Un acto de especial trascendencia para la nación tuvo lugar ayer con la solemne apertura de las Cortes.

El acto estuvo revestido de la mayor solemnidad. El Jefe del Estado, Francisco Franco, partió a las cuatro de la tarde en coche descubierto desde el Palacio de Oriente. Recorrió las calles Bailén, Mayor, Puerta del Sol y Carrera de San Jerónimo, estando cubierto el recorrido por dos batallones del Regimiento de infantería. Daba escolta al coche del Jefe del Estado un escuadrón de caballería mora. En la puerta del remozado Palacio de las Cortes, Franco fue recibido por el presidente, Esteban Bilbao, mesa de las Cortes y Gobierno.

El Jefe del Estado pronunció un importante discurso señalando que se iniciaba una etapa decisiva con una inquietud común que embarga a todos los pueblos de Europa: la tangible amenaza del comunismo ruso.

Finalizado el discurso, y con el mismo ceremonial, el Jefe del Estado regresó al palacio de Oriente.