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Cádiz

Otra oportunidad para tener un hotel de cinco estrellas

  • Aguilar lamenta que el proyecto que dejó al 80% estará ahora "al 50 o 60%" de ejecución

Convertir un histórico edificio, además catalogado como Bien de Interés Cultural, en hotel de cinco estrellas es un proyecto bastante complejo, por cuanto hay que adaptar el inmueble a toda la normativa que en materia de hospedaje obliga respecto a instalaciones, accesibilidad, servicios y otras consideraciones arquitectónicas.

Pese a todo ello, Honorio Aguilar apostó desde un principio -en el verano de 2005, cuando se hizo con la propiedad de la Casa del Almirante- por conseguir las cinco estrellas para este hotel. Ahora, doce años después, la reclamación de la titularidad al banco devuelve la oportunidad de que definitivamente se pueda desarrollar allí ese proyecto hotelero. Y esto supone, al mismo tiempo, que Cádiz vuelve a tener la ocasión de contar con un equipamiento de este tipo que se viene resistiendo desde siempre.

El hotel ideado por Aguilar contaba con un total de 29 habitaciones (en principio iban a ser 26 pero luego pudieron ampliarlo con esas tres más) que iban a tener todas las comodidades. Uno de los aspectos más destacados de este hotel que quedó en construcción iba a ser el ático, de 110 metros cuadrados, que iba a contar con un solarium con piscina de ocho metros de largo y tres de ancho, una terraza abierta a los clientes y dos habitaciones con sendas terrazas privadas y vistas a la ciudad.

En total, la superficie construida de la Casa de Almirante iba a ser de 1.772 metros cuadrados, distribuidas en seis pisos. El más grande de ellos sería el bajo, con 463 metros cuadrados; y el más pequeño, la entreplanta, con apenas 84 metros cuadrados. Habría habitaciones en cinco de las seis plantas, contando algunas de ellas con jacuzzi y otras con vestidor.

Además, el edificio contaría con cuatro salas de diferentes dimensiones (desde 15 por 6 metros a 6 por 3 metros) que estarían preparadas para la celebración de congresos o eventos; con un salón-biblioteca de 446 metros cuadrados.

Todo este proyecto quedó paralizado en el año 2010, cuando el promotor asegura que las obras estaban ya a un 80%. Desde entonces se han planteado diversas opciones y operaciones para esa histórica finca, sin que hasta la fecha haya prosperado nada. Ahora, Honorio Aguilar reclama que le sea devuelta la finca para retomar el proyecto por donde lo dejó hace siete años. O peor aún, rehaciendo parte del mismo, porque valora que en la actualidad la obra estará al 50 o 60 %. "Se han llevado cosas de la casa, como la instalación eléctrica, y en otros casos ha cambiado la normativa respecto a la que había en esos años de obras", explica este arquitecto, que entiende que el proyecto podría sufrir alguna modificación para actualizarlo. Cosa que por el momento no ha planteado hasta no recuperar la titularidad del inmueble.

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