Ganar sin dominar del todo. Es lo que hizo ayer el Cádiz ante el Ferrol en un partido que por momentos dio la impresión de tener los papeles intercambiados. El conjunto gallego tuvo más tiempo el balón, pero el equipo gaditano arrancó con muchos efectivos en cada ataque, como pocas veces se ha visto en los últimos tiempos. Tres golpes cuando peor se presentaba la situación otorgan al Cádiz una de esas victorias que no deja duda de que definitivamente mucho ha cambiado el equipo desde la llegada de Antonio Calderón. El Cádiz está en el camino adecuado para olvidar su coqueteo con el descenso y pensar en aguas tranquilas que permitan afrontar con mayor optimismo lo mucho que resta de competición.

El partido de los cambios acabó de la mejor forma posible. Y no sólo de los cambios, ya que se produjo un hecho que últimamente es noticia al debutar un jugador del Cádiz B. Bienve salió en el minuto 80, y con dos buenos robos de balón y una escapada con regate y lanzamiento incluido demostró que lo suyo y lo de Paco Vázquez y Caballero en el Trofeo Carranza no puede denominarse casualidad. Calderón ha abierto la puerta al filial, a la mejoría y, en definitiva, a la ilusión de un equipo que había perdido casi todos los principios mínimamente exigidos para competir en Segunda.

Las anunciadas bajas en las filas del Ferrol quedaron claramente reflejadas sobre el terreno de juego. Los visitantes asumieron un protagonismo sobre el esférico que no les llevó a ninguna parte y que una y otra vez fallecía en las inmediaciones del área local. Sólo Lamatina daba síntomas de saber qué hacer si Raúl López se despistaba. Pero el jerezano literalmente se salió en su estreno como titular y dejó casi imposible el retorno de Gonzalo Vicente.

A falta de buen juego, el Cádiz le echaba casta y pundonor para que el adversario sufriera la presión que supone estar en Carranza. Y si costaba sudor y lágrimas plantarse con la claridad con la que Dani se encontró en Gijón para estrenarse como goleador, apareció la figura de Cristian para sacarse un lanzamiento en parábola que sorprendió a Queco Piña y que rompió el partido.

No perdía el Ferrol el balón con la facilidad que cabía esperar, pero de poco le servía ese dominio infructuoso si las mejores oportunidades correspondían a los amarillos. La más clara la estrelló Nano en el larguero estando a un metro de la línea de gol. Luces y sombra para un jugador que siempre que actúa está sometido al examen general del respetable.

Queco Piña iba camino de ser felicitado por sus compañeros en el descanso porque repelió un doble lanzamiento de Fleurquin y Nano, y acertó en su colocación en otro chut de Enrique desde el borde del área. Faltaba en el Cádiz lo de siempre, gol, con la diferencia de que al menos el primer periodo tocó a su fin con el '1' en el marcador local.

La posesión ferrolana fue a más cuando el choque entró en la parte decisiva tras la reanudación. Lamatina y Jaime Jr. se ofrecieron con insistencia con el problema de que ni Raponi primero ni Prince después dieron sensación de poder amargar la tarde a Contreras. Menos aún cuando una jugada muy elaborada en corto pegado a la banda de Preferencia dio paso a un centro de Nano que Enrique cabeceó a la red.

Tranquilidad en casa por primera vez en la temporada a esa altura de encuentro, aunque matices que deben ser corregidos por la excesiva pérdida de balón en la zona ancha y el bajón físico de Lobos para encontrar salida e inspiración después de un desgaste que, en situaciones normales, debería ser menor en un futbolista de sus cualidades.

Los que precisamente van a más son los errores de Contreras. Ayer otra salida a por uvas dejó el balón a Jaime Jr. para que marcara casi sin oposición. En su haber queda una excelente parada con lucimiento a cabezazo de Lamatina que pudo ser el empate a uno.

El tramo final vino marcado por la ilusión desbordada de ver en acción al canterano Bienve, que la tuvo en un casi mano a mano, y el segundo gol de Dani en Liga, que sentenció definitivamente el partido y demostró que puede ser el pichichi que el equipo anhela.