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Con la venia

Fernando Santiago

El malage de Cádiz

Se acaba de editar un libro con el sugestivo nombre de "El duende de Cádiz" y yo me pregunto ¿es que en Cádiz nada más que hay graciosos? ¿No queda ningún malage? Y yo mismo me respondo: sí, yo mismo. Pero claro, no voy a ser el único. Lo que ocurre es que no se quiere reconocer la evidencia: ni todos los gaditanos somos graciosos ni todos los de fuera son malages. Hay gente con arte fuera de Cádiz. Incluso en Jerez. Y hay siesos en Cádiz además de quien escribe. Así que es hora de defender a los tipos sin gracia, sin duende y sin arte, a quienes no bebemos, no bailamos, no sabemos contar chistes, no salimos en agrupaciones y no se nos ocurre nada ingenioso. Es el momento de decir alto y claro que en Cádiz hay siesos, y más de los que se piensa. Yo mismo, sin ir más lejos, no he dado nunca una conferencia, ni siquiera un pregón , aunque sea de pueblo. No soy del Casino, ni de la Academia Hispanoamericana, ni del Ateneo. No he sido Rey Mago , ni siquiera Cartero Real o Estrella de Oriente. No he pisado las tablas del Falla en mi vida. No se me pone el vello de punta cuando pasa el Nazareno ni he visto jamás el rayo verde en La Caleta. No sé cantar ni sé distinguir un tenor de un barítono, para qué decir esa cosa tan extraña que llaman octavilla. No hablo con el gracejo de los naturales de esta tierra y nadie se ríe jamás de las cosas que digo. Y en cambio nací en La Caleta, como cantaban "Los bichitos de luz" . Así que hay que romper con la invisibilidad de los malages de Cádiz, reivindicar nuestro derecho de ciudadanía. Nadie nos canta ni nos escribe libros, no nos dedican programas de radio y cuando vienen a Cádiz las televisiones no nos llaman para hablar. No hemos hecho jamás un monólogo por televisión así que me río yo de la invisibilidad de las mujeres . Cuando se trata de siesos nadie se acuerda de nosotros. A mí también me hubiera gustado comer de gañote en Los Tarantos y decir alguna pamplina, pero como no tengo gracia me lo tengo que pagar yo mismo sin que nadie me preste atención.

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