Desde mi batea

¡Ea!, otra asociación

POR encima de cualquier cosa, ante todo somos aficionados, es decir, seguimos el concurso casi desde pequeños, desde que nuestros padres o cualquier otro familiar nos llevaba al Falla para seguirlo. Y si algún día faltábamos ¡a escuchar la radio! con nuestros inolvidables: Enrique Márquez, Enrique Treviño, Carmen Coya, Pepe Benítez ...

Crecimos con el carnaval en febrero y más tarde el bodrio de las casetas del mes de Mayo. Vivimos el nacimiento de la comparsa, con el gran Paco Alba, vimos su pugna con Enrique Villegas, vimos unos de los días más felices de Antonio Martín con 'Capricho Andaluz', que a su vez fue el más triste de Paco con su fabulosa 'Estampas Goyescas'.

Nos emocionamos con los coros que venían de Puerto Real, con la lucha en solitario del Quini defendiendo el tango. Nos divertimos con las grandes chirigotas de Poce, Fletilla, Chimenea... y nos empachamos de risa con los cuartetos de El Carota y Agüillo, con los hermanos Scapachini, El Peña y El Masa.

Estuvimos en la vuelta del Carnaval al mes de febrero en 1977 con el resurgir del coro gracias a 'Los Dedócratas', presenciando la evolución de la chirigota de mano de José M. Gómez, Emilio y Paco Rosado con 'Los Cruzados Mágicos', y el nacimiento de nuevos estilos chirigoteros con el Love, el Cabra, Selu, Yuyu, Aragón...

Coexistimos con esas noches de comparsas con los enfrentamientos entre los dos Antonios e incluso participamos en esos piques entre los coros de los Dedócratas, La Viña, Julio, Quico, Las Niñas, Los Niños, Eduardo Bablé, Longobardo, etc.

En fin que hemos vivido tantas emociones, que parece que tenemos un buen curriculum. Hoy se echa de menos en primer lugar a la mayoría de autores que cada noche después del ensayo de su agrupación corrían al teatro para ver a sus rivales, el ambiente del Gallinero impresionante, el sentido crítico del público, aficionados de toda la vida de los que cada año hacían cola para conseguir unas entradas, que bien por la televisión o por no tener tiempo para conseguirlas a través de internet, prefieren quedarse en casa.

Actualmente si las conseguimos, no podemos ni debemos enfermar, porque si no, nos las tragamos al no poder dársela a ningún familiar, amigo o conocido; cuando entramos en el teatro el documento de identidad en la boca, si quieres salir a fumar o a tomar algo fuera del teatro nueva fiscalización de las entradas, en fin, trabas, trabas y más trabas.

Si nacieron para defender sus intereses la Asociación de Autores, la Asociación de Coristas, la Asociación de Intérpretes... sería cuestión de ir pensando que quizás sea el momento de crear una nueva asociación: La del aficionado de Cai, Cai.

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