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Provincia de Cádiz

El turismo rural en la provincia dobla sus plazas pero no despega

  • Empresarios se quejan del intrusismo y los porcentajes de ocupación se han desplomado en seis años

El turismo rural no acaba de cuajar en la provincia, según los últimos datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística. No cuaja en cuanto a ocupación, aunque el número de viajeros haya crecido en más de 2.000 en los últimos seis años en cuanto a turistas nacionales y en cerca de 3.000 turistas extranjeros. Es decir, los establecimientos rurales de la provincia recibieron en 2006 19.500 viajeros en total y en 2012 fueron 24.700. El problema es que hay más comensales para la tarta: hay más dinero pero muchísimos más entre los que repartir . No mucho bagaje para el gasto realizado en promoción en todo este tiempo, si se tiene en cuenta, además, que la estancia media de cada viajero, es decir, las pernoctaciones de cada uno de los visitantes han bajado de 3,7 a 3,5 en temporada alta, muy por debajo de la media de la región en el mismo periodo, que está en 4,3.

Además, estos datos no son muy optimistas si se tiene en cuenta que en todo este tiempo se ha pasado en la provincia de contar con 56 establecimientos rurales registrados a casi el doble, 93, y de tener 695 plazas a superar las 1.150. El resultado de esta 'burbuja' es que se ha pasado de contar en temporada alta (agosto) de una ocupación de un 55% a estar en la actualidad en un 39%. Si nos vamos ya a la temporada media (abril) se ha pasado de un 32% a un 18%.

 

Además, el incremento de plazas que recoge el INE es una cifra engañosa, según afirma Antonio Fernández, presidente de la asociación de empresarios de turismo rural de la Sierra de Cádiz: "La oferta ha aumentado muchísimo y la demanda se ha quedado estancada. Casi todos los pueblos se han enganchado a este sector como vía para solucionar su crisis y si se cuelgan muchas cosas del mismo gancho, el gancho se cae. Antes el turismo rural estaba centralizado en la sierra alta, en cuatro o cinco poblaciones. Ahora hay establecimientos en toda la Sierra. Y el problema no es tanto que se abran negocios, sino un intrusismo salvaje, que siempre ha existido pero ahora se ha incrementado. La gente que se compró casitas en la Sierra en los años buenos, quiere rentabilizarlas ahora, sin control alguno por parte de nadie: las autoridades locales no quieren enemistarse con los vecinos y Turismo dice que no tiene medios para controlarlo. El resultado es una economía sumergida salvaje y una sobreoferta impresionante que hunde a los profesionales que podríamos generar empleo". La prueba está en que el empleo generado ha crecido de manera tibia en este plazo analizado. En seis años se ha pasado de tener 130 trabajadores a elevarse hasta 180 en temporada alta. Un resultado pobre para un sector económico del que tanto se ha hablado como una de las soluciones a la estacionalidad del sol y playa.

 

Además, las previsiones para este año, según Fernández, no son halagüeñas a juzgar por las reservas. "Esta temporada, a no ser que todo cambie radicalmente, lo que no se prevé, vamos a tener menos visitantes. La gente ha vuelto a veranear al campo, pero a casa de los abuelos".

 

La mayor empresa dedicada al turismo rural en la provincia es pública, Tugasa, y los resultados se podrían resumir en el estado de cuentas de una empresa creada en 1975 y en manos de Diputación a partir del año 88. Sus resultados nunca estuvieran claros  más allá de los mensajes triunfalistas de sus hoteles, que nunca fueron ciertos. Hoteles sin apenas mantenimiento, no reformados desde su inauguración: "Cualquier día te sale Fernando Esteso de la cocina", bromea un empleado. 

 

Cuando se obtuvieron en 2010 los datos reales de los nueve hoteles de esta red de establecimientos rurales, la increíble historia de una cadena hotelera en manos de una Diputación, una cadena de hoteles de desastrosa gestión pagada por los gaditanos, se halló un boquete de cinco millones de euros. No era todo tan bonito como se pintaba y la ocupación real de estos establecimientos deficitarios, que posiblemente en manos  privadas estarían abocados al cierre, no llegaba al 20% anual. Alejandro Sánchez, vicepresidente de Diputación, llegó a calificar como "disparate" la gestión de una sociedad pública que ofrecía descuentos de hasta un 50% en sus hoteles a los miembros de su consejo de administración.

 

Inmaculada Olivero, responsable de Turismo de Diputación, reconoce el hipo que le causó hacerse con la gestión de la supuesta 'perla' de la Diputación. "Vaya regalito". De momento, se ha conseguido incrementar la ocupación al 33% y están previstas reformas en los hoteles de El Bosque y Vejer, pero Olivero advierte de que "no podemos destinar grandes cantidades a una cadena de hoteles con los problemas que tienen los pueblos de nuestra provincia. Tugasa se tiene que autofinanciar, pero por mucho que subamos los índices de ocupación esos ingresos no permiten tapar el tremendo agujero".

 

¿Cuál es la solución entonces? ¿Privatizar? Olivero no menciona esa palabra, pero sí dice que los gaditanos no pueden pagar "una cadena de hoteles y Tugasa tendrá que presentar un plan de viabilidad y, a partir de ahí, analizar las posibilidades que se nos presentan". Olivero no lo dice pero sí, privatizar si es que alguien quisiera comprar. De momento, 'vende' los hoteles. "Es una magnífica red en pueblos con un enorme potencial. Lo que pasa es que ni se realizó una correcta comercialización ni existió interés en sacarlos adelante. Para lo que sí sirvió fue para hinchar una plantilla con objetivos puramente políticos en los pueblos".  

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