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Cádiz

El primer buque de hierro construido en La Carraca, el Alcedo

El cañonero Alcedo, primer casco de hierro fabricado en el Arsenal de La Carraca.

El cañonero Alcedo, primer casco de hierro fabricado en el Arsenal de La Carraca. / archivo diario de Cádiz

On el mejor éxito verificóse antes de ayer en San Fernando el acto de botar al agua el cañonero «Alcedo››, primer buque de hierro construido en nuestro arsenal, por lo cual dicho suceso representa un momento importante en la historia del mismo y es presagio feliz de nueva y más animada vida.

A las dos y media de la tarde se procedió a verificar la bendición del buque, llenando para ello las formalidades de costumbre, y para cuyo acto se hallaba formando sobre los machos de la grada la fuerza franca de la guarnición que custodia el arsenal. Lo desapacible del día y la intensa lluvia que nos favoreció por la tarde, privó de bastante animación el acto de la botada, en la que a pesar de todo, no se careció de las gratas impresiones que producía sobre los picaderos y desprovisto de Puntales, el elegante casco del Alcedo›.

Felicitamos al jefe de calderería Andrés Santa María y a su segundo, Hamayo

A las cuatro, hora en que la marea banaba ya el tercio inferior del apoyo o cama, dispuso el señor Lobatón, comandante general del arsenal, que el cuerpo de ingenieros dirigiera la faena, delegando el comandante señor Berro, en el señor Hexode, ingeniero encargado de su construcción, el cual mandó seguidamente tensar las ondas, apretar cuñones y contretes, hasta quedar completamente listo.

En este estado, fue picada la trinca de su zapata de lanzamiento, y con un ligero aprieto de cuñas, principió el Alcedo a deslizar suavemente sobre el plano de apoyo, y a rizar las olas que su fino codaste cortaba, para ofrecer después con su bello casco, el saludo de atención a todos los que presenciaron tan feliz cambio en los elementos de sustentación. Los acordes de la marcha real, los vivas a nuestros reyes, y los gritos de satisfacción y alegría que se repitieron sin cesar por todos los asistentes y la maestranza del arsenal fue el término de la importante faena que acababa de practicarse. El cuerpo de Ingenieros ha aquilatado una vez más su idoneidad y aptitud para responder con acierto a las nuevas construcciones que se vienen desarrollando en nuestros arsenales.

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