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Alegría por partida triple

  • Caliente Ni el frío apacigua las ganas de fiesta de la afición Ilusión El cadismo saborea el triunfo ante un potente rival

La afición no fue ayer la estrella en el Carranza. Aleluya. Para actuación estelar la de Lucas Lobos, la de Dani, la de Raúl López. Binomio perfecto. El cadismo estuvo en su línea, calentito, pero el equipo creció y multiplicó su crédito por tres a base de goles ante el Goliat de la categoría. Es lo que tienen los triunfos ante los grandes, que valen doble. No en cuanto a puntos, pero sí en lo que se refiere a la moral. Porque los cadistas vibraron ayer el triple que ante el Racing de Ferrol. No es lo mismo, que diría Alejandro Sanz, por mucho que ambos sean gallegos.

Gustavo López se reencontró con sus ex compañeros, con la camiseta que adoró durante ocho temporadas, pero es un profesional y ahora pelea en otra trinchera. Los abrazos, los ¿qué tal la familia?, los dejó para el descanso. Allí se fundió con unos y otros y deseó suerte a partir de las siete de la tarde, cuando todo terminara. Puede que en esos momentos los celtiñas no se esperaran salir derrotados. En la primera parte habían dominado, habían exhibido un orden táctico envidiable, unos jugadores técnicamente impecables y con jerarquía. Pero el fútbol es imprevisible. Forma parte de su encanto. Llega un error de Rubén y ahí está Dani; luego otro de Pinto, y ahí está Dani. Siempre Dani. Como en sus mejores tiempos. Y la gente enloquece. Da saltos. En parte para combatir el frío. ¿Quién apagó el termo? Cádiz es Galicia con más salero.

La afición premió el esfuerzo de sus jugadores, hasta de los que no se cuentan entre sus preferidos. Nano, que no escatimó esfuerzos, se encaminó hacia los vestuarios entre aplausos. Fue el preludio del primer gol. Parri también demostró que puede ser muy útil. Un gran fichaje de invierno. Calidad no le falta. Basta con verlo conducir el balón o desplazarlo 30 metros.

¿Y Lobos? A lo suyo. Partidazo del argentino, que creció en la segunda mitad. En la primera, un golpe en la cabeza le dejó sonado. Vendaje al canto que le duró tres minutos. Las vendas para Camacho. Los genios no pueden jugar sujetados. Le apretaba las ideas. Avanzó el partido y creció su imaginación. Y eso que la persecución de la defensa viguesa fue brutal. Pero se escapó para fabricar jugadas como la que dio origen al tercer gol. Qué bien lo hizo Casas. Amago y Pinto por los suelos. Cánticos con mala leche al portuense. Qué guasa.

Y acaba el partido, y más saltos. Un chaval se escapa del marcaje de un guardia de seguridad y, con el apoyo de Bezares, logra acercarse a Lobos. Besito del argentino y alegría del crío. Otra más.

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