el análisis

Cádiz según el alcalde

  • González insiste en las quejas por el obstrucionismo que sufre desde la oposición

  • Limita la autocrítica ante la labor de su gobierno aunque anuncia que en 2017 van a trabajar en recuperar la calle

CÁDIZ SEGÚN EL ALCALDE

CÁDIZ SEGÚN EL ALCALDE

En el séptimo párrafo del extenso artículo que el alcalde de Cádiz, José María González, publica en la edición de hoy de Diario de Cádiz se aporta la clave principal de la gestión del gobierno de coalición, formado por Podemos y Ganemos, para el año que ahora se inicia: recuperar la calle y el contacto con los ciudadanos; explicarles directamente lo que se hace y lo que no se puede hacer. Van a los barrios, dice el alcalde "a rendir cuentas pero sobre todo a escuchar".

El gobierno de izquierdas, que llegó a Cádiz casi por sorpresa, sin creérselo ellos y, menos, sin creérselo quienes estaban frente a ellos, considera que ya se ha asentado en la gestión de la ciudad; ya ha pasado el primer año que consideraban vital para constatar si eran o no capaces de llevar adelante una ciudad y ver si la oposición les descabalgaba del poder con una moción de censura. Siguen vivos y, más aún, ahora consideran que están muy vivos hasta el punto que si a las pocas semanas de comenzar su andadura más de uno asumía que en 2019 iba a ser muy complicado repetir en el poder, ahora apuestan a que sí van a seguir en el mismo, a pesar de todos los traspiés propios y extraños sufridos en los meses pasados.

Habla el alcalde de que en 2017 van a salir de una habitación cargada de ruido. El que produce gestionar una ciudad tan complicada como Cádiz con un equipo tan endeble, que lo primero que hizo es poner en marcha una caza de brujas sin tener en cuenta que ello suponía desmantelar las bases de la gestión diaria, como después han podido comprobar. Una habitación cargada de ruido producto de quienes, es cierto, han intentado bombardear una y otra vez la gestión de González y los suyos, que no olvidemos que aún no llevan ni dos años gobernando. Una habitación cargada del ruido de una ciudad en crisis, con miles de personas necesitadas de ayudas públicas y un desempleo disparatado, todo ello soportando una deuda municipal que supera los 250 millones de euros. "Con este dinero que hay que devolver resulta más complicado sacar adelante con agilidad nuestro modelo de ciudad", reconocía hace poco uno de los referentes de la gestión de Podemos-Ganemos en San Juan de Dios.

Dicen que, este año, saldrán de la habitación del ruido y se marcharán a la calle. "Vamos a salir de ella y nos vamos a ir a rendir cuentas a los barrios, buscando el contacto directo, la crítica constructiva y las propuestas de todas las personas que aman a la ciudad cual fuera su voto en las elecciones", afirma el alcalde José María González.

Esta reflexión plantea varias cuestiones. Por una parte, está claro que se está abriendo una brecha entre el gobierno de coalición y una parte de los colectivos ciudadanos que le apoyaron en 2015. Esta circunstancia es claramente palpable en los plenos que mensualmente se celebran en San Juan de Dios. Dudo que hace año y medio, antes de su discurso de investidura, González pensase que se iba a ver obligado a ordenar el desalojo del salón del plenos de ciudadanos quejosos con su gestión, como ha pasado ya en varias ocasiones. O que colectivos de parados, okupas o mujeres víctimas de la violencia de género, iban a salir a la calle a protestar contra ellos. O que la mayor parte de las asociaciones de vecinos y de comerciantes iban a despotricar por la gestión de sus concejales.

Así, antes de que esta brecha se haga más grande e imposible de salvar, González anuncia la vuelta a los barrios "para que el Ayuntamiento tenga las mismas urgencias y prioridades de la gente".

La segunda cuestión es que la oposición, pensando en el 2019, deberá de tener cuidado ante este anuncio del alcalde. Ni socialistas, ni populares, ni ciudadanos deben menospreciar la capacidad de conexión que José María González tiene con una buena parte del ciudadano de a pie, sea de la ideología que sea, como en su momento la tuvo Teófila Martínez. Basta con que logren restablecer esta conexión perdida para afrontar el 2019 con más garantías de triunfo.

No obviemos la particular situación en la que se encuentra la oposición en Cádiz. El PP no tiene definido quién será su candidato o candidata. Teófila Martínez sigue siendo su cartel principal. Tras el bajón tras el 2015, vuelve a estar con fuerza en el día a día de la ciudad. Ello indica también que por mucho que digan los populares, no tienen un candidato con gancho para sustituirla. Además, los conservadores no deberían de centrar sus esfuerzos para retornar al gobierno sólo en la figura de la ex alcaldesa, pues sin duda será igualmente importante presentar un programa de ciudad totalmente renovado tras su fracaso en 2015.

Los socialistas gaditanos están pendientes de lo que ocurra en el congreso nacional de junio. Por activa y por pasiva han dejado claro que no van por una moción de censura contra González. Saben que para su dañada imagen sería un suicidio ayudar a Teófila Martínez a volver a la Alcaldía. Pero tampoco están por la labor de gobernar con Podemos y Ganemos, simplemente porque no hay conexión con ninguno de ellos. Por si fuera poco, en Podemos tampoco tienen ganas de contar con la presencia de los socialistas en su gabinete, conscientes de que las bases no lo entenderían, por lo menos ahora.

Y es ahora porque juegan con la esperanza de que el sector crítico de la socialistas asuma el control del partido en Cádiz y se lance a los brazos de Podemos, teniendo en cuenta el alto grado de simpatía que hay entre buena parte de esta militancia.

En cuanto a Ciudadanos, busca tener más espacio del que dan sus apenas dos concejales. Han soñado, incluso, con convertir a su portavoz en alcalde, en un hipotético pacto a tres que dejase fuera de la Alcaldía a González. Sueño más que realidad.

Menciona el alcalde con dureza en su artículo el escaso apoyo que la ciudad recibe de la Junta de Andalucía. Un lamento que recuerda a los primeros años del gobierno de Teófila Martínez y en el que tiene toda la razón.

Más allá de desencuentros en las conversaciones que las dos administraciones mantienen, cargadas unas y otras de razón, la Junta atesora demasiados proyectos pendientes cuyo desarrollo son trascendentales para la ciudad, gobierne Podemos o no.

Por lo demás, se echa en falta un mayor grado de autocrítica del alcalde en su largo texto. Esperemos que ello sea sólo para la galería y que José María González tenga claro que no todo lo que sale mal es por culpa de los otros, sino de una mala gestión.

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