Era el partido teóricamente más igualado de cuartos de final de la Copa del Rey, cuarto contra quinta de liga regular, y respondió a las expectativas. Agazapado durante casi todo el partido, por detrás en el marcador hasta el minuto 37, el Valencia Básket dio el sorpasso en el momento preciso para ganar el partido de cuartos de final ante el Dreamland Gran Canaria, aunque tuvieron que hacerlo por dos veces, después de una prórroga forzada a la heroica por Brussino. Supieron aguantar Mumbrú y sus jugadores jugando peor y con menos fluidez. Pero es un equipo con armamento pesado, con muchas alternativas, aunque no juegue un básket demasiado vistoso. A veces ha parecido durante la temporada que tiene problemas para cambiar un ritmo adverso de partido si no encuentra el suyo, en Málaga tuvo una marcha más para citarse con el Real Madrid este sábado (18:00 horas) por un puesto en la final tras campear (81-89).

El Gran Canaria, al que Lakovic ha sabido dotar de una personalidad alta para jugar ante rivales de nivel mayor y ha sabido tocar plata con el título de Eurocup, fue mucho mejor durante más minutos. Hizo daño con sus pívots, Happ y Lammers. Encontró a Landesberg, un jugador de calibre Euroliga muchos años y que dio exhibiciones anotadoras en su temporada en Estudiantes antes de pasar un lustro en China. No estaba teniendo mucho protagonismo esta temporada (menos de 7 puntos por partido en ACB), pero soltó una actuación soberbia, sosteniendo en diversos momentos al equipo canario (25 puntos). Se escuchaba a la afición “pío, pío”, pero un Brandon Davies que está renqueante mostraba pundonor para tirar del Valencia, también con fogonazos de Jones, Anderson y un Jovic que tiene el libro del baloncesto en la cabeza y que a Bassas le hizo daño. Después de que el Gran Canaria se fuera hasta por 10 puntos en pleno recital de Landesberg, con buenos minutos de Pradilla, el Valencia elevó nivel. Triples de Jones y Ojeleye le daban renta. Percutió Inglis y el Valencia se colocaba a ocho. Repelió Slaughter y al Gran Canaria le quedó un último balón a 1.2 segundos para forzar la prórroga. Jugó con nervios de acero Albicy para sacar de fondo y Brussino metió un triple monumental desde la esquina, solo tras un despiste valenciano. 77-77 y prórroga.

El Valencia demostró mucha personalidad tras el golpe anímico de ese triple. 0-10 tras meter sus cuatro primeros ataques, un directo a la mandíbula de un Gran Canaria que no se rindió pero al que no le llegó. Una semifinal de tronío entre dos equipos de Euroliga, Valencia y Madrid, en el primer turno del sábado.

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