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La costumbre de sobrevivir

  • Expertos en Economía hablan del fracaso de modelo y echan en falta una mayor apuesta por la educación y el conocimiento Mientras, el gaditano sigue aguantando

En el año 2008, al principio de la crisis, un responsable de la Junta de Andalucía en Cádiz pronunció la siguiente frase: "Estoy convencido de que Cádiz será la tierra de las oportunidades". Probablemente, como la mayoría, no imaginaba el largo camino en el desierto que le esperaba a esta provincia y el resto de España.

Esa frase es importante porque refleja a la perfección el origen que, para varios expertos consultados por este periódico, tiene el problema al que se enfrenta Cádiz. No se supo ver, no se tomaron medidas y no se ha sabido reaccionar. Hoy, simplemente, se sobrevive. La situación casi eterna de empobrecimiento de la clase trabajadora, del aumento del paro y la reducción constante pero paulatina del tejido productivo ha llevado a Cádiz a una situación extrema: cada vez menos población, cada vez menos activos para trabajar y, a su vez, cada vez más parados.

Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) conocidos el pasado jueves situaron de nuevo a Cádiz como la provincia con mayor tasa de España y de Europa: el 40,77%. Y, también, como una de las provincias con mayor pérdida de población activa: 22.700 potenciales trabajadores menos en un solo año.

Estos expertos coinciden en señalar como uno de los grandes fallos en la génesis del problema la falta de apuesta por la educación, entre otros. De hecho, según la EPA, en la provincia de Cádiz había en diciembre pasado un total de 447.600 gaditanos en situación de inactividad (lo que representa el 44,76% del total de la población). Pues, de ellos, entre jubilados, pensionistas e incapacitados, en la provincia había a final de año 226.800. Justo la mitad. Sólo jubilados y pensionistas gaditanos eran a final de 2013 174.900 personas, la cifra más alta de toda la serie histórica de la EPA hasta 2005. Los afectados por incapacidad permanente, 51.900, también el dato más alto de la serie.

Sin embargo, el número de estudiantes (también incluidos en el apartado de inactividad), eran en diciembre pasado 67.900, lo que lleva a Cádiz al nivel de estudiantes que había en 2007, antes de la crisis. El resto de la cifra se completa con los incluidos en el apartado de labores del hogar, con 140.400 personas.

Y la pregunta vuelve a ser: ¿Cómo y quién para esta situación? José Ruiz Navarro es catedrático de Organización de Empresas y director de la Cátedra de Emprendedores de la Universidad de Cádiz. Opina que "lo más preocupante de esta provincia es la contradicción, la brecha que se observa entre la brutal crisis económica que sufrimos con la crisis social aún más escandalosa si se enfrenta al potencial de recursos que tiene Cádiz".

Para Ruiz Navarro, el descenso en el número de personas activas "es una hipoteca para el futuro que seguiremos sufriendo". Con lo que, desde su punto de vista, "se ha roto el equilibrio social, algo básico, el contrato social que marcó Europa. El modelo de desarrollo de ese contrato dice que las regiones que más crecen son las que más invierten en Educación, las que tienen un sistema público eficaz y con un tejido empresarial innovador y nosotros vamos contra ese modelo: recortes en Educación, la Administración no se coordina y el tejido empresarial, sin financiación".

En contradicción con eso que está ocurriendo en Cádiz y en España, el catedrático sitúa un ejemplo muy cercano: el sector aeronáutico. "Invierte en formación, tiene paz social y un modelo productivo ejemplar. Lo tenemos ahí mismo y nadie es capaz de seguirlo", opina.

Y, más crítico, llama la atención sobre la figura del Consejo Económico y Social de la provincia de Cádiz, dependiente de la Diputación Provincial. "El CEyS no está respondiendo a esos modelos, el talento y el conocimiento de la Universidad no están presentes en la estrategia de desarrollo y la inversión pública está parada por la ortodoxia excesiva de los más reacios a lo público. Es un gran error".

También asegura que "falta liderazgo en lo institucional, en lo social y en otros muchos campos". Por eso, concluye que "con una Ley de Emprendedores que no funciona, con una reforma del Estatuto de los Trabajadores que deja a las empresas sin el mejor capital intelectual, con la corrupción, con la desigualdad en el reparto de la riqueza...Si no cambia todo esto, si no se buscan a personas capaces de aunar voluntades y eliminar la mediocridad en los puestos de responsabilidad, la legitimidad del sistema acabará cayendo".

Otra opinión contrastada es la del decano del Colegio de Economistas de Cádiz, Félix Mario Muñoz. Una frase resume su análisis de la situación: "Sobrevivir en una situación crónica de insostenibilidad". Para Muñoz, lo más grave de esta situación "es que el diferencial respecto a Andalucía y el resto de España aumenta, convirtiéndose en una brecha estructural que aún es más profunda en este largo e incierto periodo de crisis que atravesamos desde 2008. Todo ello sin entrar a considerar que la diferencia positiva interanual no es más que un espejismo, debido a la pérdida de población activa derivada de fenómenos migratorios que obligan a muchos gaditanos a abandonar nuestra provincia".

El análisis del tejido productivo de nuestra provincia, añade el decano, "en contraposición a la existencia de un nuevo mapa geoestratégico productivo y a las medidas económicas de carácter político de los últimos años, nos confirma que no se ha actuado con la flexibilidad necesaria para adaptarnos a la nueva realidad".

Cree que "nuestro sector productivo se basaba principalmente en sectores industriales que se caracterizan por un uso intensivo de la mano de obra, como son el sector naval y la automoción. Los procesos de deslocalización ante la aparición de países que acaparan dichas actividades intensivas en factor trabajo por sus bajos costes, nos han condenado al desmantelamiento de dicho tejido productivo". Por otra parte, asegura que las decisiones económicas de carácter político tomadas desde la UE en materia de reordenación del sector agroalimentario "han mermado la capacidad de generación de empleo de dicho sector".

Pero, para Félix Mario Muñoz, lo más preocupante de esta situación es que "no es nueva ni se ha producido en un intervalo de tiempo que no haya permitido reaccionar sino que, por el contrario, esta sangría se ha producido durante la última década, si bien al principio el espejismo del sector inmobiliario enmascaraba la situación real que se acabó reflejando".

Considera preocupante "observar cómo el tiempo va transcurriendo y aún no se define un nuevo modelo productivo para nuestra provincia". Coincide con Ruiz Navarro al afirmar que, en los últimos años, la implantación de sectores con una mayor carga tecnológica, como es el caso del aeronáutico, "nos demuestran que no precisan de un uso tan intensivo de mano de obra como los sectores anteriormente mencionados, por lo cual son incapaces de recolocar el excedente de factor trabajo que se refleja en nuestra tasa de desempleo". Y también es partidario de un nuevo liderazgo: "Ante las premisas de un nuevo escenario global es precisa la reacción por parte de todos los agentes sociales para establecer un nuevo modelo productivo que genere la creación de un tejido empresarial lo suficientemente denso como para absorber a nuestro capital humano".

Y todo, para Muñoz, lleva al "drama humano" del desempleo, "que acompaña a esta situación insostenible en la que muchas familias apenas logran sobrevivir amparadas por un fuerte tejido social, entidades sociales, y una fuerte carga cultural que coloca a la familia como un pilar de nuestra estructura social donde encuentran cobijo los más castigados por la situación actual".

La conclusión del decano del Colegio de Economistas es que "las decisiones que debían haberse tomado hace mucho tiempo son ahora acuciantes y vitales para nuestro futuro".

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