La Tienda Azul, situada en la calle San Miguel, es el primer comercio de Andalucía que ha cambiado las tradicionales bolsas de plástico para portar las compras por otras de algodón ecológico, una medida que se viene desarrollando en distintos países como un testimonio de respeto con el medio ambiente y de la concienciación social contra el cambio climático.

Al estar confeccionadas en tela de algodón cien por cien natural las bolsas pueden ser reutilizadas para efectuar otras compras en otros establecimiento, evitando con ello que dichos comercios entreguen bolsas de plástico. Asimismo, los envoltorios de regalo se realizarán también con algodón ecológico, suprimiendo el habitual envoltorio de celofán.

María José Otero, gerente de La Tienda Azul, afirma que con la novedosa medida estima que van a dejar de utilizar unas 6.000 bolsas de plástico al año y que incluso los lazos para regalos serán de muselina.

La iniciativa, que cuenta con el apoyo de la Delegación de Medio Ambiente del Ayuntamiento, Eléctrica de Cádiz y la empresa Sufi-Cointer, concesionaria del servicio de limpieza, fue presentada ayer, coincidiendo con el Día Mundial del Medio Ambiente, durante un acto que contó con la presencia del teniente de alcalde José Blas Fernández.

Las bolsas de algodón ecológico son fabricadas por una empresa belga y suponen una singular aportación a la defensa del medio ambiente, ya que evita la utilización de las de plástico, que tardan mucho tiempo en destruir.

El edil elogió la iniciativa del establecimiento, deseó que gastaran muchas bolsas de algodón y dijo que esperaba que otros comercios de la capital siguieran el ejemplo de La Tienda Azul.

Según datos de la organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en el mundo se cultivan cerca de 35 millones de hectáreas de algodón, siendo la India el país que figura a la cabeza con 9 millones de hectáreas, seguido de China y Estados Unidos. En España es Sevilla la provincia que se sitúa a la Cabeza en producción nacional, con 50.137 hectáreas.

El cultivo ecológico, o tradicional, supone también un beneficio a los agricultores, entre ellos una mejor salud, al no exponerse a venenos, y la posibilidad de contar con una diversidad de cultivos con distintos objetivos, unos para autoconsumo y otros para venta en los mercados locales y que, finalmente producen una sostenibilidad económica y un desarrollo armónico con la tierra y los seres humanos.

En el sector trabajan en el mundo más de cien millones de personas.