Diecinueve partidos han servido a Antonio Iriondo para conocer de lleno lo que es el grupo X de Tercera División. El trabajo del técnico ha concluido en esta primera vuelta de competición con un equipo formado y rocoso que suma seis victorias consecutivas, que ha alcanzado a falta de dos puntos a un líder, y que promete una segunda vuelta de satisfacciones.

Pero el camino recorrido no ha sido, ni mucho menos, fácil y ha tenido escollos que saltar, regatear o eludir y a un técnico nuevo en la categoría también le ha sido complicada la adaptación a la misma.

"Es cierto que todo ha sido, cuanto menos complejo y que llegué a San Fernando conociendo el juego andaluz desde enfrente, que no es lo mismo que conocerlo desde dentro", señalaba Iriondo.

Y es que "nadie dijo que era fácil y el jugador andaluz no es tan complicado, ni lo que yo pretendo del equipo tampoco".

Eso hizo que los primeros momentos de la temporada fuesen dubitativos y "es que todo necesita un tiempo de adaptación y mientras que se cogen los conceptos hay un tiempo de inseguridad que, si los resultados te acompañan pues lo haces con más tranquilidad, pero si no es así hay que tener la paciencia necesaria para seguir trabajando".

Los azulinos pasaron ese proceso y por jornada que pasa se encuentran mejor y a los hechos nos remitimos. "Todo se va desarrollando según lo previsto pero la capacidad de aprendizaje es infinita y hay que seguir trabajando con humildad y con la paciencia necesaria para seguir sentando una base sólida", sentenciaba el entrenador del equipo azulino.

Con 41 puntos el camino de recorrer ha superado la barrera de la mitad aunque Iriondo señala que "estos puntos nos sirven para seguir trabajando con una relativa tranquilidad y no tener la presión añadida de estar en un puesto complicado, pero tenemos que poner la presión a los encuentros y saber que hasta que el objetivo no este certificado hay que seguir trabajando con intensidad".

Por este motivo "la responsabilidad de los puntos que tenemos no tiene por qué ser una carga, sino un aliciente para seguir sumando".

Iriondo es de los técnicos que en rara ocasión pierde los nervios y a la vez, "me gusta trasmitir cierto aire de tranquilidad a mis jugadores porque soy de los convencidos de que haciendo el trabajo oportuno la recompensa llega".