Cada cual tendrá su opinión. Pero yo lo prefiero así. La batalla será ardua. Lucharán con las mejores armas. Y es que los pasados cuartos de final confirman la primera impresión: El presente Concurso no ha parido ningún pelotazo pero sí un buen nivel general. Aún no está dicho todo. El pase a la final aún está en el aire. ¿No es bonito? La intriga, la sorpresa, la ilusión de todos los grupos... Ya digo, lo prefiero así.

Las funciones de la fase que ya dejamos atrás sólo han venido a revalidar lo que el aficionado carnavalero intuía desde el primer corte. Las favoritas no han decepcionado. Quizás algunas se han dejado de ir con tangos, cuplés y pasodobles algo más flojos que en preliminares pero, a su favor, han tenido buenos popurrís y melodías que conquistaron al público en los albores del certamen. Eso mismo. Que no está todo dicho. Cuartos de final ha sido la mano que separa las cartas, las marcadas y las no marcadas, pero aún sin ordenar.

Quizás hemos asistido a la etapa más irregular del Concurso. Entiéndanme. La diferencia entre las formaciones punteras y las aspirantes se ha dejado notar más que nunca produciéndose una amplia brecha entre la cabeza y el final de un hipotético ranking de agrupaciones. En preliminares, sin embargo, estas diferencias venían paliadas por agrupaciones que actuaban de balanza entre lo sublime y lo infame. En cuartos no hay balanzas que valgan.

Cuartos de final también ha sido la fase en la que demostrar de qué madera están hechos los repertorios. Y, aquí sí, muchos grupos han ganado la batalla. Por poner un ejemplo muy claro, tomemos la agrupación 'Huele a ropero'. Los de Bacuñano y Gómez Rodicio dejaron una brillante impronta en su debut. El interrogante que pululaba por los mentideros carnavaleros era evidente, ¿seguirán dando la talla en cuartos de final? La respuesta no se hizo esperar. No defraudaron. Demostraron la clase de materia con la que hilan su repertorio y convencieron. De ahí su pase a semifinal. No les pondría el calificativo de pelotazo (repito, todo no está dicho, ni por asomo) pero sí de la gran sorpresa de este Carnaval.

Y hablando de sorpresas, otra, y muy grata, nos deparaba con el cuarteto 'Sin previo aviso, los del paraíso'. Los cuatro carnavaleros, bajo la autoría de Miguel Ángel Real, pueden estar muy orgullosos de su paso (que culminó el pasado martes) por el Concurso. El cuarteto, al parecer la hermana fea de este certamen, cuenta con un nuevo grupo fresco, ingenioso y, sobre todo, gracioso para sacarla a bailar. Aunque el jurado oficial no haya estimado oportuno su pase a la siguiente fase (me vuelvo a repetir, cada cual tiene su opinión), 'Los del paraíso' han sumado un aliciente más al cada vez más recuperado, y casi en plena forma, difícil arte del cuarteto. Y por esa gran dificultad que entraña hay que dar vida y apoyo a esta modalidad.

El coro, sin embargo, goza de una buena salud. Y nos alegramos. De nueve coros que han desgranado sus repertorios en cuartos de final, el jurado ha estimado oportuno arribar a seis a la fase semifinal. Un resultado para estar de enhorabuena, sobre todo, teniendo en cuenta que de veintidós chirigotas en cuartos han pasado diez y de veintitrés comparsas se han salvado once.

Todas estas agrupaciones han apostado por coplas muy dispares. Si en preliminares la telebasura ganó la partida en los cuplés y el propio Carnaval en los pasodobles y tangos (asunto este que no tiene nada que ver con la poca originalidad de los copleros sino más bien con sus intereses y los del público, no entiendo cómo se puede leer de otra forma), en cuartos de final no ha existido un tema estrella. Por destacar alguno, las declaraciones de la diputada Nebrera y poco más.

Lo dicho. Cada cual tendrá su opinión. Pero yo prefiero cambiar mi quiniela cada día, jalonada por la sorpresa escondida detrás de un tango, detrás de un cuplé, detrás de un pasodoble...