Cádiz

Un problema de 20 millones y 34.000 m2

  • El estado del castillo de San Sebastián peligra ante la falta de dinero público para continuar su restauración

Vallas de obras ya oxidadas por los años que llevan abandonadas.

Vallas de obras ya oxidadas por los años que llevan abandonadas. / almudena torres

El castillo de San Sebastián ha pasado de ser el Guggenheim gaditano a un grave problema para la ciudad. La caída del proyecto de traslado a la histórica fortificación del Centro de Arqueología Submarina (CAS), ubicado en el Balneario de la Palma, según anunció la Junta el pasado viernes, supone un claro varapalo al objetivo del Ayuntamiento de Cádiz de reactivar la recuperación de la fortificación, cuya rehabilitación quedó a medias hace cinco años, aunque iba a ser el referente de los equipamientos del Bicentenario de la Constitución de 1812 en la capital.

El Centro de Arqueología, que ocupa desde su creación el edificio del Balneario de la Palma al que ahora se le quiere dar un uso hostelero, se iba a instalar en dependencias de San Sebastián, lo que unido al funcionamiento del Ceimar en el primer tramo del castillo, hacían suponer que se iban a recuperar con más o menos intensidad las obras de acondicionamiento de la fortificación, abandonadas desde hace unos años.

Tras esta decisión, el Ayuntamiento se queda solo, de nuevo, en el proceso de recuperar para la ciudad uno de sus edificios con mayor valor histórico y a un espacio libre de 34.000 metros cuadrados con un gran potencial, inexistente en el resto de su reducido término urbano.

La pérdida del CAS y todo lo que ello suponía en la dinamización del uso del castillo trastoca todos los planes municipales. Ahora todo queda en el aire. Y lo peor es que queda sin perspectivas de solución a corto y medio plazo, de llegada de nuevos fondos para dar uso al castillo y sin ideas viables para su inmediata recuperación, porque ni el Ayuntamiento tiene capacidad financiera para acometer todo lo que queda ni el Estado ha dado señales de estar interesado en recuperar este tesoro de nuestra historia.

Y lo peor es que se deja al castillo en una situación extremadamente delicada pues necesita, y cada día que pasa de forma más urgente como se puede ver en las fotografías de estas páginas, obras de rehabilitación en un porcentaje muy importante de la fortificación pues quedó mucho por hacer tras la conclusión del Bicentenario; y, además, lo que en su día se pudo ejecutar hay que mantenerlo bajo el riesgo evidente de su degradación si no se destinan fondos para ello. Por lo pronto, en la última modificación presupuestaria, el Ayuntamiento ya eliminó la partida económica que estaba destinada para el castillo de San Sebastián.

Cuando se elaboró el último de los planes de reforma del castillo de cara a los fastos del Doce, tras el fracaso inicial del diseño impulsado por la Junta de Andalucía, el coste de la inversión prevista se cuantificó en unos 30 millones de euros de los que apenas se invirtieron 12 millones por lo que quedarían por gastar cerca de 20 millones de euros para rehabilitación los 34.109 metros cuadrados de este complejo, desde el castillo propiamente dicho hasta la Avanzada, que es la que ocupa la mayor superficie y es donde hasta ahora más se ha actuado.

Así, la primera zona de la fortificación es la que se encuentra en peor estado de conservación, aunque algunas dependencias sí se han rehabilitado para dar cabida a las dependencias del Ceimar, con fondos de la Universidad de Cádiz.

En la Avanzada sí se realizaron numerosas actuaciones de cara al Doce. Se recuperaron todas las casamatas, que se habilitaron para la organización de exposiciones. Hoy están cerradas pues apenas se han utilizado para su función. Igualmente nunca han entrado en funcionamiento el restaurante y la cafetería que se había construido mientras siguen sin funcionar buena parte de los aseos. En verano, con el calor y la amplitud de este complejo se hace notar la ausencia de zonas de restauración.

El paseo superior de la muralla sí se ha abierto, mientras que han quedado a medio ejecutar el plan de recuperación de las antiguas armerías, donde se iban a instalar oficinas y otras dependencias de atención al público. El gran montículo central, donde se ubica la torre de control, sigue cerrado, mientras que el faro sigue en funcionamiento, gestionado por la Autoridad Portuaria que invierte ahora en su mantenimiento 75.000 euros y cuyas obras han provocado el cierre provisional del castillo.

Buena parte de los lienzos de la muralla sufren una importante erosión, especialmente los que rodean al castillo y, en menor medida, los de la Avanzada, a la vez que la suciedad se acumula en la zona costera, aumentando la presencia de roedores, según denuncian quienes sí han podido acceder a estas instalaciones en las últimas semanas.

Durante todo el verano el castillo ha sido un erial. Atrás quedó su utilización, durante la etapa del PP, como sede de los Conciertos para la Libertad, aunque se mantiene como sede exitosa del Festival Manga. Más allá de ello, nada.

Además de la zona de las casamatas, una buena parte del terreno sigue acotado para el paso del público para evitar accidentes. Se instalaron en su día vallas que hoy ya están oxidadas.

La escasa información que hay para los visitantes sólo se ofrece en español. A pesar de la precariedad de lo que se ofrece, los turistas que lo visitan, cuando lo encuentran abierto, salen en su mayoría maravillados. Sólo cabe pensar el impacto que para el turismo y, con ello para la ciudad, tendría un Castillo de San Sebastián perfectamente acondicionado.

El gobierno municipal del PP intentó en su día ampliar hasta cuarenta años la cesión de la fortificación al Ayuntamiento de Cádiz. Entonces se consideraba que era la mejor fórmula para facilitar la continuidad de su rehabilitación y, sobre todo, la búsqueda de empresas que se encargasen de gestionar los equipamientos públicos. Sí se logró que la Dirección General de Costas declarase este suelo como "innecesario" para el Ministerio de Medio Ambiente, salvo el espacio donde se levanta el faro. Era el primer paso para que el conjunto pasase a ser bien patrimonial del Estado y, por lo tanto, enajenable. Hoy este proceso está parado. Que la fortificación siga en manos estatales ha llegado a provocar, en semanas pasadas, dificultades al Ayuntamiento cuando ha intentado acceder con grandes camiones a estas instalaciones.

La última inversión destacable data de 2015, poco antes del cambio de gobierno municipal. Entonces se aprobó el gasto de 115.000 euros para labores de adecentamiento del ala sur del castillo. En su día, el gobierno de Teófila Martínez negoció con el Ministerio de Medio Ambiente la ejecución de obras todos los años, repartiéndose el gasto, algo que finalmente no se ha culminado con éxito.

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