Cádiz

Guía contra los monstruos de la red

  • Cada año miles de menores sufren acoso, abusos y chantajes de lobos que se presentan con piel de cordero

  • Un agente de la Guardia Civil ha escrito un libro para poder detectarlos

Luis Miguel Larbi Maján, con un ejemplar de su libro en la hemeroteca del Diario de Cádiz.

Luis Miguel Larbi Maján, con un ejemplar de su libro en la hemeroteca del Diario de Cádiz. / fito carreto

Internet se ha convertido en un gran monstruo de largos brazos que atrapa con sus garras adictivas a miles de menores. Es un mundo oscuro lleno de peligros, un territorio inhóspito y tenebroso en el que es muy fácil adentrarse pero del que resulta complicadísimo salir una vez que te topas con trolls camuflados bajo la apariencia de dioses. Para intentar poner en alerta a los padres, Luis Miguel Larbi Maján, un agente de la Guardia Civil habituado por su trabajo a toparse con todo tipo de acosadores en la red, ha escrito un libro que tiene un título bastante clarificador: Internet: Peligros que corren nuestros hij@s. La confección de esta publicación, editada por Círculo Rojo, le ha llevado tres años, en los que ha recopilado diferentes casos particulares y métodos de acoso a los que los menores pueden verse sometidos a través de herramientas tan nocivas como las redes sociales. "La idea surgió por mi pertenencia al Plan Director de la Guardia Civil, a través del cual organizamos diferentes charlas en colegios e institutos. Al ver el desconcierto de padres y madres al tratar diferentes temas pensé que tenía que hacer algo".

El libro de Luis Miguel está escrito con un lenguaje muy conciso y coloquial, porque de lo que se trata es de llegar a un amplio espectro de público, y porque el mensaje es claro: "Cuidado con las redes sociales".

La privacidad lo es todo. Nunca hay que dar datos personales ni compartir fotos íntimas

El agente de la Benemérita nos comenta durante la entrevista que hasta los niños falsean sus edades para crearse perfiles en las redes, "no ven el peligro", y avisa a los padres de la necesidad de tener un control férreo sobre las actividades de sus hijos en internet. "Lo fundamental es no facilitar datos personales a gente que no conoces. Si estamos chateando con desconocidos hay que mentir, no dar datos ciertos, ni dónde vivimos, a qué colegio vamos, porque luego vienen las sorpresas desagradables".

Hace hincapié Luis en el tema de las fotografías. "Para mí es casi una guerra perdida con los chavales, porque sé que es imposible que no cuelguen fotos, pero al menos les prevengo para que no sean fotos íntimas, ya que esto podría derivar en otro de los problemas más graves que trae internet: el chantaje emocional, las coacciones, algo que en ocasiones me ha llevado a ver a chavales de 20 años llorando como niños pequeños".

Para el autor, la red social más peligrosa es Instagram. "He llegado a crearme perfiles falsos para poner de manifiesto a los chavales lo fácil que es mentir en la red y ganarse su confianza haciéndose pasar por otras personas. Lo que para algunos es un simple juego, para cualquier pederasta es una mina".

Durante sus años de experiencia, reconoce que ha visto incluso a adultos, en la treintena, chantajeados por personas a las que han conocido por internet y que se han valido de su atractivo para conseguir fotos o vídeos íntimos con los que luego las han chantajeado exigiéndoles pequeñas cantidades económicas, "aunque claro, eso es sólo el principio de la pesadilla. En esos casos yo siempre aconsejo tener la valentía suficiente para confesar la situación a tu pareja, amigos y familiares, no sólo es lo más honrado sino también lo más sano para evitar luego no sólo daños económicos sino también psíquicos que, a veces, llegan incluso al intento de suicidio".

El agente Larbi considera que habría que endurecer las leyes para que el acceso a internet estuviera mucho más controlado a menores. "Igual que no pueden conducir un coche o comprar alcohol no deberían poder coger una tablet, un ordenador o un simple móvil y tener acceso con un click a un mundo nocivo, a páginas violentas, a pornografía, a redes pobladas por auténticos depredadores sexuales que son muy hábiles y que una vez que te capturan no cesan hasta conseguir lo que siempre han buscado, una cita, un encuentro en el que vigilarán que el menor llegue solo para poder abusar de su confianza". También advierte que las niñas están más enganchadas a las redes sociales, y que hay estudios que demuestran que al género femenino le cuesta más trabajo abandonar esta adicción.

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