MI querido Cayetano: antes que nada, dale un beso a tu mamá y a Alfonsito. Todavía recuerdo lo bien que lo pasamos en la boda, cuánto bailó esa duquesa. Te escribo estas líneas para mostrarte mi total apoyo con tantas cosas injustas como te están cantando en el Carnaval de Cádiz (una pequeña ciudad poco más abajo de Sevilla que en estos días solo huele a orín y a moscatel del malo).

No tengas en cuenta esos cantos porque son todos una falsería. ¿Tú has visto alguna vez un chirigotero trabajando en el campo? ¿Has visto algún callo en la mano de un comparsista de esos que se parten el pecho cantándole al campo andaluz? Esta gente no tiene ni idea, Cayetano. Te lo digo yo. No saben los desvelos que tú y tu madre hacéis día a día por mantener a tantas familias y por dejar bien alta la buena cuna andaluza. En cambio, esos que te cantan son gente que no han madrugado en su vida, y que nada más que entienden de pitos de caña, vocecillas y posturitas.

Así que no hagas caso a lo que digan, que tu sabes que lo dijiste era simplemente una verdad como un castillo. Y esta que está aquí te apoyará siempre, como he hecho con tu madre. Cayetano, sigue mi consejo: arráscate el nombre con todo lo que te están diciendo en el Falla.