Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Flor de sal

Juan Martín Bermúdez

Valientes y fanfarrones

Salarte es una entidad que no debería existir. Es fruto del drama ambiental, socieconómico y cultural que provoca el abandono de la marisma salinera, y de la desventaja competitiva frente a otros países europeos, que gestionan sus salinas como agrosistemas y se benefician de la Política Agraria Comunitaria o de la aplicación de medidas agroambientales, entre otras.

Nuestras salinas marinas se rigen por la Ley de Minas de 1973; no pretendan acceder a una salina sin autorización, ya que estarán entrando en una explotación minera e incumpliendo la ley.

 

Paradojas aparte, todos deberíamos conocer que la sal marina virgen y la flor de sal no están compuestas únicamente cloruro sódico; cuentan con numerosos oligoelementos fundamentales para el funcionamiento bioquímico de nuestro organismo. Pero hasta “ayer” un salicultor artesanal de Chiclana no podía vender su sal en una tienda del barrio de La Viña, aunque sí podía venderle a un salinero europeo las toneladas que deseara a precio de saldo para que éste la envasara y vendiera con su marca en Europa o en Estados Unidos a precio de oro…blanco.

 

Hasta que conseguimos -con mucha ayuda- cambiar la ley estatal, el ordenamiento jurídico español exigía que toda la sal tuviese más del 97% de cloruro sódico, obviando que la sal marina recolectada manualmente no utiliza maquinaria pesada para su cosechado. Al recogerse a vara, la extracción artesanal no ensucia los cristalizadores, no hace necesario lavar la sal y, en consecuencia, atesora oligoelementos marinos como flúor, yodo o calcio. Elementos que la Organización Mundial de la Salud estima imprescindibles para prevenir enfermedades como el hipotiroidismo o bocio simple.

 

La sal marina virgen no es sólo sal: contiene del 88 al 94% de ClNa, el resto son nutracéuticos clave para la salud humana. Hemos demostrado que nuestras salinas son mucho más que sal; e impulsamos iniciativas de custodia territorial que generan empleo, turismo, pescado de estero, algas, educación, cultura… gestionando reservas naturales que fomentan la biodiversidad.

 

Todo está inventado. El modelo a seguir es el francés, y las experiencias cooperativistas desarrolladas en la Isla de Rè, Guérandè o Noirmoutier dan vida a estas comarcas. Sin ir más lejos, el Valle Salado de Añana o las salinas de Es Trenc han convertido este sueño en realidad. Una realidad que los gaditanos tenemos que ver como un objetivo irrenunciable y por la que Salarte trabaja con la imprescindible ayuda de la población local.

 

Tras conseguir bautizar la Sal Marina Virgen y la Flor de Sal y diferenciar los métodos artesanales, hoy custodiamos y difundimos este imponente legado a través de la gestión integral de la marisma salinera. La Esperanza, La Covacha y San José son ejemplos de ello; ahora le toca a la Salina El Consulado, en la que Cargadores a Indias trocaban mercancías y daban carena a los navíos de la Armada Española antes de que los fanfarrones asediaran Cádiz desde Fort Louis.

 

Cádiz es la envidia ambiental, cultural y territorial de Europa, pero aún no lo creemos, ¿tiramos pa´lante entre todos y se lo contamos al mundo?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios