Cáritas advierte una y otra vez: no es nada fácil lograr que una persona sin hogar se reintegre en la sociedad. Pero también indican que en muchas ocasiones es la propia sociedad la que dificulta esta posibilidad. Un grupo de técnicos y voluntarios de Cáritas Diocesana enumeran los principales inconvenientes que encuentra un sin techo en el día a día.

El primero hace referencia al parque privado de viviendas, excesivamente caro, con una media de 200 euros al mes para una habitación en pisos compartidos (con los gastos de suministro al margen) y con la imposibilidad de acceder al alquiler de un piso o apartamento con una pensión de menos de 400 euros mensuales.

Frente a esto, el parque público de viviendas no es suficiente, evidentemente. Además, Cáritas apunta a que "sería necesario revisar la baremación del precio de los alquileres públicos", llamando la atención de que las administraciones puntúan mucho la carga familiar, "cuando ellos suelen ser personas que están solas".

Denuncia también que los Sin Techo discapacitados no tienen una cuota específica para ellos en los parques públicos de vivienda; una cuota que una su consideración de discapacitado y la de su situación de grave exclusión social.

Otro inconveniente son las dificultades que la administración plantea para el acceso al ingreso mínimo de solidaridad de Andalucía, al no coincidir los tiempos de tramitación y resolución.

Vinculado a esto, denuncia Cáritas la diferencia entre comunidades autónomas, precisando que en Andalucía "estamos por debajo de otros sitios" en cuanto a ayudas y prestaciones a las que pueden acogerse las personas sin hogar. "Esto requiere una racionalización de raíz y urgente", señalan. Como ejemplo, señalan que ese ingreso mínimo antes mencionado se limita en Andalucía a seis meses, siendo en Madrid más amplio ese período de ayuda.

Por último, hablan de dificultades para el tratamiento de adicciones y psicopatologías por la coordinación con el Servicio Andaluz de Empleo y por las deficiencias en la atención de la Salud Mental.