el desarrollo de la ciudad | los nuevos suelos

"Son 25 hectáreas de suelo que, de repente, se nos van a poner por delante"

  • El profesor Juan Manuel Barragán deberá recoger la opinión de Cádiz sobre la integración con su puerto

El profesor Juan Manuel Barragán, durante la presentación de su último libro 'Política y gestión del litoral'

El profesor Juan Manuel Barragán, durante la presentación de su último libro 'Política y gestión del litoral' / lourdes de vicente

El Ayuntamiento, la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz (APBC) y la Universidad de Cádiz han encomendado al profesor Juan Manuel Barragán que le dé forma a un proceso participativo que recoja la opinión de los gaditanos sobre qué se debe hacer con el suelo que quede libre u ocioso una vez que los contenedores se vayan a la nueva terminal que ahora se construye.

-¿Cómo puede ser que Ayuntamiento, Autoridad Portuaria y UCA tuvieran tan claro que era usted la persona adecuada?

-Hombre, mi tesis doctoral versó sobre el tema portuario. Después estuve cuatro años en el consejo de administración de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, llevo 15 años dedicado a trabajar dentro y fuera de España en cuestiones relacionadas con la gestión del litoral...

-¿Reúne el currículum perfecto para este cometido?

-Vengo de trabajar en Murcia en un proceso participativo que finalmente ha salido de cine. Allí se recogían las propuestas ciudadanas sobre las medidas de mejora del Mar Menor. Además, retrocediendo un poco más en el tiempo, tuve el honor de recibir el encargo directo del Gobierno colombiano de que me pronunciara, imagínese la responsabilidad, sobre si el puerto de Bahía Málaga, en el Pacífico colombiano, debía convertirse en parque natural o en puerto de aguas profundas.

-¿Cuando un puerto debe ceder suelo a la ciudad?

-Hay quien sigue pensando que un puerto o una ciudad son elementos estáticos. Nada más lejos de la realidad. Son realidades muy dinámicas. Una ciudad se mueve en función de su población y de su economía, pero el puerto también se mueve, en ocasiones, en función de la evolución de las técnicas de transporte marítimo. Lo que ahora vivimos es simplemente un proceso de adaptación del puerto y de la ciudad.

-¿Le gusta más la palabra adaptación o integración?

-Las dos son adecuadas. Hay que intentar que las dos realidades convivan de la manera más armoniosa posible. Eso debe buscar la integración, pero para integrarte tienes que adaptar los espacios. No sé si adaptación o integración o las dos a la vez. No sobra ninguna.

-¿En su modelo de puerto se contempla que finalmente se convierta en un espacio para el mero paseo ciudadano?

-25 hectáreas dan para muchísimo. ¿Y por qué no también para pasear? Mire Hamburgo, mire Londres, San Francisco. En ningún caso se ha destinado todo su espacio a un único uso. Finalmente deberá ser la ciudadanía la que se pronuncie. No quiero influir con mis opiniones.

-¿Incluso sería posible pensar en viviendas?

-Eso lo dirá el proceso participativo. Lo lógico sería pensar en usos que estén mirando al mar. Un jardín se puede construir en Jerez, en Sevilla, en Madrid... un acuario, por ejemplo, será más espectacular si se construye mirando al mar.

-Se habla de la operación urbanística más importante del siglo XXI...

-Y del XX, en lo que se refiere al casco antiguo de la ciudad. Era yo muy joven y recuerdo la operación que terminó con los rellenos de la Punta de San Felipe para la construcción de una terminal de contenedores. Recuerdo que fue un proceso muy polémico. Yo no estuve de acuerdo ni antes, ni después. Tarde o temprano se vería que no se podía mantener un tráfico pesado de camiones por el centro de la ciudad.

-Ahora toca evitar decisiones desacertadas.

-Recuerdo que se llegó a plantear si lo ocurrido respondía a una operación especulativa. El tiempo demostró que no fue así sino que fue una decisión de la administración portuaria. La prueba de que no fue una feliz idea es que ahora hemos tenido que buscar otro sitio a la terminal de contenedores en tan sólo 20 ó 30 años. Un espacio de esas características y esas magnitudes no se construyen para 20 ó 30 años.

-¿Quién podrá participar en este proceso?

-Todo aquel que quiera hacerlo. Será un proceso abierto. Se nos han pedido cuatro cosas bien diferenciadas. La primera, un estudio de tipo económico, con la relación del puerto y la ciudad desde el punto de vista de su economía; en segundo lugar, un estudio sociodemográfico sobre cómo es la ciudad y la ciudadanía del lugar donde vamos a iniciar la consulta; en tercer lugar, organizar todo el proceso participativo, de manera que puedan opinar todos los sectores de la población.

-La decisión que se tome deberá siempre ir en consonancia con los tráficos de cruceros, ¿no?

-Le dije que nos han encargado cuatro cosas. La cuarta es un estudio sobre el sector de los cruceros. Ha quedado más que demostrado que es una actividad que se lleva muy bien con la ciudad en todos los sentidos. Viene gente a conocer Cádiz y, además, genera movimiento económico.

-¿Y cómo será todo ese proceso participativo?

-Habrá actividades, talleres... Habrá que buscar un equilibrio entre el mundo empresarial, la sociedad gaditana pura y dura y las distintas administraciones. Porque deberán estar presentes las tres escalas territoriales. La sociedad se verá representada con las asociaciones de vecinos, grupos ecologistas. Prestaremos también mucha atención a lo que diga el empresariado, ya que no hay que olvidar que es una operación que generará nuevos equipamientos urbanos, pero que debe verse también como una oportunidad económica.

-¿Y es una oportunidad para Cádiz o para la Bahía?

-Se nos ha pedido desde la Autoridad Portuaria que pensemos en una triple escala: casco antiguo, ciudad de Cádiz y Bahía. Creo que es una de las oportunidades más grandes que se le van a presentar a Cádiz y a su Bahía de cara al futuro. Son 25 hectáreas que, de repente, se les pone por delante.

-¿Pero usted parte de la base de que el gaditano quiere participar en todo este proceso?

-Estoy convencido de que la gente de Cádiz sí quiere participar. Eso, lo primero. A pesar de eso, mi obligación es también crear un ambiente favorable para que la ciudadanía se anime a participar, y ese buen ambiente se crea poniéndole a la gente la cosa fácil. Por ejemplo, tendremos una dirección de correo electrónico para el que quiera hacerlo por ahí. Estará siempre disponible al público toda la información que se vaya generando.

-¿Y todo esto para que, al final, decida la Autoridad Portuaria y el Ayuntamiento?

-Ellas son finalmente las administraciones soberanas que decidirán. Pero me quedo con lo positivo. Ellos no tenían obligación de abrir este proceso ni de pedir opiniones y lo van a hacer. Al Ayuntamiento y a la Autoridad Portuaria les interesa saber qué piensa la gente.

-¿Y qué ha pasado para que los políticos se vuelvan ahora tan democráticos como para dejar que la gente de a pie opine en un proyecto ciudadano?

-Lo veo claro. El paso del tiempo va haciendo más profundo el carácter democrático de la vida de los ciudadanos. La sociedad reclama cada vez más no ser sólo tratados como ciudadanos cada cuatro años.

-¿En el modelo de puerto que tiene usted en mente ve una valla?

-Habrá que buscar la manera de que haya una valla cuando haga falta una valla. Lo que no me imagino es una valla igual de rígida que la que ha existido estos últimos cien años. No sé si habrá o no habrá porque eso es lo que debe decidir la ciudadanía en todo este proceso. Habrá que buscar un elemento más dinámico y funcional.

-¿Se le prestará una atención especial a la opinión de los ecologistas?

-Por supuesto. La sociedad se organiza como ella cree conveniente, porque la sociedad no se mueve ni por leyes ni por beneficios. Por leyes se mueve el Estado y por beneficios se mueven las empresas y el mercado. La sociedad se mueve por valores. En el proceso opinarán los grupos ecologistas, las asociaciones de vecinos, los grupos políticos, los empresarios...

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