Cádiz en apoyo contra el alcoholismo

Días con huella

  • Alcohólicos Anónimos cumple 25 años en Cádiz y más de 40 en la provincia ayudando a dejar de beber

"Lo que antes veía como una salvación, ahora sé que es mi ruina", confiesa uno de los miembros de AA en Cádiz.

"Lo que antes veía como una salvación, ahora sé que es mi ruina", confiesa uno de los miembros de AA en Cádiz. / D. c.

En la terraza de un bar cualquiera una mujer y un hombre se terminan la tercera coca-cola de la noche. Casi en un susurro, llevan hablando casi dos horas. Los ademanes, los gestos, revelan que no son pareja. No parece que se acaben de conocer, pero tampoco que sean viejos amigos. Sin embargo, se intuye que algo muy fuerte les une. En las mesas de alrededor no paran de servir cervezas y vasos largos. Y en la barra, alguna cuadrilla ya va por el tercer chupito. "Hoy tengo ganas de salir, pero no quiero beber", le había confesado él. Y allí estaba ella, como tantas otras veces, procurando voltear entre los dos aquellos Días sin huella con los que se retituló en España The Lost Weekend, de Billy Wilder. O esos Días de vino y rosas a los que Jack Lemon y Lee Remick trataban de sobrevivir.

Millones de personas en el mundo mantienen a diario la misma batalla que libraron un corredor de la Bolsa de Nueva York y un médico de Akron (Ohio) en 1935: no tomar ni una sola copa durante las siguientes 24 horas con el fin de mantenerse sobrios el mayor tiempo posible. La Ley Seca, vigente durante casi catorce años y derogada en 1933, había causado todavía más estragos en Estados Unidos que los que pretendía combatir. Y Bill W. descubrió que ayudando a otras personas con el mismo problema a permanecer en dique seco, como el doctor Bob S., y compartiendo experiencias con ellas, disminuían sus irrefrenables deseos de beber. Pero no será hasta 1939, con la publicación de Alcohólicos Anónimos, cuando el programa de ayuda a la recuperación de alcohólicos de Bill y Bob tome forma y se extienda rápidamente por Estados Unidos y luego fuera de sus fronteras. Hoy en día, la comunidad funciona mediante más de 100.000 grupos en unos 180 países, brindando ayuda a unos 3 millones de personas.

En España hay constancia de una primera consulta al Servicio General de Alcohólicos Anónimos (AA) de Nueva York en 1955 por parte de un médico de Madrid, a quien ponen en contacto con Ray C, que residía en la capital. Y así aparece el primero de los grupos en el país. Luego se constituirían otros en Málaga, Valladolid, Barcelona, Rentería, Las Palmas y Tenerife. Pero no es hasta 1970 cuando se dan los pasos necesarios para consolidarse como asociación a nivel nacional. En 1979 se legaliza la asociación Servicios Generales de AA de España y un año después se celebra su primera conferencia.

Hoy funcionan casi 600 grupos en todo el país, 26 de ellos en el Área 19, correspondiente a la provincia de Cádiz y a Ceuta. El sábado pasado celebró sus 25 años de funcionamiento independiente de la de Sevilla, aunque en Jerez lleva más de 40 años en activo. Hablamos con algunos de sus miembros, que entre ellos se tratan de compañeros. Como es lógico, todos los nombres son ficticios.

"En AA nadie habla en general ni en nombre de la organización Yo entré hace siete años queriendo ayudar a un hijo mío. A él le echaban de su casa si no lo dejaba. No sospechaba entonces que yo también soy alcohólico", cuenta Felipe, un emprendedor de esos que no se jubilan nunca. "Cerré mi empresa y me planté en Jerez... Primero me di cuenta por el testimonio de mis compañeros; luego me compré el Libro Azul, hice el cuestionario de doce preguntas y acerté once: era un alcohólico de puta madre, un alcohólico profesional... Me dio miedo pensar que iba a dejar de beber durante toda mi vida, pero tuve que enfrentarme a la realidad: o dejo de beber o termino en la cárcel o en el cementerio".

Pero, ¿padecía alguna enfermedad asociada a la adicción? "No, no, que va. Cogía unas borracheras impresionantes y al día siguiente no podía ir a trabajar. Me juraba por Dios que no volvería a beber y al día siguiente ya estaba bebiendo otra vez. No podía dejarlo. Tenia problemas emocionales. Necesitaba beber para poder hablar con alguien. Cuando llegué para ayudar a mi hijo, mentí, porque en realidad no sabía que era alcohólico. Pero en la segunda reunión, escuchando a los compañeros, percibí que hablaban de parte de mi vida. Y dije ¡hostias!... Esta enfermedad es como un cáncer. Y yo he conseguido parar el cáncer del alcoholismo yendo a Alcohólicos Anónimos... En realidad no me ha costado dejar de beber, porque he encontrado una vida que en felicidad supera con creces la que tenía hasta entonces. Descubrí que nunca había sido feliz. Y ahora no quiero beber, no porque sepa que me sienta mal, sino porque estoy convencido de que me jode la vida. Lo que antes veía como una salvación, ahora sé que es mi ruina...".

"En AA damos ayuda, no hacemos proselitismo, no le decimos a nadie lo que tiene que hacer", cuenta Juan Pedro, un ex empleado de banca que bebía para vencer su timidez. "Con cuatro copas me creía el rey", confiesa. Desde hace años visita periódicamente Puerto 3 y el Centro de Integración Social. "Si alguien nos necesita, ahí estamos al teléfono 24 horas al día. Si un compañero me dice a las tres de la mañana -sereno- que está muy mal y que va a beber, yo me levanto de la cama y voy a verlo".

El funcionamiento de AA responde a doce tradiciones y su programa de recuperación se resume en doce pasos que tienen como objetivo el reconocimiento de la enfermedad, la voluntad de luchar contra ella, la reparación de los daños causados -a sí mismos y a los demás- y la promesa de llevar el mensaje a otros alcohólicos. Pese a que en ellos se habla de Dios y de un poder superior, "AA no es una secta, ni depende de ninguna iglesia, partido político o institución", aclara David, vocal de información del Área 19. "No aceptamos ayudas públicas ni donaciones de ningún tipo. Nos autofinanciamos con nuestras propias aportaciones. En cada grupo se pasa una bolsa en la que se mete la mano cerrada y se saca abierta, de manera que nadie sabe quién ha puesto ni cuánto ha puesto". Recientemente AA recibió un premio nacional que conllevaba una importante dotación económica. Fue donada a una ONG.

Con Alcohólicos Anónimos se puede contactar en la provincia de Cádiz llamando al 606 210 001 o acudiendo a alguno de los grupos que se recogen en www.alcoholicos-anonimos.org.

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