuarto puesto en un grande como mejor antecedente, el golfista nacido en Palm Beach no figuraba entre los candidatos al título.

Y ni siquiera durante el torneo tuvo los focos encima, salvo en la última jornada. Las críticas al campo de Erin Hills, por sus distancias extremas y su ausencia de árboles, lo mal que lo pasaron los mejores del mundo y la marcada igualdad en las primeras rondas acapararon la atención de todos.

Considerado uno de los pegadores más fuertes del circuito, Koepka aprovechó a la perfección su potencia desde el tee, algo clave en Erin Hills. Su promedio de golpeo de 294 metros, 14 por encima de la media, así lo ratificó.

Pero a la vez agregó una asombrosa precisión en el green. "La forma en que golpeé esta semana fue increíble", reconoció Koepka. Semejante combinación terminó con una victoria imponente, con un ventaja de cuatro golpes y un llamativo 16 bajo par, marca que le sirvió para igualar el récord que le pertenecía en exclusiva al norirlandés Rory McIlroy desde su título de 2011.

Koepka, que extendió a siete la racha de campeones debutantes en los últimos siete grandes, se benefició además con que el torneo se haya desarrollado en un campo atípico como el de Erin Hills. "Me sentí muy seguro", dijo el campeón más aburrido.

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