Estados Unidos lanzó ayer un ataque contra las bases de Irak, utilizadas para fabricación de armas nucleares. Cuarenta misiles Tomahawk, de largo alcance lanzados desde buques de guerra en el Golfo cayeron sobre la fábrica de Zafaraniya, con el fin de obligar a Sadam Husein a cumplir las resoluciones de la ONU.

Dos personas resultaron muertas en un hotel de Bagdad. El portavoz de la Casa Blanca señaló que esos muertos habían sido causado por las defensas iraquíes y no por los ataques de los Tomahawk, que hubieran destrozado completamente el hotel.

El presidente Bush, que pasado mañana cede su puesto a Bill Clinton, consultó el ataque con el primer ministro británico, John Major, y con el presidente de Francia, Miterrand.

Sadam Husein, tras el ataque, pidió por televisión a los iraquíes que combatan y resistan los ataques, que consideró habían sido un fracaso.