Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

UNA de las señas de identidad de esta ciudad es el plaquismo. Como dijo Antonio Cabrera "Cádiz la mar de placas". Están por un lado las que se fijan en las paredes para recordar cualquier momento importante de la vida de la ciudad o a cualquier persona digna de mención: placa a la Batalla del Palillero, placa al primer octavillita de comparsa, placa al primero que cantó "hemos venido a emborracharnos" y cosas por el estilo. Es una de las vertientes públicas del plaquismo que con más denuedo hemos observado en la ciudad: "En esta Iglesia lloró por primera vez el Hermano Mayor un Lunes Santo ante la imposibilidad de que saliera en procesión...". Por decir algo. La ciudad está llena y recuerdan todo tipo de cosas: unas grandes de mármol y otras pequeñas de cerámica, pero todas con el fin de recordar cualquier cosa. En La Laguna pusieron una para Andy&Lucas, que llevan cantando unos pocos años. El Ateneo se dedicó durante un tiempo con intensidad a este menester y se añadieron a la amplia trayectoria gaditana unas cuantas placas más que recordaban a gaditanos de todo tipo hasta que llegó la crisis y mandó parar.

Luego está el plaquismo pret a porter, el plaquismo de movilidad : otra pata de esta industria pesada de la ciudad que dio empresas importantes como Muñoz Grabador y Curiá, por decir dos  del ramo. Aquí a poco que te distraigas te engargolan una por la causa más peregrina. Si un redactor de Radio Cádiz se mete a cartujo, un poné, pues él mismo se organiza una letanía de despedidas para llenar el mueble bar de placas. Luego cuando sale del convento no las devuelve, para qué. Si uno da una conferencia, si participa en una jornada cultural, si ayuda a cualquier entidad ¡zas!, te endilgan una placa. Tan es así que al flamante nuevo gerente del Bicentenario, Emilio Aragón, le organizamos un homenaje cuando lo largaron de Cajasol a la prejubilación y fue un diluvio de placas hasta el punto de que la entidad ASIN-E le obsequió un bote de sidol para el mantenimiento del parque plaquístico. Estamos a la espera de que Emilio nos haga a todos nosotros un acto(con croqueta incluida, claro) para devolvernos las placas ahora que ha vuelto felizmente a la actividad.

Así es que no cabía otra que la llegada de ladrones y coleccionistas.¿A dónde iba a ir un coleccionista de placas para aumentar su colección? Pues a Cádiz. Un americano impasible fue descubierto por Ignacio Casas con una escalera por la calle Veedor cogiendo placas para su colección. Hasta los Estados Unidos de América ha llegado la justa fama de la ciudad en materia de placas. Es lo natural, es una de nuestras principales aportaciones al I+D+i . Creo que Jesús de Sobrino debería sacar en su sección y blog de emprendedores a quienes promueven tal afición gaditana, esa singularidad que nos va a volver a convertir en Emporio del Orbe. Mientras tanto hay que hacer un catálogo de placas gaditanas y señalar su grado de protección. Se impone un estudio de la UCA al respecto que analice el origen, la situación y la proyección de futuro. Ahora que el rector va a quedar ocioso podría dedicarse a tal menester mientras le dan el cargo que ha solicitado.

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