ENTRO de los festejos del Centenario de la Constitución tuvo lugar el primer despegue de un avión en Cádiz.

Un enorme contingente de público se trasladó a Puerta Tierra, aprovechando cuantos medios de locomoción se hallaron a mano, llenando todos los tranvías, carruajes y jardineras de Cádiz. Miles de personas también llegaron al Balneario a pie, esa circunstancia prestaba mayor colorido al evento. A las tres de la tarde, hora de empezar el espectáculo, todo Cádiz se trasladó a la playa. Entre los invitados estaba el ministro de Instrucción Pública que se desplazó al Balneario en el automóvil de Abárzuza.

El joven aviador Benito Loygorri, de 27 años, primer español con título de piloto

En la playa se habían colocado numerosas sillas, que fueron ocupadas en su totalidad; en la terraza del Balneario se improvisaron gradas para tres filas de sillones, y cerca de la baranda, pequeños palcos ocupados por distinguidas familias de la capital.

El joven aviador Benito Loygorri, de 27 años, primer español con título de piloto, se trasladó con su biplano Lommer hasta el borde del agua. A las cuatro y cuarto de la tarde el avión se deslizó en dirección a Torregorda. En aquel sitio viró en el suelo y se elevó nuevamente a menos altura que la vez anterior aterrizando enseguida. El milagro se había producido y el público, que no podía contener la emoción, rompió en una prolongada ovación seguida de muchos aplausos. El vuelo duró escasos minutos y el aeroplano aterrizó cerca de Cortadura después de haber recorrido como un par de kilómetros.

Loygorri intentó de nuevo volar a las cinco de la tarde con el mismo resultado. Se suspendió la fiesta y se aplazó para el día siguiente a la misma hora, siendo válidas las mismas entradas.

El público, como es lógico, se retiró defraudado, pero sin plantear problemas como en otras localidades en que llegaron a quemar los aeroplanos.

Hubo más vuelos el lunes y un accidente por aterrizaje largo porque el biplano alcanzó el mar y los tripulantes fueron salvados por una lancha.