7 de noviembre de 1951. El pasado domingo finalizaron los actos de la ruta misionera que ha llevado a cabo la imagen de la Virgen de Fátima por las diversas parroquias de nuestra ciudad. En la plaza de San Antonio se instaló un altar ante el que se celebró una misa que fue oficiada por el párroco José Hidalgo. A su finalización se dio la bendición con el Santísimo a los enfermos. Finalizados los actos comenzó a circular por toda la población la especie de que uno de los enfermos, inválido desde hacía años, había salido andando. Según pudimos informarnos, el vecino de la calle Vea Murguía 22, Pablo Reis Alonso, de 36 años de edad, que vive en unión de su madre y hermana, es mudo a consecuencia de la impresión que sufrió, cuando contaba 14 años de edad, al explotarle una botella de gasolina. Sus familiares, vecinos y algunas otras personas afirman que el infortunado Pablo se hallaba completamente inválido desde hacía más de veinte años, sin tener el más mínimo movimiento. Al regresar de San Antonio experimentó una especie de hormigueo en las piernas y al poco rato pudo mover todos sus miembros de tal manera que en la calle Veedor pudo andar y así llegó hasta su casa subiendo varias veces las escaleras de su domicilio con facilidad. Al conocerse la noticia fue incesante el número de personas que acudió a la calle Vea Murguía a comprobar el prodigio.